(Antes de leer este capítulo advierto que tiene un poco de contenido erotico)
Fue fácil llegar hasta la habitación de aquel líder de la orden, me encontraba justo afuera de su ventana esperando a que salieran los guardias con los que hablaba, tenía mi espada y mis gabardinas así que podía resistir el frío del lugar.
Al escuchar como se iban los guardias entró por la ventana y me posó atrás del sacerdote poniendo a yamato justo en su cuello para evitar cualquier grito, comienzo a explicar mi pequeño secuestro "¿tu eres el lider no?" Asiente entonces prosigo "se que tú ordenaste raptar a cierta mujer de cabello rojo llamada Elizabeth" al terminar mi oración me separé lentamente de él aún sosteniendo a yamato en su cuello, entonces me ve pero como tengo mi gabardina no puede saber quien soy, comienza a hablar "no se de que mujer me hablas yo no e mandado a secuestrar a nadie" no parecía mentir pero tampoco confió en el, me posó sobre la puerta para que no pueda entrar nadie, "si no fuiste tú, tal ves deberías de cuidarte" el se miraba algo confundido, en ese momento no planeaba intervenir en una pelea por poder gubernamental, me limité a hacer mi advertencia "no me importa si no fuiste tú, te e dicho como es esa mujer y su nombre, si algún día alguien de tu orden se atreve a tocarla o raptarla, puedes estar seguro de que los mataré a todos" enfundo a yamato y me posó sobre la ventana solo para darle una última mirada a ese sacerdote y salir de ahí.
Eliz estará preocupada, ahorita debería estar ya en casa, me entretuve tanto amenazándolo que no medí el tiempo, corría por las calles de fortuna dirigiéndome al hogar de aquella mujer dueña de mis pensamientos, al llegar estaba apunto de tocar la puerta hasta que la abrió rápidamente dispuesta a salir corriendo pero se detuvo conmigo "vergil" me miraba con sorpresa y solo pude darle una sonrisa pero ella comenzó a llorar, no entendía que le había hecho, ¿porque lloraba?, antes de que pudiera preguntarle qué le pasaba, saltó y la sostuve de la cintura, quedó su rostro a la altura del mío y me besó, esta ves no era un beso lento y dulce era más intenso y salvaje, me había agarrado por sorpresa pero no me disgustaba al contrario sentía como mi cuerpo se tensaba por ese contacto, como pude camine un poco aún sosteniéndola de la cintura y con mi pie cerré la puerta, me recargue en la puerta cerrada solo para apretarla más a mi, no sabía porque sentía tanto calor pero tampoco quería saberlo, nuestro beso se hizo más intenso, sentía su lengua jugar con la mía, nunca había sentido nada igual, nos separamos por la falta de aire nos vimos, su rostro estaba rojo pero su mirada no reflejaba pena, sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y amor, solo viendo sus ojos podía saber que era lo que pensaba y yo sabía que ella también podía ver mis pensamientos en mis ojos, no dijimos nada y nos volvimos a besar igual de intenso que hace unos momentos.
Le solté su cintura dejándola de pie frente a mi solo para agarrar sus piernas y separarlas mientras la cargaba una ves más, ella al instante supo mis movimientos y alzo su brazos hasta mi cuello solo para sostenerse mientras me besaba, con sus piernas rodeó mi cintura sosteniéndose de ella
Subía las escaleras a su recámara aún con ella en mis brazos y aún besándonos, al entrar me senté sobre la cama, se separó de mi para tomar aire, pude ver su rostro y su mirada, ya no parecía la mujer dulce y sonriente, ahora era una mujer que ante mis ojos era sexy y provocativa.
Esa noche no dormimos nada hasta ver la luz del sol por la ventana, solo hasta ese momento ella se quedó dormida en mis brazos, no necesitaba dormir preferiría verla a ella dormir, pero a pesar de no necesitarlo me sentía cansado y en paz, me quede dormido viéndola solo pensando en que quería que mi vida fuera así siempre.
Al despertar pude verla aún a mi lado durmiendo solo siendo tapada con una sábana blanca, su cabello rojo contrastaba con las sábanas y no podía evitar pensar que se miraba hermosa, me vestí solo de la cintura hacia abajo, no encontraba mi chaleco y tampoco le tome tanta importancia, baje por algo de agua, mientras tomaba pensaba en eliz y en que tendría hambre al despertar.
Agarre mi gabardina negra poniéndome en el proceso, saldría a buscar algo de comer para eliz, después de un rato buscando encontré un mercado donde compré todo lo necesario para el desayuno que le prepararía estoy seguro que le encantará, termino de comprar y regreso al hogar de eliz, para mi buena suerte ella sigue durmiendo, me quito la gabardina para no ensuciarla y regreso a la cocina listo para preparar un desayuno maravilloso.
Ya terminando el desayuno escucho unos pasos bajar por la escalera, imagino que es eliz con hambre y en efecto es eliz, vestía una camisa blanca y unas bragas azul marino, su camisa deja ver un poco de su piel, su hombro, que me hace recordar la noche anterior, como flasbacks me veo a mi besando ese hombro y en algunos casos mordiéndolo ligeramente, me siento apenado por esos pensamientos, ella al verme me pregunta "vergil, ¿estás bien?, tú rostro está muy rojo" toca mi mejilla y volteo a verla, ver su rostro me hace recordar aún más cosas y me apena más, desvío mi vista asintiendo solo para escuchar como suelta una pequeña risa, parece divertirle esa situación así que para conservar aunque sea un poco de mi honor exclamó "¡hay que comer!".
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El pasado de vergil
RomanceVergil se adentraba a ciudad fortuna con la intención de obtener información que le ayudará a saber el paradero de el poder de sparda, en su mente solo había un pensamiento "necesito más poder", en su travesía conoce a una mujer misteriosa llamada e...