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- ¡Ah! Señor Choi, un... un poquito más despacio, por favor.- Suplicó el omega, llorando por la brusquedad con la que lo estaba embistiendo. Le dolía tanto, podía sentir que lo estaba desgarrando.

El hombre no hizo caso y por pura maldad, incrementó la fuerza y velocidad de los empuje, sonriendo al oír los chillidos y disfrutando de verlo derramar lágrimas. Le ponía tanto cuando causaba dolor en aquel omega y por más que suplicase no cesaría el ritmo.

- Cállate.- Ordenó.- ¿Por qué te quejas, dulzura? Tú trabajo es ser una perra, así que comportate como tal.

El menor mordió su labio y agachó su cabeza, no podiendo contradecir al mayor, pero maldición, lo lastiman demasiado. Y sabe que si dice algo contradictorio al alfa, solo serviría para ganarse otro golpe más por parte del mismo.

Estaba tan cansado y su cuerpo se encontraba completamente exhausto. Su rostro totalmente golpeado, su nariz derramando sangre, al igual que una de las esquinas superiores se sus labios. Mañana esos golpea se harían de color violeta, moretones que tendría que cubrir con maquillaje y lentes de sol, y al dolor tendía que cubrirlo con una falsa sonrisa. Lloró, lloró al imaginar eso, porque odiaba tener verse en el espejo con tantos golpes y heridas en su cuerpo. Odiaba la sensación de sentirse sucio.

- ¡No llores, pedazo de mierda! - Exigió el hombre al verlo.- ¿Te duele? - Le preguntó, jalandolo fuerte del cabello.- Eso es lo que se merecen las perritas como tú.

Taehyung lloró más, no quería ser tratado de aquélla forma, se sintió la peor escoria humana. Su trabajo no era digno, pero no era para que se lo tratase de ese modo.

Es una persona, vive y siente como cualquier otro. No era justo nada de lo que la sociedad hacía contra el.

- Oh... precioso, ya casi.- Jadeó el mayor al borde del orgasmo. El castaño agradeció internamemte al cielo por aquello.- Mueve el culito y ayuda a que llegue, bonito.- Le susurró al oído. Taehyung sintió vomitar al escucharlo, pero obedeció.

Movió sus caderas al compás de los movimientos del otro, rápido y duro deseando que acabase lo más pronto posible. Con lágrimas en los ojos, lo atrajo hacía el y lo besó, sabía que le gustaba cuando hacía eso. El hombre sonrió, masajeó una de sus nalgas mientras le devoraba la boca, hasta que por fín el tan ansiado clímax lo arrasó, eyaculando en preservativo antes de salir finalmente del menor.

- Tan rico.- Fue lo que salió de la boca de aquél sujeto luego de haberse vestido.- Toma, cariño.

El Omega, asqueado tomó el sobre que le extendía en el cual se encontraba el dinero acordado.

- No vemos pronto.- Sonrió antes de retirarse de la habitación de aquél motel, dejando a un destrozado Taehyung allí.





•♡•





- ¡Por el amor de Dios! - Gritó furioso su amigo.- ¡Mira como te ha dejado!

- Jimin, por favor, ahora no.- Pidó, refiriendose a los gritos.- Me duele como el infierno la cabeza.

El rubio no hizo caso y siguió regañandolo como si fuera un niño pequeño. Taehyung trataba de mantenerse tranquilo, lo último que quería es pelear con su amigo, pero realmente necesitaba paz.

- ¡Deja ese estúpido "trabajo"! Si es que se le puede llamar así.

- No es tan fácil como crees.

- ¿Por qué? A ver, según tú.

Eso fue la gota que hizo colmar la paciencia del rubio.

- ¡Cállate! - Exclamó, sorprendiendo al otro.- ¿Crees que a mi me gusta hacer esto? No me gusta, no me gusta vender mi cuerpo y que me dañen de la forma que quieran, pero yo tengo a una niña, una bebé que requiere de gastos.- Dice.- Sin contar que tengo que mantener un hogar yo solo, Jimin. Tengo que pagar todo por mi cuenta, tengo comprarle fórmulas, ropa, alimentos y cosas para Ailee. Tengo que pagar las facturas de mi apartamento, mi universidad y las cosas que necesito. No todos tenemos tu suerte de que nos paguen nuestros padres.- Jimin lo miró arrepentido, inclinando su cabeza.- Créeme que lo que más quiero es dejar esto, pero no puedo, no por ahora sino, ¿De donde sacaría el dinero suficiente?

- Taehyung, yo...

- Estoy tan cansado, hay veces en las que quiero abandonarlo todo porque me siento tan despreciable y harto de que todos me dinigren por lo que hago, hasta tú. Desearía acabar con este infierno y terminar con mi vida de una vez por todas.- Confesó, con lágrimas en sus ojos que amenazaban en salir.- A penas tengo diecinueve años y pasé por tanto, tanto que ni siquiera yo mismo puedo creerlo, pero luego veo a mi hija y...- Su voz se quebró, haciéndolo pausar por un momento.- Ella me da fuerzas para levantarme cada maldito día, es mi alma y vida. No puedo dejarla solita, no puedo dejarla a su suerte como mis padres lo hicieron conmigo. Es una niña tan preciosa y que a pesar de todo la mierda que pase, me alegra con solo verla.- Sonrió limpiando las lágrimas que habían caído por sus mejillas.- Sólo por ella me mantengo de pies ante el mundo.

- Perdón, yo no quise...

- No importa, tienes razón.- Lo interrumpió.- Creo que ya es demasiado tarde, debo irme a casa.

- No, por favor, escuchame.- Insistió el rubio, tomándolo del brazo.

- Hablamos luego, Minnie.- Musitó, tomando el bolso con las cosas de su hija y a ésta en brazos dirigiéndose a la salida.- Hasta luego, y no te preocupes, no estoy molesto.

Sin más, se marchó.

Jimin se maldició a sí mismo luego de que éste desapareciera del lugar. Él no quería que esto pasara, pero cometió el error de abrir su boca para expresar su enojo, diciéndole cosas erróneas.

Fue tan estúpido e insensible.

Por otro lado, el castaño había regresado a su hogar, llorando durante todo el transcurso y sintiendo como el mundo se le caía encima. Se aferró a la pequeña en sus brazos y acarició su rostro, sonriendo entré lágrimas.

- Todo por ti, mi niña.- Habló, besando la frente de su cachorra.- Todo está bien si tu estás conmigo.

My sweet Omega  •  KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora