─Gracias por preocuparse por mí, tropa ─anunció Gibrán, ya completamente recuperado de su enfermedad en la siguiente reunión de SPEED─. Fue una lucha difícil, pero vencí ─y levantó el puño en señal de victoria, mientras agachaba el rostro.
Como si recuperarse de una enfermedad fuera una gran hazaña.
─Nos alegra que ya estés mejor jefe ─comentó Claudio.
Eso me gustaría decir ─contestó el líder─. Pero no puedo.
─¿Qué quieres decir? ─pregunté.
─Hay malas noticias ─respondió─. Ha aparecido una nueva Sociedad en el pueblo.
Todos los miembros nos estremecimos ante la noticia. Bueno, yo tardé un poco más porque, todavía no me acostumbro a llamar a este club social como Sociedad.
Pero pensándolo bien, básicamente se trata de otro grupo de chicos que tienen las mismas aficiones que nosotros, y se reúnen en su propio club. Así que no debería de sorprenderme tanto.
─¿Te refieres a otro grupo como nosotros que también ve anime? ─preguntó Claudio.
─Así es.
─¿Pero porque dices que es una mala noticia? ─preguntó Guadalupe─. Es decir, creo que eso sería mejor, si por ejemplo, ellos se unieran a SPEED, el club podría crecer y...
─No ─la interrumpió─. He conocido a su líder, desde que sabe que existe también una Sociedad en este pueblo, ha declarado intenciones hostiles.
─¿Hostiles?
─Dice que no pueden existir dos Sociedades en Yatareni ─comentó Gibrán─. Y tiene razón, pero nosotros no seremos los que desaparecerán.
─Espera ─interrumpió Angelina─. ¿De verdad intentarán hacer que nuestra Sociedad desaparezca?
─Es lo más probable ─contestó─. Su líder es una persona casi tan decidida como yo, y bueno, personalmente yo lo conozco desde hace tiempo.
─¿Cómo que lo conoces desde hace tiempo? ─pregunté─. ¿Y apenas nos informas que tiene una Sociedad que pretende eliminarnos?
─Eso es porque conozco esa Sociedad desde hace tiempo atrás ─contestó mientras se acomodaba los lentes negros tratando de parecer más serio─. Estaban establecidos en Sayula. Después me enteré que su líder vino aquí a Yatareni, pero como su Sociedad no vino con él, pensé que había renunciado o había disuelto su Sociedad. Sin embargo hace muy poco me enteré que de hecho, ya la Sociedad se ha establecido aquí. Ya se han enterado de nuestra existencia y me ha advertido que no duraremos mucho tiempo.
─Yo creo que esto se podría resolver hablando y ya ─comenté─. No es para tanto, supongo.
Era cierto, lo que aquí estaba pasando eran dos grupos de chicos aficionados al manga y al anime que estaban por entablar una guerra, solo porque el otro no puede existir. Bueno, los hostiles son ellos, no nosotros. Deporsí algo como esto es absurdo, pero, si tenemos exactamente los mismos gustos, no le veo sentido a esto.
─Lo intenté ─dijo Gibrán contestando mi pregunta─. Pero parece ser que nos retarán a algo, una especie de competencia, pero aun no me dan los detalles. Parece ser que la Sociedad que pierda ese torneo, o lo que sea, se disolverá.
─¿Y qué haremos entonces? ─preguntó Mayra.
─Aceptar su desafío ─dijo el líder bastante convencido─. Lo que sea que hagamos, ganaremos, de eso pueden estar seguros.
─Por cierto ─preguntó Claudio─. ¿Sabes dónde está su base?
─No lo sé ─contestó─. Parece ser que todavía se están instalando, pero lo que sí sé, o lo que me dijeron ellos, fue que como casi todos son de familias adineradas, tienen mejores cosas que nosotros. Aunque la verdad creo que solo dijeron eso para aparentar, no creo que sea cierto.
─Impresionante ─murmuramos a pesar de que el líder dijo que aquello no podría ser cierto.
Al final nos retiramos, no sé si todos, con algo de incertidumbre. Quizá Gibrán sea muy positivo y pueda contagiar a sus subordinados de ello, pero yo no soy tan influenciable ¿Qué pasaría si de verdad en eso que hagamos, nos venzan y SPEED se disuelve?
Me pregunto si podría unirme entonces a esa otra Sociedad, pero luego pensar en eso me hizo sentí mal. Aunque ha sido poco tiempo, he pasado buenos momentos con Gibrán y los demás, sobre todo con Mayra, no está bien hacerles eso.
El lunes siguiente me presenté en la oficina del arquitecto a seguir trabajando, pero la encontré cerrada.
Era algo peculiar. Por lo general la oficina siempre está abierta y el arqui siempre está a esa hora porque llega una hora antes que yo. Y él mismo ha dicho que, si alguna vez fuera a ausentarse, me avisaría un día antes para que no vaya en balde. Sin embargo, creo que se le pasó avisarme.
Esperé una media hora por si llegaba pero no apareció.
Decidí entonces moverme. Asumí que si no estaba ahí, lo más seguro es que estaría en la obra, quizá dando algunas instrucciones a sus albañiles.
Pero al llegar ahí, lo que vi me sorprendió.
También estaba cerrada.
A esa hora ya deberían estar los trabajadores efectuando sus labores, las maquinas sacando la tierra, en fin, deberían de estar trabajando.
Pero no había nadie, salvo el vigilante.
El vigilante es un policía que el papá de Mayra contrató para que hiciera guardia todas las noches en la obra y así evitar que alguien se metiera a robar la herramienta.
Sólo viene durante la noche y se queda aquí a pasar las noches.
A estas horas ya no debería estar aquí, pero ahí estaba.
Solo entonces me percaté de algo.
Había pegada en la puerta de entrada al terreno, una estampa gigante.
En letras grandes y rojas decía "OBRA SUSPENDIDA"
Y al leer aquello me estremecí.
Debajo de las letras gigantes había otro texto más pequeño en los que se daban detalles de la suspensión, así que me acerqué para leerlo:
"Por violar lo dispuesto en los artículos tal y tal, del Reglamento de Construcciones del estado de Los Ángeles, con fundamento en los artículos tal y tal y tal, fracción tal, inciso tal, del Reglamento de Desarrollo Urbano y Obras Publicas de Sayula, se ordena la inmediata suspensión de los trabajos de construcción que se están llevando a cabo en este predio hasta que se regularice su situación.
El incumplimiento a lo citado lo hará acreedor a las sanciones que establece el ya mencionado reglamento.
Queda prohibido quebrantar este sello, a la(s) persona(s) que lo haga(n) se sancionara(n) en los términos del Reglamento Penal Vigente.
Estados Unidos Mexicanos
Gobierno del Estado de Los Ángeles.
Honorable Ayuntamiento de Sayula"
ESTÁS LEYENDO
Yatareni - Volumen Uno
Teen FictionEliseo es un egresado de la carrera de arquitectura que, por azares del destino, termina mudandose a un pequeño y remoto pueblo provinciano mexicano llamado Yatareni, para trabajar con el arquitecto del pueblo. Al inicio, el muchacho no está conten...