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Entramos a un campo muy grande, era todo muy verde, habían muchos árboles y flores. - ¿Esto es tuyo? - Dije asombrada, ella rió.

- Es de muchas personas, antes era de un familiar, ahora es de unos amigos muy buenos. - Me sonrió. - Te gustará. Hay un río por allá y podemos ir a nadar, también hay algunos frutales y muchas plantas de fresas. - Me señalaba los lugares mientras hablaba. - Y muchos lugares por los que podemos pasear. - Me miró a los ojos y paró de hablar del lugar. - Qué hermosa eres... - Susurró. - Más cuando me sonríes así... - Reí advergonzada y ella acarició mi mejilla.

Suspiré con una sonrisa. Ella frenó el auto y acarició mi cabello, yo le sonreí y me acerqué más a ella, a su lado del asiento, entonces tomé lentamente su cintura, ella me sonrió. - Es un lugar precioso. - Susurré, ella sonrió aún más.

Me acerqué con lentitud a sus labios, mirandolos, ella parecía asombrada por verme hacer esas cosas, pero no tomé sus labios, solo la miré a los ojos. - Eres bellísima. - Sus manos fueron a mi cintura y yo sonreí mucho, luego apoyé mis manos en sus hombros, yendo a su nuca con lentitud, acercándome más a sus labios.
Me tomó un segundo morder sus labios, sentirla apretar mi cintura, sentirme realmente feliz. Sus manos me acariciaban de maneras hermosas y yo no podía dejar de besarla, era todo demasiado lindo.

Cuando nuestras miradas se volvieron a encontrar y ambas sonreímos, ella parecía asombrada, me acariciaba con cariño, me daba amor.

Me subí cautelosamente en sus piernas y nos dimos otro beso, pero breve, luego nos abrazamos, ella apoyó su cabeza en mi pecho.
Sus manos acariciaron mi espalda otra vez. - Ahora no quiero irme ¿Qué tal si nos quedamos todas las vacaciones así? Me encanta abrazarte. - Reí y acaricié su cabello. - ¿Podré conducir así? - Volví a reír. - a ver... - Sus labios comenzaron a recorrer mi cuello y yo volví a reír.

- ¡No hagas eso! - Dije entre risas, ella llegó a mi barbilla y luego fue a mis labios.

- ¿No nos podemos quedar así? - Susurró.

- No. - Respondí con una sonrisa divertida, ella también sonrió.

- ¿Porqué no? - Hizo un leve puchero y acaricié su mejilla.

- Porque tengo hambre. - Sonrió picaramente.

- ¿Y porqué no me comes a mí? - Reí advergonzada mirando a otro lado.

- No... Así no se me pasará el hambre. - La miré, ella rió divertida.

- ¿Insinuas que no soy rica? - Reí otra vez.

- Si me hicieras elegir, en este momento, entre una hamburguesa y tú... Escogería la hamburguesa. - Ambas reímos.

- ¡Oye! Y pensar que yo quería viajar contigo. - Miró a otro lado con falsa molestia.

- Yo también quería... - Me miró de reojo. - Pero ahora no puedo comerte. -

- ¿Ah no?¿Por qué no? - me hizo ojitos de perrito, yo sonreí.

- Porque estamos en el auto en el medio de una carretera... -

- ¿Y? Se pueden hacer muchas cosas en un auto Chaeyoung. -

- Pero ahora no quiero comerte... - Miró a otro lado con tristeza.

- ¿No quieres? Qué mala... - Me miró a los ojos y sonrió. - Pero que tú no quieras comerme a mí no significa que yo no pueda comerte... -

- ¿Qué? - Era tarde, yo ya estaba recostada en el asiento mientras Momo me llenaba de besos, estando sobre mí, yo reía y repetía que "No", divertida. Ella, después de darme muchos besos, rió.

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora