Treinta y seis

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Eunsook

—No pasa nada, de verdad— sorbo mi nariz, como la débil y extremista sentimental que soy— no merecen ninguna de esas lágrimas que estás desperdiciando ahora mismo.

—Ya sé que no— me limpio las mejillas, al menos sé que mi bebé está totalmente bien y despreocupado jugando con los abuelos en su casa— pero de todas maneras, lloro más por la rabia que por tristeza, no tenía porqué hablarte así.

—Lo había hecho antes y mucho peor, ya no importa nada de lo que diga— jala mis piernas, subiendome a su regazo— y todo es mentira, ninguno de los dos es algo de lo que dijo, estamos y estaremos bien, perfectamente juntos.

—Es solo que ahora tenemos tantos problemas, yo no quiero ser más una carga y que todo sea peor, no-

—No lo eres. Todo está bien, todo pasará.— me regala un pequeño beso— Lo importante es que estamos juntos y que yo quiero todo contigo, todo.

Asiento, le abrazo y trato de no llorar mucho más, parezco una niña pequeña y he de confesar que cuando lo era, lloraba por todo, dejo de refugiarme en él para dedicarme un rato a llenar su rostro de besos, esos hoyuelos aparecen al sonreír lo que me indica que le gusta que le dé un poco de cariño meloso.

—Te amo.

—Yo a ti ¿quieres que regresemos a Seúl antes de lo planeado o estás bien estando aquí? porque no tengo problema en que nos vayamos.

Niego.

—No vamos a irnos solo por culpa de ellos, Namjae está muy a gusto y han sido más los recuerdos bonitos que los malos, ahora que lo pienso, éramos adolescentes rebeldes— se ríe, bien, porque trato de cambiar el tema— nos escapabamos de nuestras casas sin permiso y hacíamos todo lo que nos pedían que no hiciéramos.

—En esa lista estaba no hacer bebés.

Bueno, hubo un percance ahí.

—Se esperaba que yo llegase pura al altar— lo pellizco— te adelantaste.

—Realmente no lo hice, ya te había pedido matrimonio antes de "profanar y corromper tu cuerpo" según palabras de mi madre— puedo visualizar a la perfección a la señora Kim diciéndole eso a un Namjoon de dieciséis— si vamos a recordar ese momento, hay que hacerlo bien, con los gráficos y todo.

Me acuesta, niego con la cabeza.

—Pervertido.

—La primera vez fue en la casa, pero no puedo llevarte allí, lo siento, están mis padres.

—Pésima recreación.

Vuelve a reírse. Le escucho y siento atenta, me sorprende que recuerde todo tan bien.

—Déjame pensar— o tal vez no tan bien—tu te esforzarte esa noche, usaste un vestido bonito.

—Había buscado en internet algunos tips—me rio, en aquel entonces fue muy vergonzoso para mi leer que debía depilarme entera y usar cremas que tuve que ir a comprar porque yo quería hacer todo según el artículo decía— me puse ropa interior bonita, el único conjunto negro y medio atractivo que tenía.

—Oh, si que me acuerdo. El sostén tenía un moño pequeñito y rojo en el centro.— coloca el dedo justo ahí, por encima de la blusa— Era tan bonito.

—¿Porqué te acuerdas de ese detalle insignificante pero no te acuerdas de otras cosas que si son importantes? Como la fecha en la que cumpliamos meses.

Se rasca el mentón.

—Si me acuerdo, era el do...— arqueo una ceja— ce, el doce.

—Era el veintiuno.

—Eso dije, al revés.—levanta mi blusa, solo para mirar— bueno, no es negro, pero según recuerdo no duró mucho en escena.

—Lo miraste apenas por dos minutos y lo lanzaste al carajo después, por eso no me volví a esforzar.

—Y yo puse mi mano aquí...

—Nam. Mis hormonas.

—Estoy haciendo memoria, silencio, necesito concentración y en mis recuerdos permanecías quieta.— sonríe burlón, inclinándose para darme otro beso— Pero, es muy romántico que me adviertas sobre el poco control que tienes sobre tus hormonas, halagador.

Lo empujo con toda mi fuerza— que es poca— y cae a mi lado en el colchón, riéndose, intento lucir seria mientras cambiamos roles.

—Yo seré tú y tú serás yo— le digo, por lo cómico del asunto sé que no podremos tomarnos esto enserio— ¡Ya! Namjoon, esto no es sexy, si seguimos así no podremos hacer nada nunca.

—Vale, si. Cierto.— regresa a su expresión seria, pero esa da más risa que la anterior— ¿Qué haces? Tócame.

—Esto es ridículo, sedúceme o algo ¡deja de reírte! necesito inspiración.

—Que raro, nuestra primera vez fue más sensual que esto—no lo tolero, no puedo con él— tal vez es porque ya casi llegamos a los treinta y a los dieciséis todo era más emocionante y teníamos prisa.

—¿Dices que estamos viejos?

—Casi.

—No creo que sea eso, después de esa vez lo hacíamos cada vez que nos veíamos. Saciamos nuestra hambre sexual muy pronto y luego vino el bebé.

—¿Y si hablamos sobre un segundo bebé?

Hay un minuto de silencio.

—Deja que el mundo procese y acepte al que ya tenemos y luego podemos pensar en otro bebé, tal vez lo mejor sea esperar a que Namjae crezca un poco más. Es demasiado celoso y no querrá compartirnos.— asiente, a regañadientes, pero me da la razón—Y deberíamos casarnos primero, antes que nada.

—Llevo siglos pidiéndote que nos casemos.

—Bueno, necesito ver el anillo, Romeo.

—Déjamelo a mi, será cuando menos lo esperes y ahí si, no te escaparás más.

Beso sus hoyuelos, esperaré ansiosa.

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A Cool Dad;KNJDonde viven las historias. Descúbrelo ahora