¿Podrías guardarme un secreto? - Mochaeng

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No sé qué hizo Momo, pero mamá estaba confiada, no tenía ningún problema con que yo estuviera en el medio de la nada rodeada de exraños.
De hecho lo único que le dijo a Momo fue. - Cuidala mucho, es tendenciosa a escaparse cuando está sola. - Yo suspiré molesta, lo hice una sola vez, y fue porque ellos querían que yo me fuera de paseo con uno de sus amigos que no me caía muy bien.

- Tranquila, no creo que se vaya a ninguna parte ¿No es así? - Asentí levemente.
Suplicaba que ya nos fueramos, no aguantaba que mamá me advergonzara tanto con la chica con la que salía, eso era horrible. - ¿Vamos? - Asentí de nuevo y corrí al auto. Necesitaba irme lejos.
Al subir al auto saludé a mamá y papá con la mano y nos fuimos con rapidez. - ¿Pasó algo? - La miré. - ¿Porqué no hablas? -

- Porque tengo mucho sueño... Es demasiado temprano. - Sonrió y acarició con lentitud mi espalda.

- ¿Mucho? No me imagino porqué será. - Le sonreí al recordar la larga conversación que habíamos tenido anoche por mensajes. Ella me había hablado de sus amigos; eso no me importaba; y me había enviado varios audios casi susurrados, habló mucho en ellos, dejándome boba por culpa de la sensualidad, el cariño y el amor en su voz.
Habíamos estado despiertas hablando hasta las 4 de la mañana.

Me acerqué más por el asiento y recargué mi cabeza en su hombro, ella sonrió. - ¿Dormiste bien? - La abracé lentamente por la cintura, ignorando que conducía, para poder estar aún más cerca.

- Si, si. - me miró. - Aunque antes de salir bebí un café doble, solo para no quedarme dormida en el camino. - Sonreí. - Aunque podríamos hacer una parada para dormir una siesta... ¿Te gustaría? - Asentí sonriente y entrecerré mis ojos. - Aunque si quieres dormir ahora no pasa nada... - Sonreí más y miré al frente.

- No, no, está bien. -

Viajamos acompañadas por música y por una radio que a Momo le gustaba mucho, al parecer, eran unas personas que hablaban de cosas de actualidad, hacían preguntas a los oyentes y reían y reían. Ambas reímos también al escuchar las boberías que decían, compartimos varios comentarios y anécdotas, también sonrisas. Extrañaba eso, este tiempo nuestra relación se había vuelto muy de encuentros sin ropa, no charlas, cosa que me entristecía un poco. Ahora me alegra que vuelvan esas charlas que me da, esas que hacen arder mis mejillas y no me dejan parar de sonreír, que tienen consejos escondidos, que dejan mensajes encriptados en el aire.
"A veces uno no recibe lo que desea recibir" Dijo. Eso es una clara indirecta a lo que sucedió con Jihyo; yo quería estar en las vacaciones con ella, no se lo dije a Momo, pero lo sabía, me conocía lo suficiente como para leer mi simple respiración; Yo no sé que le pasó, no me habla al respecto y eso me asusta un poco, pero no sé. No sé nada.

A las 2 horas del viaje paramos en un pueblito, cargamos gasolina en el auto del padre de Momo; Él se lo había prestado, siempre lo hace, está muy viejo y ya no puede usarlo, ella lo usa para ir a lugares lejanos, nunca para la ciudad, dice que caminar le encanta, que disfruta la brisa, los olores y las miradas de la gente; Ella me preguntó si quería comer o beber algo, yo le dije que no, tenia sueño, no hambre, pero ella insistió; Es realmente buena haciéndolo; y me convenció, logrando que le pidiera un helado y un agua.