G- Gracias

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G- Gracias

Uno nunca sabe lo afotunado que es hasta que se para a pensary ve cuanto tiene a su alrededor. A menudo creemos que la vida es injusta, o que tenemos muy mala suerte, y eso es lo que Lizzy pensaba en ocasiones como la que estaba aconteciendo.

Había discutido con su marido porque ella quería ir a Longbourn a ver a su padre, que estaba enfermo y él, poniendo la excusa de su avanzado estado de gestación, se lo había prohibido.

Furiosa por su negativa, se había ido de la casa a toda prisa por el jardín, necesitaba caminar y despejarse o acabaría diciendo una barbaridad, o incluso, golpeando al obtuso de su marido.

Estuvo mucho rato caminando sin que su enfado disminuyera, cuando se puso a llover, empeorando así su estado de ánimo. Rápidamente, buscó un árbol grande y fue hasta él para resguardarse, lo último que necesitaba era caer enferma. Tan aprisa iba que llegando a su objetivo apoyó mal el pie y se lo torció, haciendo que soltara un gran gemido de dolor y trastabillara un poco, aunque no llegó a caer al suelo.

-¡Maldición!- Blasfemó cojeando hasta el tronco del árbol, intentando contener las lágrimas a cada paso que daba.

Al llegar, apoyó la espalda en el tronco, y sujetándose el vientre se dejó caer lentamente hasta llegar al suelo. Con dificultad se quitó el calcetín, observando como el tobillo estaba muy hinchado y rojo, parecía una enorme bola de la parte exterior, y cuando intentaba moverlo le dolía tanto que se le saltaban las lágrimas.

-¡Lo que me faltaba!- Dijo enfadada y llorando de frustración- ¡No es justo!- Gritó lanzando el calcetín y el calzado lejos de ella con enfado.

Tras unos minutos en aquella posición, empezó a notar frío por todo el cuerpo, pues aunque se había apresurado en llegar a aquel árbol, se había empapado, y su tobillo empezaba a entumecerse por no moverlo. Necesitando llegar a casa cuanto antes, se maldijo por haber tirado su zapato, y con dificultad y mucho dolor, consiguió ponerse en pie, pero en cuanto se apoyó en el tobillo dañado, gritó de dolor y lo levantó de inmediato, agarrándose al árbol con fuerza.

De nuevo volvió a llorar, pensando en la mala suerte que tenía, cuando escuchó varias voces acercándose a donde ella se encontraba. Pronto entendió su nombre entre aquellas voces, varios sirvientes la llamaban sin cesar, pero la voz que la hizo estremecer fue la de su marido, que sonaba muy preocupada.

-¡Estoy aquí!- Gritó al tiempo que agitaba una mano para que la vieran.

-¡Elizabeth!- Escuchó a su marido con alivio al visualizarla.

Darcy corrió hasta ella y la abrazó con fuerza, él estaba tan empapado como ella, pero a Lizzy no le importó y le devolvió el abrazo en el acto. Sin darse cuenta, apoyó de nuevo el pie, y no pudo evitar gemir de dolor.

-¿Qué te ocurre?- Preguntó preocupado.

-Me he torcido el tobillo intentando guarecerme de la lluvia, no puedo apoyarlo y está hinchado.

-Déjame verlo- Le indicó mientras la ayudaba a sentarse. Con cuidado tomó entre sus manos el pie y lo observó detenidamente- No parece roto, pero la inflamación es considerable- Dejó el pie en el suelo, se quitó el pañuelo del cuello y corrió bajo la lluvia, a los pocos segundos volvió junto a ella- El frío te aliviará un poco el dolor- Le explicó mientras colocaba el pañuelo sobre la parte dolorida.

-Con cuidado...- Siseó de dolor al notar presión sobre el tobillo, al tiempo que empezaba a tiritar.

-Te llevaré de inmediato a la casa, haré que venga el doctor a curar tu tobillo y te haremos entrar en calor cuanto antes- Le comunicó acariciando su mano con cariño- Has estado mucho rato a la intemperie, y en tu estado no debes coger frío,

A pesar de la situación, el tono en el que le hablaba era tranquilo, conciliador y afectuoso, y eso la dejó totalmente desconcertada.

-Creía que estarías enfadado conmigo.

-¿Por salir?- Lizzy asintió- No puedo enfadarme cuando tu salida la he causado yo- Reconoció con pesar- Sigo decidido a que no viajes a Longbourn hasta después del nacimiento del bebé, y más con este altercado, pero también es cierto que no he tenido en cuenta que se trataba de tu padre y debí ser más comprensivo al hablarte en lugar de autoritario- Se sinceró- Discúlpame, me preocupa tanto tu bienestar que me vuelvo muy sobreprotector.

-Will...- Lo llamó llorando, haciendo que él se colocara junto a ella preocupado, quedando cara a cara- Lo lamento tanto, soy una desconsiderada- Se aferró a su cuello- Tú lo haces todo por mí y yo no hago más que exigir y complicarlo todo.

-No es para tanto, estás alterada por el embarazo y, en este caso, se trataba de tu padre- Besó sus cabellos- Ambos hemos sido muy tercos- Le sonrió, haciendo que ella sonriera también, después colocó la mano sobre el gran vientre de su esposa- Dejando de lado el tobillo, ¿estáis los dos bien?- Lizzy asintió- Vale- Suspiró aliviado- Parece que la lluvia está amainando, aprovechemos para volver a casa- Añadió tomándola en volandas y emprendiendo el camino.

Y fue entonces cuando Elizabeth comprendió lo afortunada que era por tener a un marido tan atento y preocupado, que era capaz de salir a buscarla bajo la lluvia y perdonarle sus tonterías.

-¿Will?- Lo llamó con un susurro.

-Dime, mi amor.

-Gracias- Él la miró sin comprender- Por amarme como lo haces- Le besó levemente- Gracias.

De la A a la Z y de la Z a la ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora