Breve recopilación de escenas que escribo en mis ratos libres con los miembros de ENHYPEN como protagonistas.
➢Mucho fluff y extra dulzura, suficiente como para causarte una diabetes.
Espero que disfruten y le den mucho amor
L♡
"Como más me gustas es cuando el silencio nos devora, y es tu mirada la que habla, porque tus ojos me cuentan todo lo que tú callas."
Sergio de Sa
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La música, proveniente de sus audífonos, resonaba fuertemente en los oídos del castaño joven, quien se hallaba perdido en sus pensamientos.
Su mente no dejaba de vagar en aquella oferta que se le había sido ofrecida. Por supuesto, sería estúpido negarla, pues era una muy buena oportunidad para alcanzar lo que tanto había buscado, debutar. Pero, con ello llegaba una gran responsabilidad, y el miedo de no ser capaz de lograrlo que se había instalado en su pecho, no hacía más que frustrarlo.
Las puertas del autobús se abrieron frente a él, y subió los escalones rápidamente, ansioso por llegar a casa y compartir aquella noticia con su familia. En momentos como esos, los consejos de su hyung eran lo único que podía poner sus pies sobre la tierra.
Sin embargo, era tal su divagación, que no notó la manera en la que se había quedado viendo a cierta castaña, hasta que esta le devolvió la mirada. Incómodo, la desvió con rapidez, pero fue incapaz de evitar que sus ojos la buscaran nuevamente.
Y así pasaron los minutos, en una guerra de miradas constante por parte de ambos, mientras el autobús comenzaba a llenarse lentamente. El asiento junto a la chica, quien se sentaba sobre el pasillo, fue desocupado y Heeseung se inclinó hacia aquella dirección casi inmediatamente. La muchacha, al percibir tal acción, se deslizó rápidamente hacia la ventanilla, esperando facilitar su acceso.
¿Cómo iba a decirle que sentarse no era su intención, sino que había sido empujado hacia ella por una persona que pasaba a sus espaldas? Por supuesto, el joven quería evitar la incomodidad, por lo que terminó tomando el asiento a su lado, siendo golpeado por un agradable olor a fresas, al instante.
No supo en qué momento el cansancio terminó por vencerlo, pero pronto se encontró dentro de un abstracto sueño, lleno de suaves almohadas de pluma, cálidas mantas de terciopelo y manantiales de leche de fresa. Para cuando abrió los ojos, su cabeza se hallaba apoyada en una superficie extrañamente reconfortante. Y levantando la vista, se encontró con unos almendrados ojos que lo miraban con terror. El rostro de la chica podría haber sido fácilmente confundido con un tomate, y Heeseung se sintió terrible de ser el causante de aquello.
Aunque intentó disculparse por lo ocurrido, su boca se negaba a soltar palabra alguna, por lo que resolvió alejarse para calmar la situación. A estas alturas, el vehículo se había vaciado y no le tomó mucho trabajo ocupar un asiento que se encontraba unos lugares más atrás.
Las luces de la noche entraban por la ventana constantemente, y la belleza de la ciudad se mostraba en todo su esplendor, pero el castaño no pudo concentrarse en ella. Sus ojos se desviaban al reflejo de la chica en el cristal constantemente, y como si hubiera sido llamada por su mirada, ella lo miró también. Así comenzó otra batalla, mucho más intensa que la anterior, ya que ninguno estaba dispuesto a apartar la vista. Las sensaciones que aquellos ojos fijos en los suyos le causaban, eran demasiado intensas para su corazón, que golpeaba contra su pecho a una velocidad vertiginosa. Pero aún así, no cedió, pues jamás se había sentido de tal manera, y no quería desperdiciar ni un minuto de aquella calidez que lo embargaba. Incluso cuando llegó el momento de que ella se bajara, sus ojos no se despegaron ni por un segundo.
El joven sintió que el mundo se caía a sus pies, cuando creyó que allí terminaría todo, y se lamentó de no ser lo suficientemente valiente como para darle un comienzo a aquella historia. Aun así, cuando vio la sonrisa que la chica le dedicó al pasar, sintió el coraje necesario como para ir tras ella.
Y así lo hizo, poniendo sus pies en el suelo en el momento en que las puertas estaban a punto de cerrarse, aunque aquella estuviera muy lejos de ser su parada.
Pero, mientras el frío viento golpeaba su rostro, cayó en la cuenta de que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Y mucho menos lo sabía la chica, quien lo miraba con ojos llenos de confusión, mientras se sentaba en un banco.
Sin saber bien cómo continuar aquel arrebato, terminó por tomar asiento junto a ella, dejando un gran espacio entre ambos. De todas maneras, las miradas furtivas no se detuvieron, esta vez acompañadas de tímidas sonrisas.
—Yo-
—Yo-
Ambos soltaron una carcajada al encontrarse hablando al mismo tiempo, divertidos por lo extraña que era la situación. El joven, ahora mas relajado, comprendió que las sensaciones que una sola mirada de la castaña le causaban, no era algo que podía ser ignorado. Y aunque se avergonzara tanto que se sintiera morir, no dejaría pasar aquella oportunidad de comenzar algo, que sabía con seguridad sería hermoso.
—Me llamo Heeseung—le dijo, armado de valor—Lee Heeseung
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