XII: Los detalles completan historias.
Abrió los ojos lentamente, sintiendo una terrible punzada en el ojo izquierdo, el cual apenas pudo abrir en su totalidad. Se dio cuenta de que estaba tumbado y arropado hasta los hombros. Intentó enderezarse cuando el abdomen empezó a arderle y decidió que era mejor quedarse como estaba, pero ¿dónde?
—Estás en el hospital. — dijo alguien a su derecha, como si hubiese leído su mente y le estuviera respondiendo. Jonah le miró y, cuando se le aclaró la vista, distinguió a Nico, recostado en un sillón que parecía incómodo. — Me sorprende que estés despierto tan pronto, te han traído hace solo un par de horas.
Antes de que pudiese contestar apareció Álex por la puerta con un vaso en cada mano.
—Tío, este café sabe fatal, te regalo el mío si quieres. — dijo sin darse cuenta de que su amigo había despertado. Le dio los dos vasos calientes a Nico y ante una mirada que le dirigió este, entendió la situación. Se giró y vio a Jonah con un ojo morado, el labio partido (el cual no impedía que le sonriese divertido) y algún que otro moretón y arañazo en las mejillas. — ¡Jonah! Qué feo estás.
—Pues anda que tú, al menos yo tengo una excusa. — bromeó Jonah.
—Me falta café en vena, tío, el que venden aquí es como agua.
Jonah se puso serio, empezó a recordar por qué estaba allí, con el ojo en tales condiciones, puntos en el labio y el abdomen adolorido, principalmente, donde seguro estaba empezando a salir un cardenal. Supuso que Eva había terminado su relación con el anfitrión de la fiesta y Jonah había aparecido en el peor momento, haciendo que Daniel sumase dos más dos y sacase conclusiones un tanto agresivas.
—¿Y Eva?
Necesitaba saber dónde estaba o si Fleco le había hecho algo y empezó a preocuparse cuando sus amigos pusieron caras desanimadas.
—En su casa. Sus padres se han enterado de todo lo que pasó al terminar la fiesta y saben que Eva tiene... una especie de rollo contigo. — dijo Nico. — Digamos que, aunque no sepan qué clase de rollo es, no les ha hecho ni pizca de gracia que su hija se junte con gente de "baja clase" y la han prohibido salir con nosotros, según nos ha contado su prima.
—¿Acaso saben que estamos en pleno siglo XX? — preguntó irónico Jonah.
—Parece que ellos no. — respondió Álex
Jonah no podía ni quería creer lo que le acababan de contar. Ahora entendía cuando Eva quería liberarse de todas sus ataduras y vivir su propia vida, sin las normas de nadie. Pero sus padres no estaban dispuestos a dejar que su única heredera echase a perder todos sus negocios que "tanto esfuerzo les había costado".
Hizo amago de levantarse, olvidando por un momento que apenas podía moverse e hizo una mueca de dolor, dejándose caer de nuevo en la cama de hospital, con la aguja intravenosa en un brazo y el pulsioxímetro en un dedo.
—Relájate, Jonah. — recomendó Nico, levantándose del sillón para ayudar a su amigo a tumbarse cómodamente. — Hay muchos peces en el mar, ya encontrarás a alguien.
—No quiero rendirme tan fácilmente. — respondió Jonah un poco angustiado al no querer aceptar sin más no ver más a Eva. — Sí, hay muchos peces en el mar, unos mejores, otros peores... pero yo he encontrado al perfecto y no pienso abandonarlo.
Oscuridad. Luces verdes. Mientras observaba el techo cubierto de estrellas luminiscentes de su cuarto, Eva escuchaba a sus padres discutir en el salón. Que si le habían dejado demasiada libertad... que si no sabía agradecer todo lo que sus padres habían hecho por ella... que si había que mandarla a otro lugar... que si bla, bla, bla.
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EFÍMERO
RomanceA cada latido, cada minuto, cada segundo que pasaba, el tiempo se hacía más breve, pero para ellos era imposible saberlo, no se puede saber el tiempo que te queda con esa persona especial. Si estas leyendo esto, significa que has llegado al principi...