Capítulo: Dos

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JiMin estaba en su habitación suspirando. A lo lejos, miró a las personas normales vivir sus vidas, y él anhelaba algo así...

- Señorito, el joven InSik vendrá a pedir su mano hoy- una de las criadas habló y JiMin solo hizo un gesto de aburrimiento. La joven siguió diciendo lo bueno y adinerado que era, los lotes y terrenos que habían adquirido y que de seguro muchos donceles esperaban ser mirados o ser desposados por él.

JiMin solo siguió fijo mirando a la ventana.

Deseaba casarse y una familia... pero no por obligación, no por dinero, sino que JiMin esperaba amor sincero.

Cuando unos ojos achocolatados lo miraron desde el bosque. Lo único que JiMin agradecía era que su amplia mansión y llena de cosas horribles, tenía una buena altura y su habitación estaba en lo alto.
Típico de una doncella encerrada...
Bueno, doncel encerrado, era el término correcto.

- Hijo...- su madre entró y volvió a ignorar.

Lo creían tonto. JiMin no lo era.
Y ahora con su vista fija en esos ojos que deslumbraban y le miraban casi sin pestañar. Nada de casarse. Esos ojos, le habían encantado.

Su madre de seguro estaba hablando del hombre que llegaría esa misma tarde, pero su mirada estaba fija en el hombre que el mismo JiMin afirmaba le miraba de la misma manera. Esas orbes estaban encendiendo ese deseo de huir de nuevo...

Esa libertad que anhelaba desde aquella noche en que lo supo...

JiMin solo se sentía un muñeco mas, uno de sus mejores amigos de infancia. De los reales, murió a manos del hombre que lo desposó, con dolor y rabia, emociones que tenía prohibidas sentir, recuerda la alegría que rodeaba a JoHyung, su radiente sonrisa que fue apagandose desde que se casó.

Un mes mas tarde, JoHyung le confesó que era maltratado y abusado, golpeado e insultado, pero no tenía derecho a quejarse, el siguiente mes le contó en cofianza absoluta, las putas que pasaron por la misma cama en la que se suponía dormía junto a su esposo.
JoHyung le inyectó ese deseo de ser valiente y huir de ese lugar.

Su última conversación fue una mañana en la que estaban en el jardín. JoHyung llevaba muchos cortes en su cuerpo, que cubría con gasas y distintos desinfectantes.
Mientras hablaban, le contó sobre un hombre que rescataba donceles, y que gracias a un chico que trabajaba en su casa pudo comunicarse con él.

HoSeok era el nombre de aquel ayudante de las caballerizas. Según su amigo le contó, esa misma noche escaparía junto a HoSeok, quien era un hombre amable y accedió a ayudarle al ver tanto maltrato.
JoHyung le había asegurado que lo mejor era huir a seguir en ese infierno. O al menos lo intentaría...

JiMin estaba atemorizado a partes iguales, sobre todo porque su amigo TaeMin, no distaba de esos abusos y maltratos y JiMin decidió que no se quedaría a averiguarlo.
No iba a ser un objeto.

Pero, esa noche cuando su amigo regresó, JoHyung había sido muerto a manos del hombre que lo desposó. A JiMin no le importaban las lágrimas tan falsas que ese hombre derramó en el funeral de su amigo, y nadie le quitaría de su mente que ese hombre fue quien lo asesinó.

Un año había pasado desde su muerte y aún lo recordaba...

Cada mes llevaba las flores favoritas de su amigo y a veces se encontraba con TaeMin.

- Tengo que ir a ver a JoHyung- dijo luego de un rato. Su madre lo miró confundida.

- Te he dicho que hoy vendrá tu prometido- farfulló ella.

- Será hasta el atardecer, tengo tiempo, quizás sea mi última visita- suspiró mirando que el hombre ya no estaba en su campo de visión.

- Oh- la mujer sonrió con alegría- Eso es estupendo, una vez te cases tu unica responsabilidad es dar hijos a tu esposo y cuidar de tu familia, pondrás en practica todo lo que te hemos enseñado... no tendrás tiempo para los muertos- agregó con desdén.

JiMin como siempre, la ignoró.

Tomó sus cosas y se dirigió a su armario para sacar una capa violeta, y colocarsela. Alisó su traje y salió de la mansión. Agradecía tener al menos esa oportunidad de visitar la tumba de su amigo.

Salió hasta llegar al cementerio. Tenía prohibido mostrar la silueta de su cuerpo, era una de las tantas normas que odiaba, no tenía porque esconderse. No había cometido ningun pecado que le hiciera avergonzarse de sí mismo, tampoco tenía algun defecto... bueno, creía que ser doncel era su defecto. La sociedad se había encargado de hacerlo sentir menospreciado consigo mismo.

Con lágrimas en sus ojos, y con un pequeño ramo de flores que había encontrado en el camino, miró la lápida que tenía grabado el nombre de su amigo.

- Hola JoHyung...- susurró con voz entrecortada y un nudo en la garganta.- No había venido... todo esta yendo peor, TaeMin ha desaparecido y ya no volvió a verme desde que lo ví en el mercado de la plaza, quisiera que él escapara... y yo anhelo hacerlo...

- Sí dices eso tan repente cualquiera podría escucharte- una voz se escuchó a sus espaldas. Afligido volteó sonriendo al ver a su amigo con vida.

TaeMin se agachó y dejó el ramo que había traído. Sacudiendo un poco el lugar donde colocó las blancas flores, se levantó y dejó ver a JiMin sus marcas, los golpes, y cada una de las diferentes muestras de que anoche había sido una de esas, en donde quien se hacía llamar su esposo, lo había golpeado... de nuevo...

- Un año...- suspiró y algunas lágrimas bajaron por sus mejillas.- Voy a irme JiMin... voy a escapar, hazlo tu también...

JiMin le miró sorprendido, y puso su mano en el hombro de TaeMin, quien le sonrió.

- Escuché a mi marido hablar con tu pretendiente, es otro bastardo que solo busca tener un objeto exótico en su colección...- suspiró y miró la lápida de su amigo.- No esperes mucho, te lo digo por tu bien, no quiero que pases este infierno que yo estoy viviendo, el infierno que JoHyung vivió...

- TaeMin...- JiMin susurró.

- Estoy cansado... esta es una miseria... preferiría ser mujer, incluso ellas no sufren tanto, o quizás me gustaría estar enfermo y que me hicieran de lado...- TaeMin dijo negando con un sentimiento amargo.

JiMin suspiró y miró hacia el cielo.

- Aségurame...- habló- Aségurame, que te veré con vida pronto...- regresó su mirada a su amigo al lado.

- Nos veremos... te lo prometo...

JiMin y TaeMin regresaron a sus respectivos lugares, con un poco de dificultad para separarse en ese momento. JiMin tenía miedo...

Y esa noche, haría algo por el mismo, lucharía por conseguir su ansiada libertad...

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora