Capítulo 56| No me sueltes

5.9K 499 281
                                    

Dulce

Había sido una mala idea.

¿Quién creería que un día llegaría a cansarme de comer helados?

Reí ante mis pensamientos

— ¿Ya enloqueciste por completo? —preguntó Damon manejando, centrado en la carreta no sin antes darme cortas miradas.

—Quizá —me estiré en el asiento, comenzaba a cansarme de estar sentada pero aún faltaba mucho para llegar al hotel donde nos estábamos quedando.

— ¿Tienes planes para tu fututo? —preguntó ganándose mi mirada extraña.

— ¿A qué viene eso?

—Pues curiosidad, quiero saber qué es lo que quieres... —alzó los hombros como si su pregunta fuera lo más normal del mundo.

—Si me preguntas que es lo que quiero diría que no un helado... —reí.

—Hablo en serio.

—Vale, pues no lo había pensado mucho... —me hice pensativa mientras lo miraba.

Damon era tan lindo.

Sus pestañas, sus ojos, sus labios. Todo de él parecía ser perfecto aunque eso era de familia. La familia Vans, una familia que tenían apariencia de ángeles pero en realidad, eran demonios, en el buen sentido claro.

—Después de estudiar ¿No quieres formar una familia? ¿Hijos? Quizá...—murmuró.

Aparte la vista de golpe, no quería que me viera sonrojada aunque igualmente no me vería porque la única luz ahora era la de la luna. Pasaban más de las diez de la noche, creo que por eso mi cuerpo se sentía cansado.

—Si —admití mientras miraba atreves del vidrio —Claro que quiero ser madre, quiero una familia.

El paisaje era oscuro pero se podía observar el desierto a ambos lados, estábamos cruzando por una carretera que a donde mirases era desierto, pequeños arbustos pero nada de gente ni casas, creo que era lo más terrorífico del camino, la oscuridad.

— ¿Y tú? — pregunté aun sin mirarlo pero podía sentir su mirada sobre mi nuca.

Dios, él me ponía tan nerviosa.

—Yo también quiero tener hijos —admitió y esa simple respuesta me hizo voltear para verlo sonriente —Quisiera tener una hija.

Lo miré atenta ¿Él quería una nena?

—Una hija —Repetí bajo, debía admitir que sería bonito pensar en él como padre — ¿Por qué una hija?

—Porque las niñas son, a decir verdad, más astutas, más inteligentes, más hermosa que los hombres —se encogió de hombros para regalarme una sonrisa inocente —Además no quiero tener que competir con un mini yo, te imaginas que tenga un niño y sea tan persistente como yo.

Bien, bien.

—Yo quisiera un niño —solté provocando su mirada asombrada —Se llamará Lucas.

— ¿Por qué Lucas?

—Porque me gusta el nombre —repetí sus palabras—Además no se me ocurre ningún otro nombre.

—Perfecto, tendremos una parejita —dijo emocionado —Serán buenos amigos.

Lo mire extraña ¿Cómo que buenos amigos? Si ambos pensábamos en lo mismo, ambos serian hermanos ¿No?

— ¿Quieres tener un hijo ahora? —pregunté con los cachetes rojos.

— ¿Ahora? —Se echó a reír —Si te refieres a follar en el auto, he de admitir que me sorprendes.

—No, no me refería a eso —Rápidamente cubrí mi rostro avergonzada —Me refería al momento, no lugar, tonto.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora