Capítulo #4

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"O lo tomas o lo dejas"

Mi hombro aún dolía. Según la enfermera, la heroína Recovery Girl, la quemadura no era leve pero no había mucho de lo que preocuparse. Para mañana o pasado debía estar bien.

Golpeaba mi pupitre con todos los dedos de mi mano izquierda, odiaba esperar. No era una persona precisamente paciente y ya me estaba poniendo nervioso.

—¡Oh, Midoriya llegó! ¡Buen trabajo!

Las palabras de mis compañeros de clase me hicieron mirar la enorme puerta delantera del salón de clases, sin salir de mi posición. La mayoría de los alumnos se acercaron emocionados al nombrado, mientras que algunos pocos nos mostrábamos indiferentes.

Escucharlos gritar y elogiarlo me hizo sostener el peso de mi cabeza con el puño derecho, desinteresado. Suspiré pesadamente para volver a comenzar a dar golpeteos contra la mesa.

—¡Tokoyami-kun! —Un grito del otro lado del salón—. El escritorio no es una silla, bájate.

Ese tipo no podía dejar de dar órdenes, esperando que alguien las cumpla. Si fueran buenas, a lo mejor. Pero a nadie le interesaba el bendito pupitre. Estaba a nada de matarlo o suicidarme.

—¡Y tú!

Mi mirada se dirigió hacia el llamado, el de lentes de acercó a paso acelerado.

—Deja de golpear la mesa, ¿pretendes hacer eso cuando llegue el profesor? Nos desconcentrarás a todos. Además, en cuestiones de respeto...

Reí una sola vez, interrumpiéndolo. Sin embargo, solo moví los ojos hacia él, sin dejar de reposar mi cabeza sobre mi mano. Su expresión demostraba que no estaba acostumbrado a que le contestasen de esa manera. Levantó su dedo índice y abrió la boca, con la intención de hablar.

—¿Prefieres que lo haga con un lápiz?

Pregunté, y un movimiento a mi izquierda llamó mi atención. El chico bicolor, Todoroki, giró la cabeza rápidamente hacia nosotros, al parecer, algo sorprendido. Al menos, para él, pues sus ojos se encontraban más abiertos de lo normal. Cuando notó que lo miré de reojo, cambió su expresión y observó la situación, tan serio como siempre.

—Apenas y hacía ruido, deja de quejarte.

El de lentes lo procesó unos pocos segundos y, bufando, se dio media vuelta y se fue a los pisotones. De reojo, noté a Todoroki volver su vista al frente. No hacía nada más que, aparentemente, examinar el salón de clases, aburrido. Estaba en la misma posición de siempre, manos en los bolsillos, espalda recta, ausencia de expresión en su rostro.

El muchacho era tan poderoso y capaz que podría alardear sobre eso. Podría ser extrovertido y tener la atención de todos los alumnos y profesores de la academia. Podría expresar lo que siente, podría hablar de cualquier tontería y ser considerada importante solo por ser él.

Pero no, permanecía serio y reservado. Callado, sereno, tranquilo. Como si no le importara ser el centro de atención, como si solo le interesara convertirse en héroe y nada más. Llamaba la atención de todas formas, incluso sin decir una maldita palabra, atraía las miradas de todos. Ya sea por ser uno de los admitidos por recomendación o por ser intimidante.

Sin embargo, su forma de intimidar no era la misma de Bakugou. Mientras que el número uno de la clase intimidaba con su don y actitud agresiva, él lo hacía con su mirada tan fría y letal como el hielo que manipulaba, y te incitaba a querer saber más sobre él, saber porque era así.

Yo no solía interesarme en nadie. Nadie me parecía lo suficientemente intrigante como para perder tiempo en ellos, pero aquel chico me intrigaba. Su actitud no era mala, pero no era propia de alguien como él. Alguien con tanto alcance, con tanto potencial. ¿Qué le había ocurrido para llegar a ser como es? Sentía curiosidad y estaba dispuesto a saciarla.

The Fire in My Blood [Shoto Todoroki x Male!Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora