CONCLUSIONES

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Jianzhu había aprendido su lección, sin caravana, sin caminos. Tan pronto como el recibió el mensaje del equipo de seguimiento de los shirshus, entregado por un halcón, había pasado por el enorme gasto absurdo de comprar un Anguila-Sabueso. Y ellos atravesaron rápidamente las montañas, y al lado de ellos paso un bisonte volador, una manada entera de ellos.

En los anales del Reino Tierra, antiguos barbaros nómadas habían viajado grandes distancias, sorprendiendo marchas militares con un tipo de táctica. Un simple jinete podría traer múltiples monturas en un solo viaje, cambiando entre ellos en el cielo para mantener los animales tan frescos y rápidos como sea posible. De las filas de sus nuevos reabastecidos guardaespaldas, él tenía que escoger dos, basándose en su habilidad de montar y partieron con ocho Anguila-sabuesos entre ellos, les habían dicho tan pronto como fuera posible, pero por la urgencia fue fácil suponer que su petición era importante.

Ellos alcanzaron las montañas de Ba Sing Se en un asombroso tiempo, con apenas un testigo para marcar su paso. Temprano, un jinete se rompió la pierna en un agujero de marmota y tuvieron que darlo de baja, otro murió de cansancio en la lejana orilla de Lago Oeste.

Pero por otro lado, la constante conducción sin sentido el viento en su cabello fue bueno para el espíritu de Jianzhu. Tan pronto el perdió la compañía de Hei Ran, el necesitaba ocasionalmente la libertad de su mirada vigilante. La caravana trajo más mensajes de halcones con su equipaje cuidadosamente enjaulado y encapuchado, Jianzhu hizo la promesa de enviar su respuesta tan pronto como fuera posible.

El lugar donde estaba sentado para encontrarse con los rastreadores, era un pequeño comienzo de sendero que conduce a la estribación del sur de Taihua, la gentil cuesta baja de lomas de pasto verde estaba perforado por hileras de riscos de piedra roja, que sobresalen hacia arriba uniformemente siguiendo el mismo ángulo y flores. Las rocas están tan altas y numerosas como árboles en un bosque.

Jianzhu vio una figura solitaria entre las piedras saludando y frunciendo el ceño, el mensaje que le traía tan deprisa tenía explicación, con muchas disculpas, que el shirshu había seguido el rastro de olor hasta estas montañas.

Justo después de que ellos perdieran el control sobre el animal, había escapado y corrido en busca de su presa, por todo lo que el sabia, se debió haber comido al Avatar.

Los entrenadores debieron haber hecho un montón de dibujos, para asimilar su cara de ira en persona mientras el resto buscaban al shirshu. Apresuró a su Anguila-Sabueso hacia el capitán, el hombre estaba agitado, el saludó forzosamente.

-Puedes parar-. gritó Jianzhu - -Te veo-.

Silbó y luego paro. El rastreador se desplomó, con dos flechas en su espalda.

Jianzhu maldijo y saltó de su montura, más arqueros cruzaron el cielo, cargó losas de tierra a su alrededor y se preparó en su cubierta, escuchando las flechas proyectadas aterrizar a su alrededor.

"Me estoy volviendo demasiado viejo para esto," él nunca habría caído en una trampa como esta en su tiempo de juventud.

Hubo una pausa en el fragor, hizo un movimiento con sus pies, tomó el techo de su guarida y la lanzó hacia arriba, las losas de tierra que lo protegían ahora se rompieron en trozos, hacía todas direcciones como una ametralladora. Se escucharon gritos desde las rocas de arriba.

Revisando sus alrededores lo más rápido que pudo, vio algunos arqueros que cayeron en sus propios cuerpos de los riscos, pero mejor sentirlo, que lamentarlo. El bajó su postura, sacudió su cintura y torció sus brazos, desde la base hasta la cima, de cada piedra que él podía ver, violentamente brotaron espinas delgadas del tamaño de jian, como si se hubieran transformado instantáneamente, en la misma especie de cactus del desierto de Si Wong.

El Ascenso de Kyoshi [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora