• 76: También son mis hijos •

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Tae

- Bien, chicos aquí tienen su paga - El gerente de la tienda nos estaba dando el efectivo que  me correspondía a mí y a Namjoon. 

Ambos agradecimos con una reverencia. El señor hizo lo mismo y se retiró.

- No se olviden de cerrar cuando salgan - Mencionó el mayor. Ese día nuestro jefe nos dio permiso para irnos a casa temprano, habían encontrado a otro sujeto par de sujetos que nos reemplazaran un par de días.

En lo particular, para mí me daba igual, no tenía ganas de irme a casa, pero tampoco tenía ganas de quedar encerrado detrás de esa mesa.

Eso era todo lo contrario para Namjoon, su cara de felicidad que transmitía cuando saló por esa puerta, fue algo incomparable.

- Nunca te vi tan feliz - le hice saber al peliceleste.

Hyung me miró de reojo y me sonrió. - Pequeño ¿A dónde vas? - me dijo mientras me daba mimos en la cabeza, despeinándome por completo.

- Oye basta - le mencioné para que se detuviera. - No lo sé, tal vez vaya a casa - traté de arreglarme ale cabello pelirrojo.

- Ven, vayamos a un lado - el mayor me dio un golpe en el brazo, con su codo, para indicarme de que le siguiera.

Yo no lo entendí a donde me quería llevar exactamente, no lo conocía lo suficiente como para sentirme tranquilo con su presencia. 

Accedí a decirle que no tenía tiempo y que iba a volver a casa por que mi hermana me esperaba, lo dije como excusa para no rechazar si invitación y no sentirme mal, pero él insistió en que lo siguiera. Me dijo que lo iba a pasar muy bien.

- Vamos Tae, la vas a pasar muy bien - me agarró del brazo y me hizo correr hasta llegar al último bus que pasaba por la zona. Nos sentamos al final del transporte público. Como ya era pasado las 10 de la noche. No había muchas personas en el bus, así que podíamos decidir en que asiento poder sentarnos.

- Tranquilo - me dijo viendome que yo estaba algo callado, mas de lo habitual, a su lado en el bus.

- Lo siento, pero la verdad no sé a donde me llevas - le hice saber.

Las expresiones faciales de mi Hyung cambiaron de un momento para el otro. Se acercó a mí con una cara seria - Te estoy raptando - me lo dijo tan serio sin despegar su vista de mí. No sabía si esto era una broma o si era verdad, pero de lo que si sabía es que en cualquier momento me iba a tirar por la ventana.

- JAJAJA, mira tu cara - se burló de mí
- Tranquilo niño, no soy de esos tipos de personas - volteó a ver la ventana que tenía al lado suyo, para luego agregar - todavía eres una bebé, hay que cudiarte.

Mis latidos de corazón no paraban de saltar a cada rato, pareciera como si mi propio corazón tomara la iniciativa de salir de mi pecho.

Mis latidos de corazón no paraban de saltar a cada rato, pareciera como si mi propio corazón tomara la iniciativa de salir de mi pecho

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"¡Estúpido Ángel!" »YM« 💜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora