Carta 14

461 65 0
                                    

Querido Cinco:
Me sorprendió mucho cuando llegaste a mi cuarto en medio de las horas de tu entrenamiento.
Me dijiste que nunca habíamos comido algo tan rico como esas galletas, yo aún que en realidad soy fan de los postres sentía que no era para tanto mis galletas.
Me confensaste que no eras el único que pensaba eso, que de hecho y a pesar de que no querías terminaste dandole un galleta a todos nuestros hermanos los cuales hasta la fecha te molestan con que les consigas para ellos o que le digas dónde pueden comprarlas, siendo Klauss el que a llegado a amenazarte con invocar fantasmas para que te molesten si no le das más, eso me causo algo de risa por qué se que si se las hubiera ofrecido no las hubieran probado o me hubieran dicho que era la cosa más asquerosa del mundo.
Me confensaste que te sentiste incómodo de que fuera a tu cuarto más que nada porque estaba todo desordenado y lleno de hojas con cálculos para mejorar tu capacidad de  viajar en el tiempo y te reíste cuando yo te condense que estaba tan asustadas que solo entre a ponerlas y me salí corriendo de ahí, me asegúrate que era más que bienvenida de ir cuando quisiera.
Se que para ti entrar a los cuartos de otros era lo más normal del mundo pero yo no era tu, para mí que me dejaras entrar ahí me conmovía profundamente y aún no lo pudieras sentir mi corazón latía más rápido por esa amabilidad.
Me dijiste que todos se habían sorprendido de escucharme tocar y que había sido su tema de conversación durante mucho tiempo, que te sorprendía que yo no mostrará ese talento mío, te confesé que en realidad no sentí que era lo suficientemente buena para hacer eso, ví que tú lo tomaste como modestia pero no era así.
Se que tu estás acostumbrado a alagos, se que tú eres increíble y que apenas entras a un cuarto todos lo saben y te alaban por ello incluso nuestros hermanos aún que le cueste admitirlo tienen una gran admiración por ti, pero yo soy tan ordinaria que a menos que estés dispuesto a verme no lo haras y si yo soy así de ordinaria puedo suponer que todo lo que hago también.
Atte. Vanya la ordinaria.

Cartas para un Cinco que no me ve.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora