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- Jihyo. - La llamé. Ella me miró con brevedad y salió del aula, sin darle importancia a mi llamado. - ¡Porfavor Jihyo háblame! - Corrí detrás de ella. - No me hagas esto de nuevo, no fue queriendo, yo solo lo olvidé. - Una vez más, yo había olvidado uno de nuestros compromisos, pero esta vez por culpa de estar otra noche con Momo.
Era un 22 de Noviembre, ya saben, el día de nuestro aniversario de amistad, siempre hacíamos cosas extraordinarias esos días, la vez anterior hicimos un campamento solas en el bosque y esta vez íbamos a hacer algo más simple, íbamos a ver una película en el cine de autos.

Para cuando salí detrás de ella, luego de verla entrar a un salón, no la encontré, y la puerta se cerró detrás de mí, dejándome encerrada.
Intenté abrir la puerta, pero obviamente ella estaba del otro lado tirándo hacia afuera para que yo no lograra salir.

- Jihyo... Lo olvidé, sabes que no soy buena con la memoria. Lo lamento mucho. - No pude abrir. - Porfavor Jihyo, hablemos... - La puerta continuó sin abrirse y la solté, cayendo en el suelo. - Han sucedido cosas Jihyo, cosas que no pude controlar... - Mis ojos fueron al frente y recordé las últimas palabras de momo la noche de ayer.

 - Mis ojos fueron al frente y recordé las últimas palabras de momo la noche de ayer

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- Chaeyoung... - Dijo mientras me acomodaba en sus piernas, acarició mi cabello y sonrió. - ¿Podrías guardarme un secreto? - Preguntó con un lindo brillo en sus ojos, yo asentí brevemente. - Me gustas, me gustas mucho. - Murmuró mirándome a los ojos con una leve sonrisa. - Desde que te conocí, me encantas. Eres tan libre, tan bella, eres muy divertida. - Acarició mi mejilla, el brillo de sus ojos era muy sincero.

- ¿D-De verdad? - dije con asombro.

- Sí. No podría mentirte, siempre te he sido sincera y lo sabes... - Miró al suelo y luego volvió a mis ojos. - ¿Yo te gusto? - Pregunto con inseguridad, yo tomé una de sus manos con lentitud y la miré a los ojos.

- Si... Me gustas mucho... - Confesé mirándola a los ojos.

- ¿En serio? - Asentí varias veces y ambas sonreímos ampliamente. - Y... ¿Te gustaría que fuéramos algo? Nada formal, podríamos tan solo... Explorar juntas y ver que nos gustaría... Ser. - Su mano acariciaba lentamente un mechón de mi cabello mientras hablaba y sus ojos seguían el movimiento. Al concluir la frase me miró a los ojos.

- ¿Explorar? - Pregunté confundida.

- Hacer esas cosas... Como las que hicimos estos días... - Sus ojos, sus ojos son preciosos. - ¿Te gustaron? Porque si no es así podríamos... - Asentí y ella dejó de decir eso que decía.

- Papá y Mamá se enfadarán si lo saben... - Murmuré. - No es algo que pueda decirles... ¿No?-

- Puede ser... - Sonrió y dejó de acariciar mi cabello para volver a mi mejilla, ahí me acarició con extrema lentitud mientras decía. - Puede ser nuestro secreto... Pero no puedes decírselo a nadie, sino no podríamos continuar viéndonos. - Asentí con lentitud mientras su dedo pulgar acariciaba mis labios. - ¿Prometes no decirle a nadie? - Asentí y ella comenzó a acercar su cara a la mía. - ¿Lo juras? - Volví a asentir, entonces ella quitó su dedo para apoyar su nariz con la mía.

- No diré nada, no quiero eso... - Murmuré, ella sonrió.

- Yo tampoco quiero eso ¿Sabes? - Sus labios estaban cada segundo más cerca. - No puedes ni siquiera susurrarlo frente a Jihyo... ¿Si? - Asentí lentamente y ella me besó con lentitud.

- He

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- He... He estado muy enferma ¿Si? No es algo que pueda controlar, he tenido muchas náuseas estos días y... -

- ¡Deja de mentirme! Ambas sabemos que estuviste con Momo ¡búscala a ella para que vaya en mi lugar a tu próximo cumpleaños, porque juro que no iré! - Al final de la frase su voz se quebró y la oí cuando se fue corriendo. Entonces comprendí sus llamadas perdidas y sus mil mensajes, la vida de Jihyo estaba estancada en un pozo de tristeza, su corazón sufría, probablemente por culpa de su novio.
Me levanté e intenté abrir la puerta, pero no pude hacerlo, Jihyo me había encerrado de verdad esta vez, y no podría disculparme con facilidad esta vez.

Caí sentada en el suelo y apoyé mi cabeza en mis rodillas con frustración. - No es mentira... Mi estómago me está matando, Bombón. - Murmuré.

¿Podrías guardarme un secreto? - MochaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora