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¡Claro que todo es sorpresivo! Una chica de otro planeta está aquí en Midvale, alojada por los Danvers, su existencia es escondida porque, bueno, ¿cómo pueden explicar que de la nada hay un miembro en la familia después de otra lluvia de meteoritos? además, Kara apenas está aprendiendo a controlar ciertas habilidades y puede ser un peligro allá fuera.

Había pasado algunos meses después de su llegada, Kara Zor-El había aterrizado en planeta Tierra, la niña apenas salía de la habitación en donde pasaba sus tardes mirando por la ventana, mientras esa escena se repetía una y otra vez en su cabeza. Un Krypton colapsado había desaparecido, así como sus padres, sus tíos... todo su mundo murió.

La Tierra a través de su ventana era tan diferente a Krypton, el cielo rojo era ahora azul, no había grandes estructuras transformadas en ruinas, no había naves deslizándose en el aire, y la tecnología indudablemente era escasa. No, no había nada de lo recordado. Estaba ahí mirando como cada vez desde el otro lado, los árboles y la zona rocosa a distancia entre la hierba, un viejo roble utilizado por Alex, la hija de los Danvers, quien con ayuda de una soga se columpiaba mientras en ocasiones miraba a aquella ventana. Desde su arribo a la casa Danvers, ni ella ni Kara había intercambiado palabras, y es que Kara Zor-El parecía no decir mucho más que un gracias en un inglés recién aprendido

Para Alex Danvers aquello era extraño por supuesto, a sus catorce años tenía que aceptar que una alienígena estaba habitando su casa, una alienígena que había aprendido su idioma en menos de tres semanas, ¿Cómo era eso posible? Sí, aquello había sido tan extraño, aún más extraño fue que tenía que compartir habitación con ella. La escuchaba llorar por noches, quizá víctima de alguna pesadilla, también la veía flotar dormida entre madrugadas, además de qué, en el punto de tiempo Kara Zor-El tenía toda la atención de sus padres. Para una niña de catorce años era difícil. Buscaba cualquier excusa para que sus amistades se fueran de casa en cada visita sorpresa y así, no se dieran cuenta de su nueva inquilina. Y aquello se debía a que Kara aún estaba aprendiendo a controlar ciertas habilidades, el tiempo era usado para ello y así pudiera salir al aire fresco disimulando una vida normal como su primo Clark Kent lo hacía a diario

-¿No es eso injusto? –cuestionó Alex Danvers una tarde de Lunes

-Alexandra, no comiences -pidió su madre con mirada autoritaria

-¿Por qué tienen que hacerse cargo de ella? Tiene a Clark Kent ¡es su primo!

-¡Alex! -reprendió Eliza Danvers deteniendo aquella preparación de ensalada en el bol

-dime ¿por qué no lo hace?

-Alex, Kara necesita una familia -intercedió su padre entrando a la cocina-. La compresión es algo que te hemos enseñado

-Clark es su familia, ¿Por qué no está con él aprendiendo a manejar sus poderes? ¿Por qué tenemos que ser nosotros quienes cambiemos nuestra vida por ella? -cuestionó aún más molesta

Sí, quizá Alex Danvers había colisionado en un parpadeo, quizá haya influido el hecho de haber quedado en segundo lugar en la feria de ciencias en donde tuvo que sostener el trofeo y partir por si sola porque al parecer sus padres habían olvidado el evento anual. Quizá haya sido eso que la estaba orillando a decir lo que pensaba de manera tan cruda, porque aún si sus padres estaban respondiendo sus preguntas no le parecía lógico que Clark Kent, (Superman para el mundo) se hubiera deslindado de toda responsabilidad

-ahora somos su familia, Alex -dijo Jeremiah Danvers intentando razonar

-no quiero una hermana -determinó aún más molesta

-¡ve a tu habitación! ¡Ahora! -y esa era Eliza, vociferando y cediendo a la exasperación por aquella actitud de su hija

Porque indudablemente aquello era sorpresivo, Alex Danvers nunca había sido una niña con actitudes inconscientes y frías, siempre había demostrado ser lo suficientemente dispuesta a ayudar ante situaciones difíciles

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