Mis sentimientos

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Ya habían pasado unos días desde aquel día que perdí el control, la humana me había enseñado que no solo era una humana con mala suerte, era sofisticada y con carácter, había estado viviendo con ella varios días y ya sabía su rutina, despertaba, hacia desayuno tarareando una canción alegre y después se bañaba, salía a su patio trasero a regar sus plantas y dejar alimento para ardillas en uno de sus árboles junto con un bote pequeño para el agua, después entraba y se ponía su capucha para salir a su trabajo, trabajaba en un local de antigüedades cerca de su casa, algunos días le contaba de su día al llegar a casa y decía que no era muy interesante pero escucharla para mi era interesante.

Últimamente ya no oraba antes de comer sus alimentos solo los comía y un día que estábamos comiendo le pregunté la razón "¿porque ya no oras antes de comer?" Ella río un poco y me contesto "ya no siento la necesidad de orar, soy creyente de sparda pero no creo que él venga a salvarme solo por orarle" su rostro reflejaba confianza y sinceridad, "no necesitas temer, yo te protegeré" al parecer eso tal ves le causo incomodidad porque solo me miro sorprendida y su rostro se puso del mismo color que su cabello después su semblante cambió a uno alegre y río mientras decía mi nombre, en ese momento no entendía si había dicho algo malo o bueno, fui sincero así como ella lo era conmigo.

Después de esa cena, cada día podía verla más alegre y al estar cerca de ella su rostro se ponía rojo, llegó a preocuparme de que estuviera enferma pero ella decía que no era eso, un día llegó con una bolsa y me dijo que tenía algo para mi "vergil ven, te compré algo jiji" yo ya estaba acostumbrado a vivir ahí por eso siempre que llegaba de las investigaciones me quitaba mi gabardina azul y la colgaba cerca de la puerta quedando solo con mi chaleco y mi pantalón, yamato también estaba colgada cerca de la puerta, ese día me había ofrecido a hacer la cena para cuando ella llegara y si en eso estaba hasta que me habló, me dirigí hacia ella y me enseñó lo que traía, "mira, la otra capucha que tenías estaba fea y vieja te compré esta otra, no supe qué color te gustaba así que la compré negra" me entregó la ropa que recién compro y la mire, era completamente negra algo gruesa y parecía abrigar bien, sonreí y le agradecí no hay duda que atesoraría eso.

Cada día que pasaba era más evidente mis sentimientos hacia ella, aveces no hablábamos nada solo nos quedábamos sentados el uno al lado del otro leyendo o tomando té mientras mirábamos las estrellas por la ventana, esos días de paz eran días en los que siempre quería estar, por alguna razón los demonios ya no eran tan frecuentes y los pocos que tenían la osadía de acecharla eran brutalmente asesinados por mi espada, ella se encontraba a salvo y yo me encontraba feliz por mantenerla a salvo.

Un día en el que estaba en casa preparando la cena tenía un extraño presentimiento, las cosas habían estado muy calmadas pero por alguna razón ese día algo no estaba bien, espere a que ella llegara a casa pero se hizo la hora en la que debería de estar en casa y no llegaba, me preocupe, así que agarrando mi gabardina azul y negra salí a buscarla, sabía donde se encontraba su trabajo entonces sólo tenía que preguntar por ella, llegue a su trabajo y todo estaba cerrado, sentí una punzada en el corazón, toda la ciudad estaba oscura, no se podía ver ningún alma en las calles no podía sentir demonio cerca ni a ella, ¿donde estaba?, subí a los tejados y de casa en casa estuve buscando pero no había ningún rastro de ella, solo había desaparecido, sentí como mi alma se iba a mis pies no puede ser que haya sido tan descuidado como para perderla, en mi mente cruzaban muchos escenarios en los que podía estar, muchos de ellos era con ella muerta o secuestrada, necesitaba encontrarla.

Esa noche no dormí buscándola por todas partes pero solo no la encontré, me sentí impotente, devastado y perdido, regrese a casa con la esperanza de que estuviera ahí esperándome pero no, todo estaba como cuando me había ido, me llene de furia, si alguien sabía donde estaba ese alguien sería el demonio al que hizo enojar, probablemente es obra de él que ella no aparezca, saque el libro que ella me había dado y leí aquella historia que había escrito su padre, el demonio era astaroth pero tenía que saber donde encontrarlo, después de terminar aquella historia supe que habría más información en el castillo fortuna, guarde aquel libro y me dirigí hacia haya.

Al llegar al castillo había guardias pero no necesitaba perder tiempo con ellos, con un rápido movimiento los mate a todos y así como los mate entre al castillo, buscaba la información necesitaba un portal hacia astaroth, llegue a la biblioteca donde había más guardias y solo los mate agarre aquel libro de portales y lo ley lo más rápido que pude entendiendo al instante como hacer un portal, con la ayuda de yamato abrí un portal un poco inestable y me adentre, al momento de llegar estaba justo enfrente de astaroth quien ya sabía de mi, conseguiría respuestas incluso si tenía que matar a todos en el inframundo.

El pasado de vergil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora