capítulo dieciocho; sin excusas.

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Era de noche y todavía no me habían dejado irme de la enfermería. Me senté acurrucada en mi cama, apoyando la barbilla contra mis rodillas mientras sostenía el termómetro cerca de mi cuerpo. Lo que pasó hoy fue algo que me aterrorizó por completo.
Lucius estaba tratando de llegar a mí invadiendo mi mente, y lo malo fue que funcionó. Me aterrorizó con lo que intentó y tampoco sé cómo lo hizo. ¿Cómo pudo entrar en mi mente? No tenía ni idea y saber que no sé me asusta aún más. Soy un cebo para él cada vez que quiere torturarme.

Con un largo suspiro, salí de mis pensamientos, mirando a mi alrededor para ver a Madame Pomfrey ya fuera de las instalaciones, lo que indica que ya se había ido a la cama. Respiro hondo, y me recuesto, dejándolo salir mientras siento el dolor en mi cuerpo mientras me muevo. No sabía cómo estaba tan adolorida por tener mi mente invadida, pero quería poner fin a esto.

Después de lo que parecieron horas y horas de pensar en diferentes formas de mantener a Lucius fuera de mi cabeza, finalmente me cansé tanto que caí en un sueño semi-pacífico.

*******

Me desperté con el sonido de las puertas de la enfermería abriéndose de par en par, haciéndome saltar en mi cama antes de trepar a una posición sentada, mirando hacia donde estaban las puertas, mis ojos se abrieron en estado de shock y mi corazón se detuvo cuando vi quién estaba entrando en el ala.

Draco estaba siendo medio arrastrado por el profesor Snape hasta que Madame Pomfrey comenzó a entrar en pánico, corriendo hacia la pareja y ayudando a Snape a llevarlo a una cama.

—¿Que pasó? —Madame Pomfrey pregunta y Snape frunce levemente el ceño.

—Parece que Potter lo maldijo. —Dice y me congelo, mirando a Draco y sintiendo que me succionan todo el aire. Estaba completamente cubierto de sangre y tenía cortes en el pecho que parecían haber sido reparados a medio camino, probablemente por Snape como una solución rápida.

—Dios. No sé qué le pasa a todo el mundo últimamente. No se preocupe, profesor, lo curaré. — ella lo tranquiliza y él le da un breve asentimiento antes de finalmente notar que estoy en la cama.

—Señorita Crowe. —dice con voz reservada y sentí que algo se agitaba dentro de mí que detesto sentir: ira.

—¿Qué le hizo Harry? ¿Por qué? ¿Dónde está? — Pregunto con voz acalorada y Snape niega con la cabeza.

—Estoy tratando con él, Srta. Crowe. No se enoje tanto. Potter de hecho obtendrá lo que se merece por tal ataque. —dice y antes de que pueda gritarle por no responder a mis preguntas, se da la vuelta y barre su capa detrás de él, saliendo de la habitación bastante enojado, pero dudo que su enojo esté conmigo.

Empecé a levantarme de mi cama pero Madame Pomfrey me detuvo.

—No, Elena, aún no, debes quedarte quieta. Solo espera hasta que termine con el Sr. Malfoy antes de hacer algo. —ella me regaña y dejo escapar un bufido, sentándome en mi cama y meditando sobre lo que posiblemente podría haber pasado sobre Harry para hacer algo como esto.

Cuanto más empezaba a pensar en ello, más me enfurecía.

Madame Pormfrey tardó dos horas en llevar a Draco a un estado en el que no sintiera un dolor atroz. Él entraba y salía de la conciencia y me levanté de la cama, ignorando la reprimenda de Madame Pomfrey, y me arrodillé junto a su cama.

Sus ojos se abrieron rápidamente antes de verme y dejó escapar un suspiro ronco.

—Elena... — susurra y agarro su mano, dándole una pequeña sonrisa.

—Está bien, vas va estar bien. —Murmuro y él intenta decir algo más, pero antes de que pudiera, se desmayó, haciendo que mi corazón se apriete. —¿Está bien? ¿Es malo que se desmaye? —Pregunto con voz de pánico y Madame Pomfrey me lleva lejos de su cama, sacudiendo la cabeza.

WHO ARE YOU? [draco malfoy].  ᵗᵉʳᵐⁱⁿᵃᵈᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora