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Ella me llevó en silencio por el patio de la mano hasta llegar a la casa, al entrar me soltó. Mamá estaba lavando platos y papá guardaba las cosas en la nevera. Momo y papá bromearon, entonces mamá se unió a las risas y, cuando terminaron, yo me llevé a Momo lo más rápido posible a mi habitación.
Aunque al entrar no supe que decir, me había hervído la sangre ver a Momo reír por culpa de mi padre.

- ¿Que sucede? - Dijo con una sonrisita, yo sonreí también, pero no supe que decir, solo miré al suelo. Ella rió y me abrazó, entonces besó mi cabeza y se acercó a mi oído. - ¿Es porque tengo que irme? - Me limité a asentir, sin mirar a sus ojos, con la vista nublada, nublada y dirijida al lejano suelo. - No puedo quedarme... Pero nos podríamos ver mañana. -

- Pero no quiero verte mañana... - Murmuré con seriedad, ella volvió a reír e hizo que mis brazos rodearan su cintura con lentitud, entonces sí, tuvo mis ojos en los suyos.

- Bueno, puedes venir a casa a dormir ¿Te parece? O...¿Irás a ver a tu amig- No la dejé terminar.

- ¿De verdad? - dije emocionada, ella asintió alejándose con lentitud, acariciando mis hombros con lentitud, causando escalofríos y tormentas en mi cuerpo. - Bueno... Debería preguntar, Jihyo está con su novio así que estoy libre. - Acarició mi mejilla con una sonrisa.

- Yo me encargo de tus padres, prepara tus cosas. - Besó mi frente y salió de la habitación. Yo tomé una camisa blanca y un pantalón negro ajustado, además algo para usar para dormir, lo acomodé en un bolso y salí de mi habitación.
Al ir al comedor todos reían a carcajadas. Mis padres parecían hechizados por la sonrisa de Momo, por su forma de hablar y reír, estaban fuera de sí, parecían otras personas. Yo aproveché para preguntar si podía ir a casa de Momo a dormir, y ellos, luego de hablar un poco con Momo y conmigo, dijeron que sí.

Me acompañó al auto, entre bostezos y me abrió la puerta para entrar, luego fue al lado del conductor, se sentó y me miró de reojo, con una mínima sonrisa, entonces arrancó con desicion. - Habla de algo. - Exigió. Yo miré por la ventana.

- ¿De qué quieres que hable? - Pregunté.

- Mmm... De tu amiga, de su novio... ¿Como te sientes con eso? - Dijo con curiosidad, aunque no creo que realmente le interesara eso, solo quería escucharme hablar.

- ¿Que Jihyo no haya venido a casa a cenar por estar por su novio?¿Que ahora deba dejarme sola? - Pregunté con cierto sarcasmo. - La verdad no me molesta mucho, creo que me he estado preparando para este momento desde que la conocí, es muy linda como para no conseguir un novio. - miré a mis pies, mis zapatos estaban muy limpios, mamá se había empeñado mucho en dejarlos blancos otra vez. - Igualmente, en el fondo, siempre tuve la esperanza de que Jihyo decidiera estar con una chica... -

Me miró - ¿Porqué? -

Miré al frente con una sonrisa. - Porque seria nuestra burbuja, y finalmente seríamos 3 chicas superpoderosas. - Sonreí más. - Además sería más cómodo para mí, y seguramente sería dulce, porque a Jihyo le gusta la gente dulce, y todos los chicos dulces que he conocido eran dulces porque les gustaba por detrás. - No me reí, prometo que mi risa no fue por eso, fue por su risa, su risa que era muy divertida y contagiosa y me obligó a reír. - Supongo que por eso su novio es raro, o torpe, porque a Jihyo le gustan así. Imagínate, me escogió a mí para ser su pareja durante 6 años consecutivos en cada actividad de la escuela. - Me encogí de hombros.

- ¿Y a tí que te gusta? - Preguntó con un tono diferente.

- ¿Qué me gusta? Me gusta... - Suspiré. - Si te soy sincera No me gustan los chicos, ni su anatomía, ni su olor, ni su voz, ni su actitud, ni nada. Nunca pensé en uno como más que un amigo, ni siquiera he fantaseado en ningún momento de mi vida con besar a uno, menos hacer otras cosas. - Miré por la ventana. - Esto no se lo he dicho a nadie, así que no puedes decir nada. - la miré brevemente, ella solo asintió. - Me gustan las mujeres. - Dije. - Obviamente me gustan las mujeres. - Murmuré ante la obviedad de mis palabras.

- ¿y cómo estás tan segura? - Preguntó.

- Porque a veces llegan mujeres como tú que me confirman que la mujer es el ser más confortante y maravilloso del planeta. - Su sonrisa se volvió enorme y mis mejillas se tornaron en un horrible tono rosado ante la barbaridad que había salido de mi boca.

Mi voz se había desvanecido durante todo el camino, ella solo sonreía y miraba al frente, mientras la voz de sinatra llenaba el auto de comodidad

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Mi voz se había desvanecido durante todo el camino, ella solo sonreía y miraba al frente, mientras la voz de sinatra llenaba el auto de comodidad.
El auto frenó y la música paró, dejándo frente a mis ojos una casa con un bonito patio lleno de flores y con una piscina asomante. Las luces estaban apagadas.

Ella apareció frente a mi ventana y tocó mi nariz por fuera del vidrio, entonces abrió la puerta y me ayudó a salir. - ¿Tienes sueño? - Dijo tomándo mi mano con calidez, dándome una leve caricia con las llemas de sus dedos en las mías, entonces los entrelazó dedo tras dedo, pegándome levemente a su cuerpo, para entonces llegar al portón y llevarme junto a ella a la puerta, abrió con calma y bostezó una vez más.

- Un poco. - Finalmente respondí mirándola, ella sonrió ampliamente y me miró.

- Yo estoy casi muerta, una vez que caiga en la cama voy a dormir como un oso. - Le Sonreí y entramos a la casa. - ¿Quieres ver una película o prefieres ir a dormir? -

- ¿Te quedarás conmigo si veo una película? - pregunté mirándola a los ojos, ella sonrió enternecida y me abrazó por la cintura con ternura en sus ojos y llegó a apoyar su nariz con la mía mientras sonreía. Sus ojos se achicaron levemente y acarició mi cabello peinándolo con sus dedos y procedió a besar mi mejilla y se acercó a mi oído una vez más.

- Si me lo pides así... No puedo decir que no, aunque no prometo estar despierta todo el rato. - Volvió a alejarse partiéndo a la cocina, yo solté una gran cantidad de aire y me quité el abrigo.

Cuando me dormí ella me dejó en el sofá, cubriéndome con una manta y dejándo un besito en mi mejilla

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Cuando me dormí ella me dejó en el sofá, cubriéndome con una manta y dejándo un besito en mi mejilla.
Pero horas más tarde desperté, con el roce de un aire frío en mis pies.
Me sentí observada por un monstruo de ojos verdes, vestido de negro, con telas que caían, que caminaba a mi alrededor. Mi corazón emitía rápidos latidos ante el terror que sentía, mis ojos evitaban abrirse, mis piernas temblaban y habían muchas corrientes de frío que recorrían mi espalda.

Cuando lo sentí lejos corrí a la habitación de Momo y me recosté en su cama, a su lado, pero alejada. Ella se encontraba totalmente dormida, pero no emitía sonido alguno.
Unos 10 minutos después de que llegué, al estar llena de remordimiento por encontrarme en su cama, decidí moverme lentamente para levantame, pero entonces mi pie rozó con el suyo. Ella se puso dura, sentí como su respiración paraba y en la habitación se emitían olas de miedo. Yo me quedé quieta.
Ella volvió a tocar su pie con el mío recorriendo mi pierna y su calidez volvió. Su mano buscó la mía y al encontrarla me llevó hacia ella, luego rodeó mi cintura con sus brazos, besó mi hombro y llevó su nariz directamente a mi cabello.
Su pijama era ajustado y escotado, o eso sentí al menos, sus oexhos estaban totalmente pegados a mi espalda y sus piernas estaban enganchadas a las mías.

Una vez más me quedé sin aire y sin voz, pero pronto me dormí y todo cesó.

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora