⇀𝘑𝘢𝘺 𝘗𝘢𝘳𝘬↽

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"Sus ojos callan mil verdades y desafían a vientos y mares. Sus ojos, esquivos, aún conservan su brillo. Los pájaros siguen cantando a la aurora y sus ojos les sonríen sin demora. La lluvia no existe, no hay nubes negras, sus ojos han decidido abrirse a las estrellas."

Nerea Nieto

El tímido canto de los pájaros es lo único que se escucha en el parque, además de nuestra calmada respiración, y sólo puedo pensar en lo mucho que añoraba tenerte a mi lado

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El tímido canto de los pájaros es lo único que se escucha en el parque, además de nuestra calmada respiración, y sólo puedo pensar en lo mucho que añoraba tenerte a mi lado. Así, sin apuros ni responsabilidades que nos aparten.

-¿Cuál es tu color favorito?-sueltas de la nada, sacándome de mi dedicada labor de encontrarle forma a las nubes.

-¿Llevamos saliendo 2 años y aún no lo sabes?-giro mi cabeza para encontrar tu rostro, que descansa en el césped a mi lado.

-Oh, vamos, no puedes culparme. Siempre cambias de parecer. -te doy la razón con una carcajada, y es que ese es mi más grande defecto, la indecisión.

-No voy a negarlo.-ruedas tu cuerpo, recostándote sobre tu lado, para enfrentar tu mirada con la mía, aún con una dulce sonrisa bailando en tus labios.

-¿Entonces? -insistes levantando las cejas con impaciencia.

-No lo sé, en realidad.- tus ojos, aún fijos en los míos, me enredan en ese lento vaivén de tu pestañas, pero negando el evidente latido errático que ese pequeño acto causa en mi corazón, me obligo a anclarme a la realidad nuevamente.

-¿Cómo puedes no saber?-demandas con diversión, golpeando mi brazo suavemente, ajeno a mi debate interno.

-Hay tantos colores en el mundo que sería injusto elegir solo uno.- sostengo risueña, aún atenta a tus facciones. Y por supuesto, con el poco control que tengo a tu alrededor, termino por dejar que la llema de mi dedo recorra el perfil de tu nariz. Hasta que noto lo estúpidas que suenan las palabras que habia soltado- Tal vez lo que digo no tiene mucho sentido.

-Sí lo tiene, tonta-reprochas molesto. Y es que siempre odiaste que le quitara valor a mis pensamientos, pero sabes que aún lucho con ello. No puedes culparme cuando aún lo estoy intentando.

-¿Y el tuyo?-decido cambiar el foco de atención, pues sé a donde se dirige esta conversación. Porque aún cuando amo tus palabras de apoyo y tus largos discursos de la importancia del amor propio, no quiero arruinar el momento. No cuando todo lo que nos rodea desaparece y somos nosotros dos, en nuestra pequeña burbuja.

-Diría que el amarillo, pero no un amarillo brillante. Algo más cálido, como el primer rayo del sol en la mañana.- por supuesto, no esperaba algo menos de ti, siempre otorgándole un tierno significado a las cosas más simples. Y siquiera antes de pensar en detenerlo, mi corazón se salta un latido y el pecho se me contrae dulcemente. Después de tanto tiempo, aún sigues enamorándome con lo más pequeño.

-Poético- opino, tratando de esconder el notable sonrojo que desciende por mi cuello a causa de los pensamientos que recorren mi mente.

Y cuando logró calmar el desastre de emociones que se enreda en mi pecho, tu comparación con el color amarillo me hace pensar inmediatamente en nosotros.

En ti.

La primera sensación de calidez luego de una sombría y gélida noche. Tan parecido a lo que sentí en cuanto diste un paso en mi vida, sacándome del profundo pozo en el que me veía atrapada. Tan parecido a lo que aún siento cada vez que me tomas en tus brazos.

-No te burles-pides entre risas, pero no puedo detenerme y continúo con los comentarios tontos y sin sentido, tratando de molestarte.

En un desesperado intento por evitar que notes que había estado observándote por ya demasiado tiempo, pues aunque el tiempo juntos sea largo, aun no puedo evitar sentir mis mejillas arder cada que te veo. ¿Cómo no sonrojarme ante tu profunda mirada? Sin importar el tiempo que pase, causará la misma intensa reacción en mi cuerpo. Justo como la primera vez.

-¿En qué piensas?-cuestionas luego de que las burlas y risas cesan.

-Nada, sólo...- tu mano encuentra la mía y deja suaves caricias en ella, transmitiendo esa suave y cálida sensación de la que siento me volví adicta-Pienso que tal vez ese también podría convertirse en mi color favorito, el amarillo del amanecer.

Porque tú, siempre serías y serás, mi amanecer preferido.

Porque tú, siempre serías y serás, mi amanecer preferido

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