Nuestro inicio

16 1 0
                                    

Estaba frente a aquel caballero de la orden de la espada, su armadura era reluciente y su espada estaba en su mano, tenía un casco que no dejaba ver su rostro, no me importaba saber quién era, solo lo mataría para salir de ahí con eliz, blandí a yamato y en un rápido movimiento, le cortaría la cabeza para acabar con esto, mi sorpresa fue cuando le atravesé el cuello no sentí nada ni salió sangre, sin embargo el me atacó con su espada y pude repeler su ataque con la mía, me aleje un poco y ataque otra ves, ningún ataque a su cuerpo real le hacía daño, me di cuenta que no tenía un cuerpo real entonces ataque su armadura, la dejaría tan desecha que dudo mucho que pueda pararse, él atacaba violentamente pero yo podía ser aún más violento, me transformé y mientras usaba el poder de yamato invoqué espadas sobre su cabeza, las dejé caer atravesando su armadura mientras con mi habilidad cortaba pedazo a pedazo aquella armadura carente de cuerpo, termine con una rodilla en el suelo y un pie firme justo para cerrar a yamato y acabar con todo, así fue, después investigaría lo que pasaba, ahora solo me interesaba poner a Eliz a salvo, la tomé en brazos dispuesto a salir volando de ahí.

Llegamos al hogar de eliz y la recosté en su recámara, mientras me quitaba mis gabardinas ponía una cubeta a llenar, arranqué un pedazo de tela de una ropa que estaba en la sala y subí con la cubeta en mis manos y el pedazo de tela, me senté a un lado de su cama, remoje el pedazo de tela para después exprimirlo y limpiar su rostro que estaba pacifico durmiendo, no sabía si solo era ella descansando o si necesitaba medicina, no supe que le hacían realmente, lo unico que sabía era que no me volvería a apartar de ella nunca más.

Después de dos días durmiendo despertó, estaba algo pálida, me miro y me regaló una sonrisa como solo ella podía sonreír, toco mi rostro y me dijo "vergil me encontraste" en ese momento no supe que decir así que solo me limité a pegar mi frente a la de ella, me sentía aliviado de que estuviera bien y que estuviera conmigo, a este punto ya no tenía ninguna duda, estaba enamorado de ella y haría lo que fuera por protegerla.

Estaba en la cocina preparando una comida para ella, ya que había pasado tanto sin comer que de seguro tenía mucha hambre, tal ves no era el mejor haciendo alimentos humanos pero me esforzaba mucho para que por lo menos supieran bien, al terminar de cocinar prepare su plato y lo deje en la mesa, subí para hablarle y decirle que la cena estaba lista, ella estaba sentada en su cama mirando hacia la ventana mirando las estrellas, me senté a un lado de su cama y le dije "no quiero interrumpir tu lindo paisaje pero no has comido en algunos días e hice algunos alimentos para ti" intenté sonar lo más tranquilo posible, "gracias vergil, por salvarme, por preocuparte tanto por mi y por cuidarme" esas palabras aunque me hacías sentir bien las decía con nostalgia, "¿sucede algo?" Solo pude decir eso, mi cabeza estaba en blanco, "vamos a comer ¿te parece?" Me regalo una linda sonrisa a la cual solo pude responder con un "si".

Estábamos sentados en la mesa, ella comió algo lento pero creí que era por su estado de inanición, cuando terminó me hizo una extraña petición "vergil ¿podríamos ir al árbol del prado?", la veo unos segundos y asiento con mi cabeza, agarro mis gabardinas y me las pongo junto con yamato que siempre la tenía en mi mano, la veo bajar de su habitación con su vestido rojo y su capucha puesta, le dedicó una sonrisa algo nerviosa y ella se sonroja pero igual sonríe, salimos de su hogar camino a la salida de fortuna, le ofrezco mi brazo para que pueda caminar mejor y ella lo acepta, vamos de camino con ella agarrada de mi brazo, solo puedo pensar en lo pequeñas de sus manos y lo frías que están.

Después de un rato llegamos a aquel árbol en medio de la noche ella se sentó al pie del árbol mientras yo me sentaba junto a ella, solo estábamos mirando la luna y las estrellas, en mi mente no había nada más que ella, el estar con ella se había vuelto una obsesión recordé todos esos momentos que compartimos juntos, los libros que nos contábamos en las noches o esas veces que me contaba de sus pasatiempos con su rostro emocionado, recordé el árbol que estábamos cuidando juntos y las veces que en las cenas me platicaba de su jefe loco algo paranoico, recuerdo cada cosa que me hizo llegar a la conclusión de que me había interesado por ella, nunca pensé que algún día pudiera vivir así con alguien, mis pensamientos fueron interrumpidos por las palabras de ella que me dejaron en shock "te amo vergil"...

El pasado de vergil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora