⇢𝒀𝒂𝒏𝒈 𝑱𝒖𝒏𝒈 𝑾𝒐𝒏⇠

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"(...)te amo hasta quién sabe dónde, más, mucho más allá del amor y de la vida, te amo hasta la muerte; de tal modo que en vez de decir "te quiero" necesito decir: te muero, me muero de ti, me muero."

Jaime Sabines

Solté una risa somnolienta al escuchar los adorables quejidos provenientes de tu apolínea figura que dormitaba a mi lado

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Solté una risa somnolienta al escuchar los adorables quejidos provenientes de tu apolínea figura que dormitaba a mi lado. No importa el tiempo que llevemos juntos, puedo asegurar que los sonidos que dejas salir al estar dormido, me causarán ternura por el resto de mi vida.

Es una de las cosas que amo de despertar junto a ti, Jungwon, y por supuesto, la vista de tu adormilado rostro por las mañanas, tal y como puedo apreciarlo en este momento.

Me permito apreciar con detenimiento tus delicadas facciones. La forma en la que tus pestañas se entrelazan, en la que tus mejillas se abultan contra la almohada y tus labios se abren levemente, dejando escapar pequeños suspiros.

No lo pienso dos veces antes de deslizar mis dedos sobre tu sedoso cabello, disfrutando de como mi corazón se contrae levemente. Definitivamente estoy completamente perdida, lo supe en cuanto mi pecho se llenó de una calidez indescriptible y mis pómulos dolieron de tanto sonreír.

—No te detengas—suplicaste entre pucheros, aún sin abrir los ojos, en cuanto mi mano hubiese abandonado la labor de acariciar tu pelo.

A penas pude suprimir las ganas de sacudirme ante semejante ternura.

¿Cómo un ser humano puede ser tan adorable? Incluso aunque pude evitar convulsionar en mi lugar, me fue imposible no agarrar tus mejillas y plantar un beso en tus rosados labios.

La carcajada que acompañó la vista de una hilera de blancos dientes fue lo suficiente para enviarme al límite.

—Vamos a desayunar—exclamé entonces, a sabiendas de que continuar con aquel momento terminaría por hacer explotar a mi pobre corazón.

Pero siempre fuiste y seguías siendo un bebé, con todo y sus insistentes berrinches. Pero no me malinterpretes, cariño, aunque en otra persona lo hubiera detestado, no hay nada que pueda odiar si viene de ti.

Así que solo puedo ceder ante tus pedidos, y finalmente vuelvo a tu lado, dejando que tus brazos se envuelvan a mi alrededor y tu aroma me invada por completo.

—Quedémonos así un rato más—me pides, y solo me limito a hundir mi rostro en tu cuello, inhalando profundamente, llenándome de ti.

—La práctica comenzará pronto—te recuerdo, porque aunque me duela separarme de ti, alguno de los dos debe regresarnos a la realidad. Aquella donde estos momentos por las mañanas son los únicos que tenemos para nosotros.

Mis ojos pican con solo pensarlo, pero estos sacrificios son necesarios con tal de verte triunfar, haciendo aquello que amas. Después de todo, poder verte una vez al día, por más breve que sea, es mejor que no tenerte en absoluto.

Tu mano se desliza por mi espalda con suavidad, intuyendo lo que pasa por mi mente. Nunca dejará de sorprenderme lo bueno que eres para entender mis conflictos, incluso sin necesidad de palabras. Otra cosa que sumar a la infinita lista de las razones por las que me enamoré de ti, y aún me enamoro a diario.

Un beso en mi frente y dejo de sentir tu calor abrazándome. Puedo ver tu figura tambaleante desaparecer por la puerta del baño y decido que es hora de levantarme, dispuesta a preparar un desayuno para que empieces el día con energía, quizá con la pequeña esperanza de que sea lo suficiente para que cuando regreses a casa podamos hablar un poco más.

No lo tomes a mal, entiendo absolutamente el hecho de que llegues agotado luego de un día dando lo mejor de ti, pero eso no evita que me sienta desdichada al verte colapsar en nuestra cama apenas la tocas.

Daría todo en mi posesión con tal de tener un día para nosotros y salir como una pareja normal de jóvenes enamorados. Y aunque esa realidad está alejada de la nuestra, la esperanza de que una vez tu debut haya pasado, los días libres nos alcanzarán y podremos disfrutar de la compañía del otro sin apuros, se instala en mi con vehemencia.

Mentiría si dijera que no odié por mucho tiempo como la compañía para la que trabajas te robaba los momentos que podrías pasar conmigo, pero entendí luego que no podía ir contra aquello por lo que tanto habías luchado, aquello por lo que aún luchas.

Tus brazos sosteniendo mi cintura me sacan de la maraña de pensamientos en la que me convertí, y una sonrisa se desliza en mi rostro.

Es increíble la manera que tienes de cambiar mi ánimo con un solo toque, incluso con solo tu presencia.

Dejas un casto beso en mis labios, y susurras un "te amo" contra ellos, siento mi corazón saltarse un latido en cuanto te escucho y por supuesto que no dudo en responderte.

Por más efímeros que sean nuestros recuerdos juntos, mi amor, atesoraré todos y cada uno de ellos en lo profundo de mi ser.

Y aunque con cada momento mi corazón se sienta explotar, por ti, dejaría que lo hiciera complacida.

Y aunque con cada momento mi corazón se sienta explotar, por ti, dejaría que lo hiciera complacida

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