Capítulo 16

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  —¿QUÉ te pasa? —preguntó TaeHee, extrañada.

—Que me has coaccionado para trabajar en la cocina, eso es lo que me pasa —contestó Taehyung, tratando de guardar los últimos restos en la nevera de sus padres.

—No querrás que mamá tenga que recoger la cocina el día de su cumpleaños, ¿no?

—No, ¿pero por qué no utilizas tu propia ayuda doméstica en lugar de a mí?

—JeongHan lleva toda la semana esperando a que llegara el partido de béisbol.

—Claro, y yo odio los deportes —dijo Taehyung en tono sarcástico.

—No he tenido tiempo de hablar contigo un poco en serio desde la boda. Algo te preocupa.

Taehyung no estaba de humor para ser analizado, sobre todo por su hermana. Lo conocía demasiado bien.

—Sí, he apostado cinco dólares por los Red Wings y voy a perderlos.

—No eres tú mismo —dijo TaeHee, pensativa—. ¿Tiene algo que ver lo que te pasa con Jung Yerin?

—No.

Taehyung lo negó demasiado rápido y con demasiada vehemencia. TaeHee no iba a dejarlo en paz.

—¿Por qué sale con MinHyuk si tú estás interesado en ella? No puedo creer que te haya dado calabazas.

—No me las ha dado porque nunca hemos sido pareja —Taehyung cerró la nevera de un portazo, haciendo que se balanceara la figura de cerámica que había sobre ésta.

—Si te atrae tanto...

—¡No me atrae tanto! No es mi tipo.

—¡Tu tipo! —TaeHee rió burlonamente—. Tu tipo es cualquier mujer con pechos.

—¿Sabes que desde que te casaste resultas a veces realmente molesta?

—Ya resultaba molesta antes de casarme. En serio, Tae, me gusta Yerin. Tal vez ha llegado la hora de que te dejes de tanto ligoteo.

—Tal vez ha llegado la hora de que te metas en tus propios asuntos.

—Estás muy irritable. Y me parece que tampoco te sientes muy feliz.

—Escucha, Hee...

—Solíamos hablar de todo.

—No quiero herir tus sentimientos, hermanita, pero no hay nada de qué hablar.

—He oído cotillear que a MinHyuk le gusta mucho Yerin, pero que todavía no sabe si tiene ese algo especial...

—MinHyuk no sabría lo que es especial ni aunque lo tuviera delante de los ojos.

—Así que es cierto —dijo TaeHee.

Taehyung odiaba la mirada de sabionda que le dirigió su melliza, sobre todo porque, normalmente, significaba que tenía razón.

—Déjalo ya —gruñó.

—Puede que haya llegado el momento de que madures —replicó su hermana, sin rencor.

—Tengo que irme.

—Estás enfadado.

—No.

No estaba enfadado, pero no tenía palabras para explicarle a su hermana lo que sentía por Yerin. Ni siquiera TaeHee entendería su necesidad de permanecer sin ataduras. La mayoría de las mujeres habían nacido para casarse y hacer lo posible para que los demás se casaran. Veían a los hombres como cañones sueltos, peligrosos hasta que quedaban bien sujetos y bajo control.

Vestido de Novia - TAERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora