Te buscare

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Frente a mi estaba astaroth, sentado en su trono mirando expectante mis movimientos, con yamato en mano me acerqué lo suficiente como para hablarle "¿donde esta la humana?", el me miro algo confuso y de estar recargado en su trono se inclinó poniendo su codo en su rodilla "¿que humana?" Esa pregunta me molesto "tú sabes que humana, a la que has estado torturando todos estos años" el con un rostro confuso se toca la barbilla analizando mis palabras, hasta que abre un poco sus ojos y responde "creo que ya se que humana, te refieres a ¿Elizabeth?" Me quede sorprendido su nombre completo era Elizabeth, tendría que hablarlo con ella cuando la recuperara "quiero saber donde está ella y tú me dirás" aquel demonio parecía divertirle todo este asunto y eso solo me hacía enfadar más, ¿que era lo gracioso en esto? ¿Acaso mi amenaza no era motivo suficiente para temer?, "joven hijo de sparda, ¿que te hace pensar que siquiera esté aquí?, no te mentiré aquel día en el que mate a su familia por meter sus narices donde no debían ella me apuñalo y lo sorprendente de eso fue que me dejó una cicatriz" enseña una pequeña cicatriz en sus costillas "esa humana tuvo la fuerza de voluntad y el coraje como para dejarme una herida, pequeña si pero incurable, decidí no matarla, si tenía la valentía para ponerse a pelear contra un gran demonio, lo tendría para vivir rodeada de ellos, en la podredumbre de su insensatez" se levantó de su trono y camino por detrás de él "¿sabes lo que es esto? joven hijo de sparda" entre sus manos tenía un cristal color negro, ante mi silencio siguió hablando "esto es un recipiente que tiene dentro la lágrima de un succubus y adivina quien tiene dos en cada uno de sus ojos" esto último lo dijo riendo a carcajadas, ahora podía entender porque los demonios se sentían atraídos hacia ella y al momento de conocerla porque incluso me afectó a mi, las lágrimas de las succubus son lo que los humanos conocen como feromonas, tal ves los demonios no querían matarla, querían sacarle los ojos, astaroth habló "en tu rostro puedo ver la misma expresión que tu padre hacía aquella humana Eva, pero joven hijo de sparda no puedes salvarla a menos de que quieras quitarle los ojos pero si no es así no hay nada más que hacer" volvió a sentarse en su trono con las piernas cruzadas y su mejilla recargada en su puño "aunque me gustaría ser yo el que la mate, me temo que te equivocaste de lugar, aquí no está esa mugrosa humana, pero no todo fue una pérdida de tiempo por si eso pensabas, por lo menos ya sabes que la hace tan especial" en mi mente solo podía pensar en ella y en que aún no sabía donde estaba si no era con este engendro, sin más que decir preparo mi espada para cortar el aire creando un portal inestable, justo antes de irme me dirijo hacia astaroth "no quiero que te vuelvas a acercar a ella, si te veo en nuestra vida, espero que estés consiente de que será tu último día" sin más me voy dejando atrás a un astaroth algo molesto y juguetón tomando mi amenaza como reto.

Llegó a Fortuna en las mismas condiciones en las que me fui, echo un manojo de nervios y en busca de ella, si fui hasta el inframundo en su búsqueda y no estaba solo podría significar que aún estaba en la ciudad, de repente a mi mente llegó una idea de donde podría estar, mi cuerpo estaba resintiendo el abrir portales a diestra y siniestra tenía que descansar pero no era el momento, me dirigía al castillo fortuna.

Adentrándome al castillo algo no cuadraba, no había soldados, ni los los cuerpos de aquellos a los que mate, todo estaba vacío, camino por esos pasillos buscando algo que me diga que ella paso por aquí pero no hay nada, mi frustración es tan grande que golpeo un espejo haciendo que esté se rompa, dentro del espejo esta hueco eso me hace pensar en una posible puerta que no veo, porque pase por todo el castillo y no pude encontrar nada, sigo caminando hasta llegar a la imagen del líder de los espada, sin duda, algo muy pretencioso para alguien noble, al pasar mi mano por ese enorme cuadro me doy cuenta que se puede remover así que lo quito y encuentro una puerta, me adentro sin perder mas el tiempo en estas cosas, algo dentro de mi me dice que es el camino correcto, bajo por un túnel y ahí me encuentro con unas instalaciones, había humanos en frascos, sabía que este lugar no era lo que aparentaba pero tampoco me importaban esos experimentos triviales con humanos, yo buscaba a alguien en específico y como si mis pensamientos se manifestaran la encuentro en un frasco junto a otros humanos, eso me hace hervir la sangre, la saco de ahí e intento que despierte "eliz me oyes? Por favor no mueras, te sacaré de aquí lo prometo"ella no respondía respiraba muy lentamente, necesitaba sacarla de ahí ya, la cargué en mis brazos y estaba dispuesto a irme cuando me encuentro de frente con un sujeto de la orden de la espada "no puedes llevártela y ahora que sabes esto tampoco te puedes ir" saco su espada dispuesto a pelear pero en ese momento no tenía tiempo necesitaba sacar a eliz de ahí, "apártate de mi camino" estaba dispuesto a ignorar su insolencia solo por la vida de eliz, pase por un lado de él pero no pude avanzar ya que me había aventado de un golpe en el rostro, pude salvar a eliz de que se lastimara pero al parecer no podría salir sin matar a ese sujeto, la deje en el suelo en un lugar seguro, acaricie su rostro algo pálido y me puse de pie, mataría a ese sujeto.

El pasado de vergil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora