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Llegué muy temprano, como 15 minutos antes, así que decidí dar un paseo por el hospital. Siempre me gustó porque es un gran laberinto, lleno de olores raros y muchísimos médicos, los cuales siempre están dispuestos a saludarme.
Comencé a pasear por el blanco pasillo que llevaba a la guardia, donde ponían vacunas y atendían a pacientes de emergencia, los pisos eran grises y las puertas y ventanas azules. Entré por la puerta donde estaban los enfermeros como si fuera mi casa, entonces me escondí detrás de una repisa y corrí a la otra salida para ir al pasillo por donde llevaban las camillas, el cual tenía muchas pinturas y dibujos, siempre me gustaron, son de personas y lugares, todos hechos por niños.
Doblé para ir al pasillo de los internados. Miré por las puertas, todos estaban dormidos, así que no podía pasar a hacer ninguna visita. Llegué a la zona de los Kinesiólogos, donde estaban todos los juguetes y pelotas, entonces abrí la puerta trasera y fui afuera, en busca de los juegos.
Al subir sobre la casa de plástico que tenía todos los toboganes, me encontré con mi Kinesióloga, y me escondí.

- ¿Quién...?¿Chaeyoung? - Me asomé, ella estaba comiendo maní con chocolate. - ¿Cómo llegaste aquí? - Sonreí.

- Caminando. - Me encogí de hombros.

- Sí, pero¿por dónde?- Preguntó confusa.

- Por los pasillos. - Respondí sin mirarla.

- ¿Por qué pasillos? -

- Por los de la guardia y los internados. Al estar muy ocupados con los enfermos no me notan, es mi superpoder. - Me senté a su lado y sonreí.

- Que locura... - Murmuró. - En fin¿Vamos?- Asentí levemente y ella bajó de un salto (Cosa que no era para nada peligrosa, ya que habían como 1,10m de distancia con el suelo), entonces me ofreció su ayuda, yo acepté u me tomó de las costillas ayudándome a bajar, luego tomé su mano y comenzamos a caminar. - No debes hacer esas cosas. - La miré, ella tenía su vista al frente.

- ¿Porqué?¿Hay algo malo en lo que hice? Nadie dijo nada al respecto. - Suspiró y me miró, el azúl de su ropa de trabajo resaltaba su blanca piel.

- No es que sea malo, eso... No tienes que hacerlo, podrías enfermarte. - Asentí levemente y miré al frente. - ¿Haces esto hace mucho? - La miré.

- Sí, yo no pienso venir al hospital sin visitar los juegos. - Sonrió y llegamos al consultorio y comencé a quitarme lo que debía. - Me recuerdan a Jihyo, ella siempre venía conmigo cuando estaban afuera. Luego pasabamos por la panadería e íbamos al parque a jugar. - Asintió dos veces.

- ¿La conoces hace mucho? - Asentí mientras desataba mis cordones.

- Desde hace... 5 años. - me quité los zapatos y caminé al centro de la sala.

- 5 años es mucho tiempo... - Me hizo inclinarme hacia adelante y acarició mi columna. - Yo nunca tuve una amiga que durara tanto. - Acarcició mis costillas, me acomodó el trasero, me hizo doblar levemente las rodillas y miró y tocó de nuevo.

- ¿No?¿Porqué? -Pregunté con curiosidad, ella me permitió levantarme y me subí a la camilla.

Me recosté boca arriba. - Porque nunca logramos coincidir en algunas cosas, entonces discutimos y nos separamos. - Acomodó su silla.

- Claro, Jihyo y yo no discutimos mucho, es que cuando se enfada da miedo. - Rió levemente y comenzó a tocar con delicadeza mis trapecios. - y, la verdad, a mi no me gusta que nos peleemos, ella es realmente mala cuando se enoja, no me habla, solo me mira, me mira con odio y cuando le hablo me escucha, después sonríe sin emociones visibles y se va. - Suspiré al recordar nuestra última pelea, ella se enfadó conmigo porque olvidé estudiar para la exposición de Historia, y lo hice con un machete, entonces nos castigaron a ambas y ella me maldijo durante toda la hora de castigo.
- Aunque es buena ¿Sabes? Es cariñosa y le gustan mucho los abrazos, además tenemos el mismo dentista. - Rió levemente.

Sus manos fueron a mi cuello -¿Eso es bueno? - Preguntó entre risas.

- ¡Claro que sí! Buscamos dos turnos, uno después del otro, y entonces nos acompañamos en esa tortura. - Sonrió ampliamente.

- ¡Eso es genial! - Dijo alegre y el silencio apareció, yo sonreí y la miré, sus ojos estaban en mi cuerpo y estaba acomodándo sus manos para decir. - inhala... Exhala... - Acompañé con mi respiración que entraba por ls nariz y se expulsaba por la boca. - Ahora mueve el hombro... Relájate. -

Y así comenzaron a pasar meses, sesión tras sesión, en las que hablábamos cada vez cosas más íntimas

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Y así comenzaron a pasar meses, sesión tras sesión, en las que hablábamos cada vez cosas más íntimas.
Me habló de su novio cuando estaba enamorada, cuando estaban peleados, cuando se separaron, cuando se sentía sola.
Yo también le contaba mis cosas, pero mi vida no era tan interesante como la suya, ella parecía tener 1000 aventuras cada día, me hablaba de canciones desoladas, viajes, compañeros de trabajo, cosas raras qur sucedían en el hospital, amigos cercanos, su pasión por la jardinería, sus noviecitos, alguna que otra chica y otros amores secretos.
A mi me fascinaba escucharla hablar de todo eso, todo ese mundo que ven los adultos, todo eso de salir, ver conocer, hacer y hacer hasta donde quieran, ser responsables de su propia vida, y poder hablar con cualquiera. Me parecía fascinante como vivía ella, era algo muy loco.

 Me parecía fascinante como vivía ella, era algo muy loco

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- Oye Momo... ¿Quieres ir a tomar helado conmigo algún día? - Sonrió ampliamente y besó mi frente.

- Eso suena estupendo. -

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora