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Había ignorado hasta el momento la sensación rara que sentía en mi interior y el leve dolor que la acompañaba, por detrás, por dentro. Se lo comenté a Momo, pero ella solo lo minimizó, lo vió como algo sin importancia, así que yo también se la resté.

La mañana llevaba una suave brisa que movía con lentitud mi cabello, en el lugar solo estabamos ella y yo. Momo me abrazó desde la cintura, mirándome a los ojos. Ambas estábamos en el porche de la casa, yo estaba en un escalón y ella en el suelo, por lo tanto estábamos de la misma altura y yo podía verla a los ojos sin levantar la vista. - Oye cariño... - Susurró con ternura. - Ya que nos quedan tan solo 4 días de vacaciones y luego no podremos vernos por un tiempo, he estado pensando en algo... - Peiné su cabello con mis dedos lentamente y ella me sonrió. - ¿Qué te parece si nos vamos a otro sitio para estar solas? Ya sabes... - sus brazos se cerraron más, acercándo más su pecho al mío. ‐ Sin nadie molesto a nuestro alrededor, tan solo tu y yo, yo y tú, nuestras voces y el espacio suficiente para que esté todo nuestro amor. - Acaricié su mejilla.

- ¿Y a dónde iríamos? - Sonrió.

- A cualquier lugar, uno bonito y solitario, sin ninguna persona mala que quiera interponerse. - Su cabeza se apoyó en mi pecho. - ¿Qué te parece? -

- Me parece bien. - Dije sonriente.

- ¿Y qué te parece si nos vamos hoy y ahora? - Sus manos acariciaban mi espalda con lentitud.

- ¿Ahora?¿Por qué? - Me miró a los ojos.

- No es una buena idea seguir aquí. Si nos vamos ahora te lo explico en el auto. - Asentí levemente.

- ¿No vamos a despedirnos? - Dije con una leve pena en mi voz, realmente quería abrazar un poco a esas personas tan bellas, pero Momo negó con la cabeza.

- Dejaremos una carta ¿Sí? - Asentí levemente y me dió un pequeño beso.

En la habitación Junté nuestras cosas y las guardé todas, mientras tanto Momo hizo... No sé qué hizo, pero algo hizo, en otro lado. Pronto nos fuimos del lugar, a la velocidad de un rayo, literalmente, porque ella condujo con mucha velocidad hasta llegar a la carretera, en ese momento cambió a una más normal y yo me dejé caer en el asiento para apoyar mi cabeza en sus piernas.

Su mirada bajó, me sonrió con ternura y una de sus manos salió del volante para ir directamente a mi cabello. Su vista fue al camino otra vez. - Anoche peleamos, los chicos y yo. Habíamos bebido y fumado mucho, Walter insistió en tocarte, en algún momento pudo hacerlo, porque estabas muy ebria y yo estaba discutiendo con Jonh y toda su actitud de "Hombre correcto y ejemplar", pero pronto pude salvarte antes de que te hiciera... Cosas feas. - Cerré mis ojos. - Espero que no te haya hecho nada malo... - Susurró para si misma. - Pero bueno, entonces te llevé a la habitación, nos dimos un baño, trabé la puerta con una silla y nos recostamos a dormir, aunque no pude dormir casi nada. -

- ¿Por qué? -

- Porque te llevé a un lugar en el que estás rodeada de gente que solo quiere aprovecharse de tí y de tu ingenuidad. - Suspiró algo frustrada. - Son gente con la mente podrida y yo no lo noté antes, no tenía forma de saberlo ¡Y no pude protegerte de ellos! - Tomó aire y lo soltó lentamente, tratando no perder la calma. - Lo lamento mucho cariño. - Tomé su mano, la que estaba en mi cabello, entre las mías y le dí un pequeño beso.

- Ya no estamos ahí, ya no pueden hacerme nada, ahora estamos juntas y estoy a salvo ¿No? - Tardó en responder, tardó mucho en responder. Estaba atrapada en su mente, con los ojos clavados en el camino y su cuerpo muy tenzo. Yo solté su mano y ví como esta viajaba a uno de los cajones del auto para tomar una cajita de cigarrillos. Sacó uno, lo encendió con un encendedor y abrió la ventanilla del auto.

- A salvo... ¿Crees que estar conmigo es estar a salvo?¿Tanta confianza me tienes? - Parecía asombrada. - Qué locura. - No podría decir que es lo que sucedía en su mente, no sé que carajo estaba ahí, pero me calmé cuando me miró con una sonrisa y me guiñó el ojo. Eso fue muy lindo.

Fuimos a una cabaña en la montaña, bastante lejos, a dos horas, o algo así; Me dormí en el medio del viaje, no podría ser muy precisa; una abuela le cobró el alquiler de 4 días y 3 noches a Momo, quien le dijo que yo era su sobrina y veníamos de p...

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Fuimos a una cabaña en la montaña, bastante lejos, a dos horas, o algo así; Me dormí en el medio del viaje, no podría ser muy precisa; una abuela le cobró el alquiler de 4 días y 3 noches a Momo, quien le dijo que yo era su sobrina y veníamos de paseo, porque estos campos son unos lugares muy lindos. La mujer le dijo de algunas zonas de la ciudad que podrían interesarnos si veníamos a hacer turismo, mi chica le agradeció y nos fuimos a nuestra cabaña en el medio de la nada.

- Tengo muchisimo sueño. - Dijo dejando caer sus cosas en el suelo, yo la miré. - Iré a dormir una siesta, prometo no dormir mucho ¿Vienes conmigo? - Lo pensé poco.

- No... Ya dormí mucho. - Me dió un beso en la mejilla y luego uno en los labios.

- Entonces nos vemos más tarde, no te vayas muy lejos si sales y... Comportate bien. - Me dió otro beso y caminó a la habitación.

- Que tengas dulces sueños. - dije.

Ella cayó prácticamente muerta a la cama y yo me quedé sola.
Tomé mi teléfono y jugué un rato a un par de juegos, luego me aburrí y me puse a mirar la cabaña. No era para nada interesante, era bonita, pero no interesante. Me aburrí muy pronto, y en mi aburrimiento, mis ojos se cruzaron con algo muy interesante... El bolso de Momo.

¿Debería sentirme mal por hurgar en sus cosas? Supongo que sí, pero no me sentí mal.
Habían muchas cosas, mucha ropa, un libro, juguetes, protectores de látex de toda clase y sabor, su teléfono, un par de velas, encendedores, su teléfono, ropa interior de encaje, cargadores, una libreta, su teléfono...
Ordené todo y cerré la maleta, me sentía tentada, quería tomarlo y leer su WhatsApp, ver si se hablaba con mi madre, si seguía con su novio aún estando conmigo, si habían otras a quienes les hacía lo que a mí.
Dejé el aparato en la mesa y lo miré fijamente. Una parte de mí no quería hacerlo, pero la otra lo deseaba mucho. Necesitaba saber qué decían los chicos, si maldijo a Walter, sus planes reales sonre este viaje.
Tomé el blanco aparato en mis manos, le dí una leve caricia, entonces encendí la pantalla. Tenía un fondo de un villano de cara pintada, el Guasón, en el medio de un lugar muy oscuro. Algo realmente bello.
Debajo de la hora y fecha habían 4 notificaciones de mensajes.

Miré a la habitación alerta, al escuchar un ruido del chillido del colchón, ella continuaba estando dormida. Iba a leerlos, sé que sí, pero no pude, simplemente fue una fuerza mayor que yo la que me obligó a apagar el teléfono y escapar a la cama, para adentrarme en ella y dejar de pensar en violar tanto su privacidad como para leer sus mensajes.

Cuando sus brazos me rodearon la miré y su sonrisa llenó mi alma de alegría. Entonces sí, dormí una siesta.

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora