U- Única
Con decisión, agarró fuertemente la cintura de la joven y, pasándole el brazo por encima de sus hombros, la arrastró rápidamente hacia aquella cabaña que veía a poca distancia de donde se encontraban. La terrible nevada que había comenzado de improviso les impedía ir lo rápido que querían, pero debían hacerlo, no podían dejar de caminar o acabarían congeladas.
-Vamos Georgiana, un poco más- La animó su cuñada, tirando de ella cuanto podía- Allí entraremos en calor.
La joven no pudo responderle, se moría de frío. Pero ella no se rindió, con perseverancia consiguió que ambas llegaran hasta la cabaña de caza que tenía su marido. En cuanto ingresaron en ella, Lizzy se apresuró en sentar a su joven cuñada en la cama y taparla con una de las mantas que había amontonadas a un lado, junto a la chimenea.
-Escúchame bien, voy a ver si hay leña seca en la parte trasera para hacer fuego y vuelvo de inmediato, no te muevas y no te quites la manta- La joven asintió mientras le castañeaban los dientes- Vuelvo enseguida.
Sin pensarlo, Lizzy salió de nuevo a aquella ventisca, rodeó la cabaña, rogando porque hubiera leña seca en la parte trasera. Al mirar no pudo evitar sonreír, había un gran montón de leña, suficiente para pasar la noche si no amainaba la nevada.
Con rapidez, colocó la leña sobre la manta que estaba cubriéndola y la arrastró lo más veloz que podía hasta la casa, allí la entró bruscamente, evitando que se humedeciera demasiado, y de inmediato se dedicó a encender el fuego.
Notando ya el calor de las llamas de la chimenea, desvistió a Georgiana, dejándola en paños menores, tumbada en la cama y tapada con un par de gruesas mantas. Después se quitó sus ropas mojadas y puso las prendas de ambas cerca del fuego para que se secaran, tapándose ella misma con otra manta, intentando entrar en calor.
No fue consciente de cuánto tiempo había pasado, pues había dormitado algún que otro momento, pero de pronto escuchó fuertes golpes en la puerta. Nerviosa y temerosa se acercó, preguntándose quien podría andar por aquel lugar con ese mal tiempo.
-¿Quién es?- Preguntó de inmediato.
-Elizabeth, soy yo- Le respondió una voz que conocía muy bien- ¡Abre, por favor!- Ella no dudó en obedecer, realmente sorprendida de encontrarlo allí.
Al traspasar el umbral, sus ojos se conectaron, y ambos vieron en el otro una terrible necesidad de abrazarse, pero ninguno se movió. Nervioso por no saber qué hacer, Darcy miró la cama, viendo a su hermana allí.
-¿Estáis las dos bien?
-Si, ahora que hemos entrado en calor, estamos bien- Le respondió, dándole la espalda- Georgiana se ha dormido hace un rato, en cuanto ha dejado de tiritar.
-¿Y tú? ¿No descansas?
-Alguien tenía que quedarse en guardia por si sucedía algo- Le dijo sin mirarlo- ¿Qué haces aquí?
-Llevo buscándoos casi desde que salisteis, y cuando vi como empezaba esta tormenta de nieve temí no encontraros- Dijo con pesar en su voz- Empezaba a asustarme, cuando he visto el humo de la chimenea.
-¿En serio nos estabas buscando?
-¡Claro que si!- Le dijo con preocupación en su voz- ¿Por qué no iba a hacerlo? ¡Sois lo que más quiero en el mundo!
-No era eso lo que parecía esta mañana.
-Ya...- Dijo al tiempo que daba un suspiro- Aun me cuesta socializar con la gente, Elizabeth, tú me has ayudado mucho, pero aun soy un muy tajante con los desconocidos.
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De la A a la Z y de la Z a la A
FanfictionSerie de viñetas de Orgullo y Prejuicio, sin un orden concreto en el tiempo, pero siguiendo el abecedario, y después a la inversa