Capitulo 3| Extrañas sensaciones

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30 de diciembre

Damon

—Definitivamente no iré.

Oí como bufó cansada a través del teléfono.

—Pero hijo, es importante para nosotros que asistas a la fiesta —insistió mamá.

— ¿Cuáles nosotros? —Susurré con ironía —Querrás decir que es mejor para Harry que quiere usurpar el puesto de mi padre aun en el estrado.

—No es eso, yo quiero que vengas.

—Necesitas vender la imagen de una familia perfecta ¿No?

—Damon.

—Gema.

—Hijo.

—Mamá.

Sonreí al escuchar su suspiro de irritación.

—Por favor, al menos piénsalo.

—Bien, lo pensaré aunque no creo que cambie de parecer.

—Bueno, descansa hijo.

—Igualmente madre.

Dicho eso, colgué.

No quería ir a esa estúpida fiesta, en realidad, no podía ir, se lo prometí.

Rápidamente mandé un mensaje.

"Acepto, ven."

Yo tenía otros planes más importantes que asistir a un lugar donde todos me comerían con la mirada y no en el mejor sentido.

"El hijo prodigo volvió" "¿Con que derecho regresó?" "¿Por qué volvió?" "¿De qué está huyendo esta ves?"

Ya imaginaba sus comentarios, tan estúpidos y tontos como siempre.

Me senté en el sofá frente a mi cama, pensando en lo que haría pero a la vez interesado en aquella chica del parque.

Sonreí al recordar su expresión. Estaba tan molesta pero, por alguna extraña razón, terminó cediendo a mi capricho. Se veía...cansada.

Levanté mi teléfono y marqué el número de un no tan viejo amigo.

— ¿A quién mataste? —fue lo primero que soltó.

— ¿Por qué asumes que maté a alguien? Y ¿Por qué crees que te llamaría a ti cuando yo podría resolverlo solo?

—Bueno, si me estas llamando es porque claramente no lo puedes resolver solo —lo escuché reír — ¿Qué quieres, demonio?

—Mi querido amigo, conquistador —mencioné con una sonrisa —Quiero una pequeña ayuda.

— ¿La cuál es?

—Quiero las grabaciones de un parque.

—Eso es ilegal ¿Quién te crees?

—La persona más hermosa de la ciudad —solté con obviedad.

—Sí, claro, está bien, lo haré en un segundo.

— ¿En serio?

—No, claro que no.

—Zed...—insistí.

—Damon...—lo oí suspirar —Tu madre me llamó hace una hora, me dijo que te convenciera para que asistas a la fiesta de los privilegiados.

Sentí burla en sus palabras por lo que no le tomé con seriedad.

—No quiero ir...—respondí mientras me encogía en mi asiento.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora