•Capítulo 14•

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«Incluso si eres veneno, te besaré como si fuera el destino, bebé.»

Las cosas se vieron sujetas a un cambio fuerte desde aquella visita

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Las cosas se vieron sujetas a un cambio fuerte desde aquella visita. En un principio el shinigami desertor creyó que Sebastian tendría la suficiente dignidad para no volver en un buen tiempo.

Sin embargo, francamente tampoco podría decirse demasiado impresionado de hallarlo en su sala la madrugada siguiente, pero si fue lo suficientemente desconcertante para hacerlo dudar de cómo debía actuar.

Se preguntó por qué motivo él estaba tan obsesionado con esta situación, ¿tal vez simplemente se había frustrado por no cumplir la orden de su amo? No, no tenía mucho sentido, después de todo sí había logrado llevárselo a la cama e incluso él mismo le había confesado amarlo aquel día en su habitación, eso era suficiente para considerar su objetivo cumplido, ¿no? Sin embargo, sin importar cuál fuera dicha razón, lo que si tenía claro es que debía ser algo realmente importante para que no le importara perder su orgullo y dignidad.

"Porque eres importante para mí..."

Esas palabras se repetían constantemente en su mente. Sonrió con tristeza y dulzura mezcladas. Ojalá que eso fuera verdad, fantaseó.

Aún así y a pesar de que Sebastian intentó fingir que nada había pasado, acercándose con cierta timidez y hablándole de vez en cuando para intentar romper el hielo sobre cosas que francamente no recordaba porque no le había prestado atención, él terminó por echarlo, aunque con menos brusquedad que el día pasado, eso sí. Había ignorado con cierto hartazgo la idea de llegar a maltratarlo físicamente que rondaba molestamente su cabeza cada tanto.

Y así pasó el resto de la semana. Michaelis era tozudo como una cabra y a pesar de que, a conciencia Undertaker era cada vez más cruel con sus palabras y humillaciones, él no cedía. Muchas veces las ofensas más simples le dolían tanto que inmediatamente sentía sus ojos escocer por las lágrimas, se estaba volviendo tan débil como una hoja de papel ante él. Sin embargo se limitaba a parpadear rápidamente para apartar las lágrimas, tragaba dificultosamente el nudo en su garganta y soltaba una risita leve, fingiendo no escuchar o sólo restándole importancia.

Luego, cuando ya no podía soportarlo más, aprovechaba la más mínima distracción del albino para huir, dejando una nota simple con la frase "Nos vemos mañana. Te quiero." escrita, algunas veces con más prisa que otras.

Undertaker las encontraba y secretamente las guardaba en una caja debajo de la cama, solo para repetir la misma rutina al día siguiente.

Así, de a poco Undertaker volvía a esperar ansioso su llegada, pero cuando lo veía, sentía o escuchaba entrar al departamento era como si se transformara, se sentía como si ese Undertaker que humillaba y vejaba al mayordomo no fuera él, y esa sensación se intensificó cuando notó que dejaba de sentirse mal al hacerlo y luego, cuando el cuervo se iba y él volvía a la normalidad todo venia a su mente haciéndolo sentirse demasiado culpable.

•30 días• [UnderSebas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora