X- Xilófono
Golpe... Golpe... Golpe... Sonido de tecla... Golpe... Golpe... Golpe... Golpe, golpe, golpe... Otro sonido de tecla...
Esa era el sonido de fondo que se escuchaba en la casa desde que su hermana Georgiana había decidido comprarle a su pequeño aquel infernal instrumento para agudizarle el oído para la música. A nadie parecía importarle que el pequeño de 11 meses no dejara de aporrear la mesa, el suelo y, cuando atinaba, las teclas de aquel Xilófono, pero para él y su salud mental era un auténtico calvario.
-No exageres- Le pidió su esposa cuando él comentó su necesidad de silencio después de una semana de incesante ruido- Son unos golpecitos de nada, y a William le encanta, ¿no has visto su cara de felicidad cuando está intentando tocar?
-¿Unos golpecitos de nada? ¡Se pasa todo el maldito día aporreándolo todo! ¡Todo!- Gruñó enfadado- Y estoy seguro de que si mañana le diéramos otra cosa mostraría el mismo entusiasmo.
-No lo creo, los niños le cogen cariño a algunos objetos o juguetes, y te digo que tu hijo adora ese xilófono- Besó su mejilla- Anda, no te enfades e intenta descansar ahora que está durmiendo la siesta.
Poco le duró la calma, pues el niño despertó a la hora de su letargo. Esa noche, cuando todos se fueron a dormir, le indicó a su esposa que subiría de inmediato, y cuando estuvo a solas, se acercó al cuarto de juegos de su hijo, cogió aquel infernal artefacto y se lo llevó. Lo bajó a la despensa, depositándolo entre algunos objetos que iban a llevarse al pueblo para donarlo a los necesitados, se aseguró de que no se viera, y subió a la habitación, durmiéndose en el acto con una sonrisa, pensando que al día siguiente la calma volvería Pemberley.
El sol lo despertó a su hora habitual, con un humor excelente se giró para ver a su esposa, que empezaba a despertar, la besó con fogosidad en los labios antes de ponerse en pie.
-Vaya, parece que esta noche has dormido realmente bien, tienes un humor excelente.
-Tengo la sensación de que hoy va a ser un gran día- Le comentó, dedicándole una candorosa sonrisa- Voy a arreglarme y a vestirme, que tengo que hacer unas visitas nada más desayunar- Se inclinó de nuevo para besarla otra vez y de inmediato se adecentó.
Desayunó compartiendo conversación con su hermana y su mujer mientras su pequeño hijo hacía sonidos graciosos y no dejaba de repetir mamá y papá al tiempo que lo ensuciaba todo con su desayuno. Y tras ese agradable momento, marchó a sus quehaceres.
Al regresar, se preocupó al escuchar los chillidos desconsolados del pequeño Darcy, que se escuchaban desde fuera de la casa. Nada más entrar, corrió al lugar de donde provenían, encontrado a su esposa intentando calmar al niño en el cuarto de juegos.
-¿Qué ocurre? ¿Estáis bien?
-No encontrarnos el xilófono de William- Le informó Lizzy, con el rostro cansado mientras mecía al pequeño, que gritaba sin parar- Llevamos buscándolo toda la mañana sin éxito, y no hay nada que lo calme, solo quiere su xilófono.
-¿Todo esto es por ese dichoso xilófono?- Preguntó sorprendido- ¿No tendrá algún dolor o malestar?
-Lo he pensado cuando ya llevábamos dos horas de llanto sin cesar, y he preguntado a la señora Reynolds, pero ella coincide conmigo en que está bien, que simplemente quiere su xilófono.
-Déjame probar- Le pidió, extendiendo sus brazos para tomar al pequeño entre sus brazos. Lizzy se lo entregó de inmediato, y al notar el calor de su padre, de pronto el niño dejó de gritar- Eso es William, no pasa nada- Lo besó en la frente.
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De la A a la Z y de la Z a la A
FanficSerie de viñetas de Orgullo y Prejuicio, sin un orden concreto en el tiempo, pero siguiendo el abecedario, y después a la inversa