•Capítulo 1•

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El reloj marcaba ya las 7:00 de la noche, Sebastian había terminado con sus labores de la tarde, por lo tanto, ya podía irse, sin embargo tenía ya un buen rato paseándose de un lado a otro evitando el hecho de tener que visitar a esa "persona"

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El reloj marcaba ya las 7:00 de la noche, Sebastian había terminado con sus labores de la tarde, por lo tanto, ya podía irse, sin embargo tenía ya un buen rato paseándose de un lado a otro evitando el hecho de tener que visitar a esa "persona". Miró la hora por décima vez en ese minuto y soltando un suspiro salió al jardín, no es que fuera un cobarde o se sintiera intimidado por aquel extraño personaje, no, simplemente era que esa visita marcaría un antes y un después en su relación con Undertaker y siendo sincero estaba bien con su situación actual, no necesitaba enredarse con ese shinigami desertor, pero no tenía otra opción, era una orden de su amo y no podía quebrantarla, por eso, de mala gana ahora se dirigía hacia aquella ya bien conocida funeraria pensando en cómo debía comportarse.

Antes de que pudiera llegar a una conclusión ya se encontraba frente a la puerta, sin pensárselo más abrió la puerta dejando que se escuchara un tintineo, examinó el lugar, sin embargo no logró hallar a su objetivo.

—¿Undertaker...?— lo llamó esperando a que este saliera de algún ataúd como solía pasar, sin embargo no sucedió y fue entonces cuando se dio cuenta de que su presencia no se sentía cerca, suspiró, seguro debía estar fuera.- genial... -dijo para sí mismo entre dientes y entonces se dispuso a pasearse por la habitación para pasar el tiempo mientras esperaba al albino, el lugar estaba lleno de ataúdes, algunos más elegantes y otros tantos más sencillos pero no había uno que no tuviera cierto encanto y esencia de su creador, acarició sutilmente la madera suave y en eso escuchó la puerta abrirse anunciando la llegada de alguien.

—Vaya vaya... ya decía yo que había un olor conocido por aquí, ¿acaso te perdiste de camino a la mansión, mayordomo? jijijiji...— Sebastian dejó inmediatamente lo que hacía para mirar al albino, un escalofrío recorrió su espalda al escuchar esa risa, sin embargo permaneció aparentemente inmutable.

—Para nada, en realidad esta es una visita de placer— el temblor de su voz fue casi imperceptible y afortunadamente Undertaker lo ignoro por completo, Sebastian sonrió con coquetería con ese toque de sensualidad que siempre acompañaba sus movimientos y observó cómo el sepulturero ladeaba ligeramente su cabeza con una expresión de confusión ya que normalmente sus visitas eran para conseguir información y no iba solo, iba acompañado del pequeño conde, por eso le sorprendía escuchar que esta vez no era así; se dirigió a su escritorio siendo seguido por la mirada carmín del demonio, tomó asiento en la silla de madera oscura que estaba detrás de este y volvió a mirar a Sebastian, recuperando su sonrisa habitual.

—¿Y se puede saber porque quisiste venir a hacer esta "visita de placer" a esta hora?— entrelazó sus dedos acunando su rostro en estos; más que molestarle, la visita de Michaelis le intrigaba, no es como si se llevaran bien, tampoco mal pero vamos, no visitas a una persona con la que no tienes ningún tipo de relación así solo porque si, si, el demonio debía estar ahí con algún propósito y él lo averiguaría.

—Últimamente he estado pensando en ti...— sin duda Undertaker hubiera esperado cualquier tipo de respuesta excepto esa, ¿qué quería decir? ¿acaso ese demonio estaba... ligando con el? Estaba confundido pero aún así permanecía con una apariencia inmutable, Sebastian por su parte se acercaba lentamente al shinigami de manera sensual y ciertamente provocativa, más de lo normal, sin duda con ese tipo de actitudes ya tendría a cualquier humano babeando por él, pero este no era el caso, aunque por supuesto que la atención de Undertaker estaba completamente enfocada en sus movimientos, sus ojos analíticos recorrían su cuerpo de pies a cabeza descaradamente, aunque Sebastian no podía notarlo gracias al flequillo que cubría perfectamente sus orbes esmeraldas. —Quisiera... que tuviésemos la oportunidad de conocernos mejor— cuando terminó esta última frase ya se encontraba muy cerca del albino, demasiado en realidad, había colado una de sus rodillas entre las piernas del contrario apoyándose con sus brazos del respaldo de la silla, sus rostros estaban tan cerca que sus respiraciones chocaban la una con la otra insistentemente, y él shinigami no renegaba de aquella cercanía. Sebastian buscaba rastro de haber causado algún efecto en el contrario pero todo el cabello ocultando la mitad de su rostro dificultaban esa tarea, más este sencillamente parecía inmune a sus intentos de seducción, y no solo era la apariencia, realmente Undertaker no se sentía seducido, aunque habría que estar ciego para no darse cuenta de la sensualidad que emitía, lo admitía, le parecía sumamente sexy, y claro, eso era completamente normal teniendo en cuenta que Sebastian era un demonio, pero no se dejaría envolver por ese pequeño juego de seducción que había iniciado el mayordomo,

—Bien...— impulsándose con sus brazos logró levantarse chocando levemente su frente con la de Sebastian para hacer que este se alejara, lográndolo inmediatamente, el demonio se alejó, aunque no lo suficiente ya que la cercanía volvió a ser la misma cuando Undertaker se puso completamente de pie, aunque tampoco es que esa cercanía haya durado mucho ya que inmediatamente el albino uso su mano para alejar al contrario, el cual no puso resistencia, tampoco había que forzar las cosas, además, aún no tenía una estrategia fija en mente. —No se si sea buena idea... algo me dice qué hay planes raros detrás de ese "deberíamos conocernos mejor"— aquella sonrisa bien plasmada en sus pálidos labios hacia que el cuerpo del demonio se estremeciera ligeramente, realmente lograba ponerle los nervios de punta.

—Vamos, no es como si hubiera planes malévolos detrás de esto, solo busco salir un poco de la aburrida rutina... aunque...— mencionó con un bufido y cierto tono de hartazgo por la desconfianza del contrario, sin embargo su sonrisa volvió a aparecer al pronunciar la última palabra, alargándola y se volvió a acercar, solo un poco, bajo la constante mirada del sepulturero. —Tal vez si tenga planeado algo más además de la amistad...— tomó un mechón de su larga cabellera, jugueteando con él enrollándolo entre sus dedos, siguiendo con su actitud coqueta, al ver las pocas reacciones del shinigami había ganado un poco más de confianza, pensando que al menos ahora ese pequeño coqueteo no era del todo molesto para el contrario. —Pero después, primero amigos.— se alejó dedicándole un guiño.

—Bueno, supongo que puedes pasarte por aquí de vez en cuando, si eso quieres...— decidió simplemente ignorar lo último que había dicho Sebastian y aceptar, se alejó para sentarse en su escritorio, aceptó por mera curiosidad de saber que traía entre manos ese demonio. —Pero hoy no, hoy ya es tarde.— su sonrisa disminuyó un poco y su voz se tornó ligeramente más seria.

—Volveré mañana— y con esto último se acercó a la puerta.

—Te esperare con ansias, mayordomo.—

Sebastian lo escuchó reír como siempre lo hacía y sonrió sabiendo perfectamente que no lo decía en serio, salió de aquel local y al fin pudo quitarse esa máscara de coquetería, su sonrisa se convirtió en una expresión fría y emprendió su camino de vuelta a la mansión, no sin antes revisar la hora en su reloj de mano, ciertamente había pasado más tiempo del que había previsto.

«Esto será divertido... jijiji»

Hasta dentro de tres meses ;v

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Hasta dentro de tres meses ;v

•30 días• [UnderSebas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora