Titiritero y sus hilos

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— No tenías porqué tratarlo así, y tampoco decir cosas que no son correctas, Sasori. —

Reprendió Sakura al chico que con una sonrisa amarga ignoró palabras, sin embargo, la pelirrosa se mantuvo con esa posición molesta.

— No me agrada, es todo.

— Es el consentido de Sarada. Las cosas que he pasado con él no tienen nada que ver contigo. ¿Qué ganas con haber dicho eso?

— Vaya... íbamos perfectamente bien hasta que él apareció, ¿por qué te pones nerviosa tan de repente solo cuando lo ves?

Se estaba frustrando cada vez más. ¡Era una molesto lidiar con Sasori!

— Tks, no es para tanto. Ese idiota volverá por ti, o tú irás corriendo por él, una de dos. Aún así, admite que te salvé de un momento indecoroso y estúpido. Es tu culpa, sobre todo por esa tonta maestra.

Tenía razón, la culpa había sido suya, después de todo Sakura fue quien echó a esa mujer a la calle. Era la casa de Kakashi y ella, como siempre imprudente, sacó de mala forma a alguien. Podía excusarse tal vez, la rabia la había hecho actuar de esa forma, aún así, no se arrepentía del todo.

— Ahí vas a de nuevo. Estás soñando despierta. Sakura, escucha... ese hombre te mintió, y es grave saber que un ser como ese te utilizó. 

— ¿Me utilizó? Te dije que él no fue. Es complicado contarte algo como eso, se supone que es un tema secreto.

— Hace tiempo dejaste de tener secretos conmigo. Sobre todo desde que comenzamos a ser novios.

Soltó una risa burlesca, eso jamás iba a suceder, sobre todo porque ese hombre tenía unos gustos muy definidos. 

— Qué diría Deidara de todo esto, Sasori. —

Interrumpió con la carcajada atravesada en la garganta.

— Nada. Si tú crees que yo actué mal, Deidara sería peor.

— Lo sé, no me lo recuerdes. —

Se dejó caer en el sofá con las manos en el rostro.

—. Sinceramente quería solucionar las cosas, sobre todo porque Sarada lo quiere muchísimo.

— Escucha, estresada; si el de verdad es un hombre maduro, sabrá entender la situación, puede que sea eso o, simplemente se embriague y se quite la vida por ti. 

Escuchar lo ultimo hizo que Sakura se asustara de sobremanera. ¿Y si era así? ¿Y si Kakashi intentaba quitarse la vida? No lo iba a aceptar. Angustiada se puso de pie.

— No me digas que irás por él...
— Sasori, cuida de Sarada...
— Pe-pero... ¡no seas tonta Sakura, hazte de rogar!
— Sasori... — Dijo acercándose a la puerta soltando un suspiro ya agotado. — No es por mi, es por mi hija... —

Finalmente cerró la puerta y se dejó guiar por los amplios pasillos de ese hotel.

— Ahg... otra vez de niñera. —

Bufó el pelirrojo.

* * *

Sakura ni siquiera sabía en qué habitación se estaba quedando Kakashi, tampoco estaría golpeando puerta por puerta como una loca solo para poder estar ahí y charlar.

— Si no es aquí, entonces me voy a rendir... 
— ¿Así tan fácil te vas a rendir en buscarme? 

Fue esa voz que paralizó por completo a la pelirrosa, como un gato engrifado se quedó en la misma posición dándole la espalda al muchacho de cabello castaño. ¿Cómo sabía que lo buscaría? ¿Era eso o simplemente era cosa de coincidencias? 

Primavera blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora