October Memories/Angstober 2020

Día 28: Susurros

Drabble.
Centrado en Minori.
Bullying/Acoso escolar.

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Minori respira profundamente con los ojos cerrados, no está lista para bajar del auto e ingresar al edificio donde toma sus clases, sus dedos se muestran inquietos al igual que todo lo que pasa en su cabeza. Tiene miedo. Ahora que se propuso a cambiar para dejar de ser cruel y mala le asusta lo que vaya a pasar, ignorando lo que su padre dice en el asiento del copiloto se levanta y sale sin despedirse, está muy ocupada tratando de mantenerse tranquila.

Camina con la mirada clavada en el suelo y sus manos apachurrando la correa de su mochila que parece más un bolso enorme, no presta atención a las voces de sus compañeros, hablan entre susurros y la señalan, sus voces todas revueltas haciendo un murmullo incomprensible para ella, solo sabía que hablan de su persona y lo más probable es que no fuera de forma positiva, no después de todo lo que había hecho.

Se lo tiene merecido como la caída que la hace golpearse fuerte contra el piso, caída causada porque alguien metió su pierna en su camino cuando la notó distraída. Le dolía el rostro y sabía que su nariz no sangraba, eso era lo que le importaba, no las risas de los alrededores.

Pero no se levanta. Se sienta en el piso y aprieta aún más el agarre a su mochila llegando a causarle dolor por la fuerza aplicada, sabe que debe acostumbrarse a esto porque es justo lo que ella le hacía gente que no se lo merecía. Esa es la diferencia de todo, aquí ella se merece esto y más. Piensa que no puede llevar a cabo alguna acción para defenderse y poner un alto porque no es lo justo. Debe limitarse a aceptar todo esto y esperar a que algún día se aburrieran de dela. Entre los comentarios de los demás escucha que mencionan lo de su posesión, de algún modo el rumor escapó y ahora todos lo sabían a pesar de que su padre intentó de todo para que no se supiera. Tiene sentido que quieran aprovecharse de ella cuando la creen vulnerable, lo peor es que sí lo está y no puede hacer algo para evitarlo. Justo cuando planeaba pararse alguien la toma del cabello, es uno de los chicos que molestó, puede verlo de reojo sin embargo no recuerda su nombre.

—¿Qué ocurre? ¿Acaso el fantasma te comió la lengua?

Se deja hacer tal como una muñeca de trapo haría. Irónicamente le tiran leche encima, recuerda al chico que la salvó, se da cuenta de que está pagando todo.

—¡¿Qué significa esto?!—es un maestro. Tampoco recuerda su nombre.

Todos se alejan, el adulto le pregunta varias cosas, no le entiende. De pronto se encuentra llorando. No por el trato que recibió, sino porque detuvieron su castigo y ahora solo se alargarán las cosas.