Capítulo 11 | La expectativa de mis planes

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Dulce

— ¿Y cómo has estado con todo este tema de la muerte de tu mamá?

Jugué con mí helado por unos segundos más antes de fijar mi vista en Julie.

—Bien...—suspiré —Creo.

— ¿Crees?

—Creo —repetí.

Vi como Julie metía su tarta en el horno para acercarse a mí, cuando estuvo al otro lado de la isla, sujetó mis manos sorpresivamente para presionarlas muy suave. La miré confundida, en respuesta solo me sonrió.

—Sabes que siempre podrás contar conmigo ¿Verdad?

Esta vez fui yo quien le dio un suave apretón a sus manos con una media sonrisa.

—Lo sé, Julie, lo sé.

—Quiero que siempre lo tengas en mente —susurró con una sonrisa —No estarás sola jamás, siempre estaré para ti ¿Comprendes?

—Si —bufé — ¿Por qué lo repites? ¿Acaso piensas abandonarme? —Hice un puchero —No me vas a abandonar ¿Verdad?

— ¿Cómo podría abandonar a mi niña? —besó mi mano de forma cariñosa.

La miré un poco melancólica. Quería que esto fuera eterno. Julie había sido la única persona a la que realmente le importaba, quería que viviera mucho y que disfrutara de su vida, sobre todo, quería yo formar parte de su vida.

—No lo sé —miré hacia otro lado, dramatizándolo todo — ¿Y qué pasa si te vas primero?

— ¿Si me voy primero? —Alzó una ceja — ¿Me estás diciendo vieja?

—Claro que no —reí.

—Bueno ignoraré eso pero respondiendo a tu pregunta —se hizo la pensativa tocándose el mentón por un segundo —Creo que incluso te cuidaré desde arriba.

— ¿Me cuidarás desde arriba?

—Claro, si te comportas bien, haré que el sol brille para ti.

— ¿Y si me comporto mal?

—Lloverá mucho.

— ¿Me quieres ahogar?

—No pero sabrás lo que pienso si haces las cosas mal, aun si muero —me sobó la mejilla para darme un par de palmaditas —Ahora no pensemos en si me voy, al final yo no controlo el clima, querida, no te preocupes que no mandaré ningún rayo.

Reí ante sus palabras.

—Te quiero mucho, Julie —le dediqué una de las pocas sonrisas que eran realmente sinceras en mí.

Con ella todo estaría bien.

—Yo también —me sonrió alegre —Yo también.

—Bueno eso es obvio —alcé mi cabeza de forma creída — ¿Quién no me amaría?

—Tienes razón ¿Quién no amaría a una chica tan linda como tú?

—Exactamente, querida Julie y para que me quieras más, te diré algo.

— ¿Qué me dirás? —Preguntó interesada — ¿Tendiste tu cama esta vez?

—No —giré los ojos con una sonrisilla inocente —En realidad quería decirte que si quieres... podemos celebrar mi cumpleaños —murmuré eso ultimo tan bajo que la cara confundida de Julie no fue sorpresa.

—Creo que si estoy envejeciendo —se echó a reír — ¿Podrías repetírmelo?

—Que si quieres...este año podemos celebrar mi cumpleaños, tú y yo.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora