• 58: En la oscuridad •

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- Niño. Oye niño. Necesito saber cuanto cuesta esto - la señora mayor de edad hacia todo lo posible para llamar la atención del pelirrojo.

El menor se encontraba viendo por la extensa ventana que tenia a su lado, tenia apoyada su cabeza sobre su mano. Por la forma en la que se había dejado llevar y se mostraba pensativo, había algo que le corrompida en su mente, algo que le mantenía inquietante.

- Niño - lo llamó por última vez.

Tae volvió en sí, lo primero que vio fue a la mayor con el entrecejo fruncido mientras le señalaba una barrar de cereal que tenía en su mano.

- Lo siento - el pelirrojo hizo una reverencia disculpándose por lo sucedido. Agarró de la mano de la señora, la barra de cereal, busco el código para poder escanearlo. - 30 wones - le mencionó el chico entregándola de nuevo la barra.

La chica asintió con la cabeza y de su billetera sacó el efectivo para poder pagar por el alimento.

- Gracias, vuelva pronto - exclamaba el menor mientras cerraba la caja registradora en donde se guardaba el dinero.

- Si vas a estar así. Regresa a casa niño. Esto de trabajar en las noches no es lo tuyo - la mayor salió por la puerta corrediza dejando con la palabra en la boca al pelirrojo.

Soltó un fuerte suspiro.

- Tiene razón. Aún no me acostumbro a estos horarios - miraba el reloj de su mano constantemente.

Hizo a un lado todos sus cuadernos que tenia en la mesa para poder despejar su espacio. Dejó caer su cabeza sobre la mesa y se quedo recostado un rato largo.

Estaba desanimado y hecho pedazos a nivel emocional. Toda este asunto que estaba atravesando con su familia, no le hacia nada bien. La discusión de esta madrugada fue la gota que derramo el vaso, ya estaba agotado del patético comportamiento de su padre.

.......

Tae salió de su habitación para dirigirse a su habitación, aún eran las seis de la mañana, casi toda la casa estaba en oscuras por a mínima luminosidad que entraba por las ventanas.

Fue directo al baño para poder lavarse la cara, cepillarse, y bajar a la cocina para poder hacer el desayuno.

Se encerró en la habitación del baño. Se desvistió para poder entrar en la bañera. Pensó que lo mejor sería que se bañara a que solamente se lavara la cara. También el baño le ayudaría a despejar todos los problemas que tenía en su mente.

Primero abrió la canilla del agua, de vez en cuando metía y sacaba su mano para comprobar si la temperatura del agua estaba perfecto.

Después de unos minutos, Tzuyu tocó la puerta del baño preguntando si era Tae el que se estaba bañando o era su padre.

- Sí soy yo - le respondió el chico cerrando las llaves del agua, pues el ruido del agua chocándose contra el piso, no le dejaba escuchar.

- Bueno. No demores mucho. Tengo que entrar - añadía la menor del otro lado de la puerta.

- Esta bien. Termino con esto y enseguida bajo a preparar el desayuno - abrió la canilla del agua para seguir bañándose. Tzuyu solo lo escucho y regreso a su habitación.

Tae bajó rápido las escaleras secándose el cabello.

Situó su toalla, con la que se estaba secando, sobre uno de los respaldares de las sillas que estaban en la sala principal.

Abrió la puerta de la heladera, luego de secarse bien las manos, porque si iba a agarrar algo con las manos mojadas, algo malo le iba pasar, no era demasiado tonto como para caer en eso, por lo menos eso es lo que decía su mamá.

"¡Estúpido Ángel!" »YM« 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora