Dulce
¿Dónde estaba? ¡Ah cierto! Patitas para que las quiero si no es para correr del demonio.
Damon en ningún momento gritó mi nombre, supuse que no quería que Harry supiera que estaba ahí pero eso no evitaba que el se acercara a mí con una sonrisa maliciosa. ¿Tenía miedo? No, en realidad tenía una combinación de emoción y altas ganas de divertirme, me sentía como una niña corriendo por los pasillos de su casa.
Sabía que me atraparía en cualquier momento pero seguí corriendo.
—Tardaré menos de tres minutos en atraparte así que o vienes por las buenas o por las malas —gritó lo suficientemente alto como para que yo lo escuchara —Tú eliges, Dulzura.
Si claro, no me rendiría tan fácil.
Cuatro minutos después...
— ¡Está bien!—alcé mis manos en son de paz. — ¡Me rindo!
Este chico sí que era un odioso, me dejó correr hasta cansarme y ahora me tenía en bandeja de plata, me encontraba recostaba sobre el suelo, como la gran dramática que era.
—La chismosita se cansó —soltó burlón llegando a mi lado.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomé de su pie y de un golpe, utilizando todas mis fuerzas, lo jalé haciéndolo caer.
—Jamás pensé que caerías tan rápido ante mí, Damon Vans —sonreí victoriosa.
—Literalmente me hiciste caer a tu lado —respondió bajo, al parecer el golpe le había dolido.
—Vamos, sé que te mueres por mí —bromee a su lado.
— ¿Morir por ti? —Soltó incrédulo —En el momento que lo desees, tú solo ordénalo.
Eso me hizo sonreír.
— ¿Cómo está tu espalda, viejito?
—Tan plana como tu pecho, niñita —se burló reincorporándose del suelo.
Puse una mano en mi pecho fingiendo que sus palabras realmente me hirieron.
—No creo que mi pecho esté tan plano como tu trasero —respondí mirando el techo —Tu casa es muy bonita.
—No es mi casa —bufó —Es de mi familia.
—Los Vans —reí —Tan importantes que jamás escuché de ellos.
—Dios mío, te gusta herir mi orgullo.
—No niego verdades.
—A decir verdad —comenzó a hablar aun recostado a mi lado —Yo tampoco escuché de ti.
— ¿Tratas de ofenderme?
—No, te hablo de verdad, jamás oí de ti, ni siquiera sabía que Arthur tendría una hija.
—Soy la hija negada —hice un puchero dramático.
— ¿En serio?
—Claro que no, sino no tendría su apellido.
—Buen punto, entonces ¿Porque apareciste justo ahora?
Su pregunta al principio me sonó un poco a reproche pero rápidamente comprendí que era más a sorpresa.
—No lo sé...—me encogí en el suelo —Mi padre jamás me quiso presentar frente a todos porque su trabajo era muy peligroso como para que me conozcan, tenía miedo a represarías.
—Porque es abogado —agregó Damon —Es comprensible.
—Lo es —suspiré aun en el suelo — ¿Y tú? ¿Cómo es que jamás oí de la familia Vans?
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Prohibido Enamorarse de Dulce ©
Teen FictionTrilogía: "Prohibido" Libro 1 ¿Qué harías si un día tu vida cambia bruscamente por la presencia exacta de una persona? Damon, llega a la vida de dulce, a traer misterios, secretos y aparentemente una amistad. Muchos secretos rodean a ambos, quienes...