LA EMBOSCADA

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Según piensa Jianzhu, era bueno estar en casa en Yokoka. No importa que tantas preguntas extrañas tenían los demás sobre el equipo con el que se había ido. ¿Dónde estaban Saiful y los otros? ¿Qué paso con ellos? ¿Están bien?

«Muertos en la línea del deber. Una emboscada Daofei. Y no. Por definición, no.»

Le debía mejores respuestas a Hai-Ran. No solo la mentira fue más profunda para ella, necesitaba su aporte. Después de cerrarle la puerta de su estudio en la cara a sus problemáticos sirvientes, arrojó su correspondencia perdida en su banco mientras ella se sentaba en el sillón.

—El camino fue helado en Taihua, y perdimos un shirshu—. Dijo. Cortó con un cuchillo el sello de cera que aseguraba el cilindro de correo. —Pero es para eso que tenemos a la pareja de apareamiento, ¿no es así?—  Redundancia, la clave del éxito.

—Jianzhu—. dijo Hai-Ran, se veía un poco fría y retirada sentada en el sofá.

—Ba Sing Se está cerca de Taihua—. La carta era de ese mocoso de Te. —Apuesto que están en algún lugar protegidos detrás de unos muros. Tendré que recurrir a mis contactos de los tres anillos.

—¡Jianzhu!

Miro arriba del escrito

—¡Detente! —dijo ella —¡Se acabó!

La miró cuidadosamente. Hubo muchas formas en las que pudo haber terminado. Dependía en que era lo que sabía. Esperó a que continuara.

—Mantuve la vista en los movimientos de Hui mientras te habías ido. Hace poco menos de una semana hubo una explosión de actividad en sus oficinas. Cartas, mensajes, oro y plata transferida.

Hace poco menos de una semana. Ese pudo ser el mensaje de Saiful llegando en las manos de Hui. Lo que haya comprendido puede ser una verdad a medias, que el Avatar pudo ser capturado por Daofeis. Pero el aún creía que Yun era el verdadero. Hei-Ran sabía que la chica era el verdadero Avatar pero no los resultados de la misión ni los asentamientos de los bandidos.

Una tenía las más novedosas noticias, la otra, noticias más exactas. Él tenía que preocuparse por la asimetría.

—Hui actuó según la información que tú le diste en la fiesta—. Dijo Hei-Ran —Está haciendo la construcción para mantener al Avatar lejos de ti, si está haciendo esto basado solamente en una pelea tuya con Yun, ¿cómo crees que reaccione la gente cuando se enteren sobre Kyoshi?

Hasta ahora esa revelación no ha ido bien para nadie que la haya escuchado.

—¿Cómo crees que debamos responder?

Hei-Ran se acurruco en el sofá abrazando sus rodillas, se veía muy joven cuando hacía eso.

—No quiero responder. Quiero decirle a Hui la verdad para que nos ayude a extender la búsqueda. Jianzhu, ya no me interesa el Avatar, solo quiero a mi hija de vuelta.

Estaba sorprendido por su aparente falta de preocupación.

Hasta donde ella sabía, su hija y el Avatar no se encontraban en el peligro alguno. Por supuesto, la realidad era que definitivamente estaban en peligro, si estaban en manos de los forasteros. Pero Hei-Ran no sabía eso.

Jianzhu suspiró. Su hija jamás regresaría sin el Avatar, y el Avatar no regresaría sin... ¿sin qué exactamente? La duda daba vueltas y vueltas en su mente. Era agotador.

—Tal vez tengas razón—Dijo. Jhianzu. —Tal vez se acabó. Toda esta farsa ha ido demasiado lejos—. Hei-Ran levantó la mirada esperanzada. —Dijiste que Hui empezó actuar hace una semana—. Jianzhu frotó la parte baja de su barbilla dónde podía sentir la marca que la espada de Saiful dejó. —Le tomará al menos otro par de semanas enviar las cartas oficiales y obtener respuestas de todos los sabios que tienen influencia en todo el Reino Tierra. Se reunirán en la ciudad de Garín u Omashu y seguramente me convocarán para que responda por mis errores; eso da otra semana. Eso es tiempo suficiente para preparar un discurso sobre la verdad—Encogió los hombros —Es posible que encontremos a Kyoshi antes de eso. Y en ese caso los hechos saldrán a la luz. Yo perdería al Avatar, pero tú podrás reunirte con tu hija.

El Ascenso de Kyoshi [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora