The Fire in My Blood [Shoto Todoroki x Male!Reader]

Capítulo #18

"Seguro que sí"

—La preparatoria U.A. terminó el primer semestre y empiezan las vacaciones —dijo el profesor Aizawa—. Pero, los que quieren ser héroes no tendrán descanso. En este campamento de verano aspirarán a más por el Plus Ultra.

Ni siquiera había iniciado y ya estaba odiando el viaje. Nos encontrábamos en la entrada de la academia, delante de dos buses que se aparcaban en la acera frente a nosotros.

—¡El de la Clase A es este! —indicó Iida, señalando uno de ellos—. ¡Fórmense!

Me desconocía, no comprendía como podía reprimir mis impulsos asesinos con el delegado.

Por suerte, al subir al vehículo, encontré un asiento libre del lado de la ventana. Me apresuré a sentarme allí antes que lo ocupara alguno de mis compañeros, no quería tener que viajar del lado del pasillo.

Mirando por la ventana el portal de la academia, metí la mano en el bolsillo de mi sudadera, buscando mi celular. Me coloqué los auriculares, pero antes de poder poner a reproducir cualquier canción, alguien se sentó en la butaca de al lado.

—¿Por qué no viniste a la piscina el otro día?

Sin necesidad de mirarlo, reconocí su voz al instante y mi corazón se detuvo por un momento.

Recordé el mensaje de Midoriya, invitándome a la academia aquel día. "Paso, no me gusta", le contesté. "¿No te gusta el agua?", preguntó. "La gente no me gusta". Pero jamás se me había ocurrido que Todoroki fuera a estar allí, de ser así...

Lentamente, giré la cabeza en su dirección. De reojo, el bicolor sostuvo su oscura mirada en mí, sin expresión aparente. Su rostro era serio, como acostumbraba a ser.

—No sabía que tú irías.

El chico levantó las cejas con los ojos como platos, sorprendido. Por impulso, volví mi vista al frente para evitar la suya. Cerré los ojos mientras suspiraba profundamente, negando en mi mente. "No solo lo digas, idiota", pensé, apretando los labios.

Todoroki no dijo nada más, lo cual fue mejor para mí pues no sabría que decirle después de ese incómodo comentario. Me aclaré la garganta antes de apoyar mi codo sobre el brazo del asiento y reposar mi cabeza en mi puño, luego de poner a reproducir una canción.

Ninguno emitió palabra durante el resto del viaje, y aclaro que éramos solo nosotros porque nuestros compañeros estaban empeñados en hacer escándalo, incluso sobre la música.

[...]

Cuando el profesor indicó que era hora de tomar un descanso y salir a estirar las piernas un poco, aparté a vista del paisaje y me quité los auriculares. Miré a mi izquierda para ver a mi compañero de viaje con las manos en los bolsillos de su pantalón y recargando su cabeza contra el respaldo del asiento, con los ojos cerrados y una expresión serena. Su pecho subía y bajaba tranquilamente, el chico estaba relajado. ¿Cómo podía dormir con semejante alboroto?

—Todoroki... —lo llamé, mientras lo sacudía cuidadosamente.

Se revolvió un poco en su lugar, entre algunos quejidos. Levanté la mirada y pude ver a los últimos alumnos pasar por el pasillo frente a nosotros, en dirección a la salida.

—Todoroki, tenemos que bajar.

El bicolor abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor, algo desorientado. Cuando me vio a su lado, se restregó los ojos y asintió una vez, antes de pararse del asiento. Lo imité, para luego caminar detrás de él hacia la puerta del autobús.