Día 18: Consumido

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One-shot.
Centrado en Shou.
Si gustas tómalo como Shou x Ritsu.
TW: Ataque de ansiedad.

~•~•~

Tener poderes psíquicos te regalaba grandeza automáticamente. Eso decía su padre. A veces creía que el hombre era extraño, incluso intimidante. En especial cuando lo trataba bastante mal.

Shou no cree ser alguien que necesite de algún trato especial o que lo vean con lástima, no es algo con lo que se sienta muy a gusto. Por eso es de guardarse todo lo malo que siente, eso que tan mal le hace, hasta que conoció a Ritsu empezó a abrirse un poco. Pero al final del día seguía detestando que lo trataran como un niño indefenso con falta de afecto. Sí, tuvo un mal padre y sí, este llegó a maltratarlo cuando estaba con su loca idea de conquistar el mundo, pero la pudo haber pasado peor. Como ejemplo veía a Teruki, el pobre ni siquiera vivía con sus padres, prácticamente fue adoptado por el maestro del hermano de Ritsu, eso era peor ¿No? El punto es que no considera nada de lo que pasó como muy malo, él está bien.

Ritsu es directo siempre que le habla, le ha llegado a decir que está mal de la cabeza. Sabe que no se lo dice con malas intenciones, es su forma de demostrarle su preocupación de una manera poco convencional, también sabe que el chico no es muy bueno con ese tipo de cosas, así que agradece el gesto, es lindo que de vez en cuando se preocupen por uno, o bueno, eso cree, de verdad no le interesa que la gente muestre pena por su situación.

Aunque a veces le cree. De repente se encuentra en su habitación sin poder dormir por miedo a tener otra de sus tantas pesadillas, mira el techo, sus párpados quieren cerrarse y el cansancio se vuelve cada vez más pesado. Tiene miedo de cerrar los ojos y ver a su padre usando para el mal su poder, con ganas de acabar con todo y pisotear al más débil. Siempre ocurre lo mismo, sus malos sueños van todos dirigidos al momento en el que no dudó atacarlo para cumplir su objetivo. Aún tiene cicatrices de aquel día, su memoria también decide traicionarlo y le hace sentir el dolor que ese día sintió tan fresco como si recién hubiera sido golpeado.

Le cuesta respirar por alguna razón, su garganta comienza a cerrarse lentamente y las lágrimas se le acumulan, en su mente se repite una y otra vez que es por la fuerte opresión que se asentó en su pecho, duele demasiado, sus manos no dejan de temblar y todo empieza a sofocarle así como la luz que se cuela por la ventana es intensa de forma exagerada, el mundo da vueltas y no entiende por qué. Tiene miedo por algo. Siente que va a morir, eso le causa el inmenso miedo que siente, no quiere morir y dejar todo atrás, apenas estaba obteniendo la vida de un chico normal y la perdería en ese momento para jamás recuperarla. Todo lo que siente es ese miedo a morir, no puede hacer nada para volver a respirar como es correcto.

Con sus manos así de temblorosas se las arregla para tomar su celular y le envía un mensaje al único amigo en el que confía plenamente. No se toma el tiempo de revisar que Ritsu responda, lo único que envió fue un Ayúdame y no tiene esperanzas porque sabe que lo más probable es que se encuentre dormido. Su madre no es una opción, no está en casa justamente el día en el que él decide morir. Deja de pensar, se concentra en su respiración pero es imposible regularla, sufre en silencio a la espera de que todo esto acabe.

No está seguro de cuánto tiempo ha pasado, lo único que lo distrae de su dolor es el ruido de alguien entrando por la ventana, no mira quién es, solo siente sus manos frías tomarle por el rostro y escucha una voz pidiéndole que respire con él, eso intenta, escucha como inhala y exhala y trata de darle seguimiento, comienza a calmarse de poco en poco y finalmente intercepta al dueño de la voz, reconoce su cabello negro y ojos oscuros aún cuando en la habitación casi no hay luz. Sonríe débilmente en medio de sus respiraciones y sostiene las manos de Ritsu buscando paz con esta acción. Funciona bien, en pocos minutos se encuentra cansado, pero tranquilo. Está de regreso al fin, le duele el cuerpo y opta por limpiarse las lágrimas para no verse tan mal. Ambos se acuestan en su cama y miran el techo en silencio, lo que aconteció por primera en ese cuarto los hace estar en un trance de preocupación interminable.

—¿Qué pasó?—es la primera pregunta que formula.

—No lo sé.—es la verdad, no tiene idea de lo qué pasó—Gracias por venir.

—Ni lo menciones. Creo saber qué tenías. Yo lo he llegado a sufrir también.

Tan directo como siempre. No tiene el atrevimiento de cuestionarlo, teme a cualquier respuesta que pudiera recibir. Solo aprieta sus manos y se permite sentirse apenado.

—Lamento si te desperté.

—No estaba dormido. No podía dormir.

Si le presta atención puede ver sus ojeras bajo el manto oscuro que cubre el interior del cuarto.

—Puedes quedarte a dormir.

Su sugerencia tal vez sea atrevida, pero no le importa mucho.

—¿Seguro?

—¡Claro! Sería nuestra primera pijamada.

—Si vuelves a decir algo como eso olvídate de mí.

Toma eso como un sí.

Se acomodan callados y con tanta naturalidad, es lindo tener a alguien que te entienda y aunque Ritsu no sea el amigo del año para muchos, para Shou es el mejor de los amigos. No se desean buenas noches, no es necesario. Cierran los ojos y se dejan llevar por el sueño. Al pelirrojo le alegra ver que el otro se duerme de inmediato después de haber dicho que no podía dormir. Da un bostezo y termina igual que él.

Por primera vez en un tiempo Shou no fue consumido por sus terrores nocturnos.

October Memories/Angstober 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora