MEDIDAS DESESPERADAS

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Si necesitara evidencia de que las cosas serían distintas... Con la comida hubiera sido suficiente.

En los días en que Kyoshi tenía tiempo de desayunar, generalmente se servía un plato de jook de la olla comunal que burbujeaba en la cocina decorada con los residuos secos de las mesa de arriba que la Tía Mui había considerado adecuados para salvar de la noche anterior.

Hoy, otra sirviente la sorprendió fuera de su puerta y la llevó a uno de los comedores reservados para los invitados.

La habitación en la que estaba era tan grande y estaba tan vacía que al beber de su taza de té se hacía eco.

La gran mesa de sándalo contenía una gran variedad de manjares hervidos, salados y fritos que pensó que el lugar preparado para ella, debía ser un error.

No lo era.

Sin saber cuál de los jóvenes bajo su techo era el Avatar, Jianzhu parecía haber decretado que Kyoshi iba a ser alimentada como una noble hasta que descubriera si ella era el Avatar.

Trató de ajustarse a la generosidad de Jianzhu pero sólo un poco de cada ingeniosamente arreglado platillo era lo que podía soportar con su arroz. Incluyendo, con algo de disgusto, las picantes algas que se llevó en el jarro a la mansión, ahora reposadas en un plato lacado.

Su mesera volvió a revisar. –¿Ya ha terminado la señorita?– preguntó, con la cabeza inclinada.

–Rin, fui a tu fiesta de cumpleaños–, dijo Kyoshi. –Ayudé a comprar esa peineta que estás usando–.

La joven se encogió de hombros. –Ya no debes presentarte en el trabajo. El maestro Jianzhu quiere que estés en los campos de entrenamiento en una hora–.

–¿Pero que se supone que debo hacer hasta entonces?–

–Lo que la señorita deseé–.

•°•

Kyoshi salió del comedor tambaleándose como si hubiese recibido un golpe en la cabeza.

¿Tiempo libre? ¿Qué clase de animal es ese?

No quiero que nadie me vea despierta o en la casa.

"¡Oh ahí está Kyoshi admirando las flores!."

"¡Allá va, pensando en la nueva caligrafía del Templo del aire!. "

La posibilidad de estar expuesta la horrorizaba. En lugar de eso, una mejor opción fue correr a la pequeña librería en donde antes había hablado con Kelsang y encerrarse ahí. Se escondió ahí, sola con su temor, hasta que llegó la hora señalada.

•°•

Kyoshi estaba tan familiarizada con la extensión de piedra plana del campo de entrenamiento como lo estaría con la caldera de un volcán de la Nación del fuego. Sus tareas nunca la habían traído aquí. Jianzhu esperaba por ella en el medio del campo real, comp un espantapájaros vigilando un campo.

–Ya no te molestes con eso–, dijo cuando ella hizo una profunda reverencia como lo haría un sirviente. –Ven conmigo–.

La llevó a una de las habitaciones laterales, un armario de suministros que había sido vaciado rápidamente. Muñecos de paja y discos de tierra control habían sido maltratados durante las prácticas de otros, lo que molestó el sentido de organización de Kyoshi.

Adentro, Hei-Ran los esperaba.

–Kyoshi–, dijo con una cálida sonrisa. —Gracias por hacernos caso. Sé que han sido días duros relacionados con el pasado–.

El Ascenso de Kyoshi [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora