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La mañana siguiente desperté con un frío horrible que recorría mis temblantes piernas y mi descubierta espalda.
Al abrir mis ojos ví a Momo, quien dormía destapada, su cuerpo estaba muy caliente, quizás por la temperatura del ambiente, que, a mí, no me afectaba.
Mis recuerdos de la noche anterior llegaron a mí junto a una fría sensación dentro de mi estómago, que me incomodó mucho.
Recordé sus ardientes manos, su lengua, sus labios, sus gemidos, las sensaciones.

Noté un sabor extraño en mi boca así que decidí ir al baño y lavar mis dientes. Al entrar me miré al espejo, tenía el cabello hecho un lío, y mi cara era un desastre.
Le puse pasta dental al cepillo y lo introduje en mi boca, comencé a moverlo, pero cuando tocó mi lengua sentí como todo lo que había entrado en mi estómago el día anterior comenzaba a subir hasta mi boca. Recorriendo cada parte y quemando con lentitud mi garganta.
Lancé el cepillo al lavamanos y salté al inodoro, para comenzar a vomitar.
Todo un ácido horrible subió y cayó en el inodoro, llenándolo de un asqueroso líquido naranja y verde. Feo.

Tocí mucho, limpié mi boca con agua y entré a la ducha, mi pecho estaba vomitado, un asco, me limpié con el jabón mientras lavaba mis dientes. Me hice muchas gárgaras y, cuando estaba a punto de salir, una vez que todo mi cuerpo había sido enjabonado y enjuagado, la cabeza de Momo se asomó por la puerta. - Creí que te había perdido. - Dijo con una sonrisa.
Su cuerpo estaba cubierto con mi camiseta, le quedaba bastante ajustada, o bueno, a decir verdad en ella se veía super ajustasa. - ¿Está todo bien? - Me asomé mejor por las cortinas y le sonreí.

- Sí, tenía algo de frío. - Dije. - ¿Quieres entrar? - Ella sonrió ampliamente, pero no se movió.

- Pero ya acabaste... - Dijo algo apenada.

- No en su totalidad, no. - Rió sensualmente y se quitó mi camiseta para mostrarme su desnudez y adentrarse en la ducha junto a mí.
Me miró con brevedad, tomó mi cintura con cautela y me dió un pequeño beso. Yo la acerqué más a mí y la besé de nuevo, ella me sonrió.

- ¿Quieres quedarte esta noche también? - Comenzó a besar mi cuello y yo acaricié su empapado cabello.

- Me encantaría... -

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora