Capítulo 10

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 —¡GUÁRDATE la lengua en la boca, atontado! —TaeHee se colocó junto a Taehyung y le palmeó sonoramente un hombro—. Esto no es nada típico en ti.

—¿De qué estás hablando?

—Del feliz día en que tendrás que tragarte tus palabras. Ya sabes, todas esas tonterías sobre vivir en libertad, sin ataduras, etc.

—¿No has engordado un poco? —replicó él burlonamente, tratando de cambiar de tema—. ¿No deberías estar por ahí haciendo un bebé, en lugar de cotilleando con la familia?

—Es la chica que te vendió el vestido de novia, ¿no? ¿Cómo es que pasó casi toda la noche bailando con Lee MinHyuk si tú estás interesado en ella? No puedo creer que MinHyuk sea competencia seria.

—No puedo creer que me estuvieras vigilando en tu propia boda —replicó Taehyung—. ¿Qué tal te va la vida de casada?

—¿Respondiendo a una pregunta con otra? —acusó su melliza—. Conozco todos tus trucos.

Taehyung suspiró.

—Sólo la estoy ayudando con algunos consejos. Ha tenido mala suerte con los hombres y va a salir este fin de semana con MinHyuk.

—En ese caso, supongo que te he interpretado mal —aquello era lo más cerca que podía llegar TaeHee a una disculpa.

—Tus kilos de más sólo se notan por debajo de la cintura —dijo Taehyung, para igualar el marcador.

De pronto, tuvo un inquietante pensamiento. ¿Acabaría TaeHee tan gorda como una de sus tías?

—Será mejor que vaya a rescatar a Yerin. Me temo que ChangHee está haciendo su truco con las orejas —dijo, casi esprintando a lo largo del salón para salvarla.

—Tía JiHye es una cocinera estupenda —dijo Taehyung en la mesa, tratando de sugerir un lado brillante al caos de aquella cena familiar—. Sus menús son un poco raros, pero todo sabe muy bien.

Taehyung se sirvió un poco de remolacha picada y un huevo junto a sus espaguetis y se preguntó por qué habría insistido su madre en que fuera su padre. Este casi nunca asistía a aquellas reuniones familiares.

—Oh, se me ha caído la servilleta —susurró Yerin.

—Yo la recojo —dijo Taehyung.

Pero decirlo era más fácil que hacerlo. La mesa estaba completamente abarrotada de gente y detrás de ellos había una pared. Tras estrujarse contra ésta, Taehyung logró introducir una mano bajo la mesa.

Lo que agarró era delgado, firme y torneado.

—Hey, eso es mi tobillo —dijo Yerin.

—Lo siento —Taehyung deslizó la mano hacia abajo, por encima del zapato de Yerin, y estiró los dedos, esperando encontrar la servilleta—. No la encuentro —dijo, irguiéndose—. Puedes quedarte la mía.

—Podemos compartirla. Son tan grandes como sábanas.

—Nadie que no sea pariente tendría que pasar por esto —susurró Taehyung junto al oído de Yerin, aunque no era probable que alguien lo hubiera oído. Habría hecho falta hablar a gritos para hacerse oír por encima del bullicio general—. ¿Prefieres irte?

—No, lo estoy pasando bien —contestó Yerin.

Incluso mientras lo decía, se dio cuenta de que era cierto. Su familia era más reducida y estaba muy dispersa. Los parientes de Taehyung hablaban alto, reían mucho y parecían quererse de verdad. También sabían hacer que ella, una desconocida, se sintiera bienvenida y relajada, pero intuía cuál era el motivo: que fuera ella la que por fin atrapara al calavera de la familia. Pero ella ni siquiera quería pensar en eso. Taehyung había dejado bien claro que el compromiso y el matrimonio no estaban entre sus planes y ella se sentía todavía demasiado frágil como para caer en un enamoramiento sin esperanzas.

Vestido de Novia - TAERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora