My sweet Omega • KookTae

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- ¿Quién es la niña más bonita?

Ailee rió mientras aplaudía con gracia al saber que su padre le hablaba a ella, pero sin entender mucho lo que decía. Taehyung sonrió mientras acurruca a su cachorra sobre su pecho y la mece de un lado a otro. Una vez que ésta vuelve a dormirse, la acomoda nuevamente en cama donde podría mejor y mucho más cómoda. Por un largo momento se queda admirandola como la cosa más preciada del mundo, eso era para él al menos, corrió un poco el largo mechoncito de cabello que posaba en su rostro y acarició la mejilla de su dulce bebé.

El irritante sonido del timbre lo obliga a quitar la atención hacía de ella y se dirige a la puerta con la intención de saber quién carajo interrumpía en su hogar. No esperaba a nadie ni tampoco había encargado algo, así que se le hizo raro aquéllo.

- Jimin, no esperaba verte por aquí.- Murmuró una vez que la abrió y ver quién estaba del otro lado.

El rubio sonrió apenado encogiendose tímidamente de hombros. Habían pasado tres días que se convirtió en una infinidad para ambos jóvenes desde aquélla pelea que tuvieron. Jimin sabe que el castaño no iba a dar el primer paso porque sabe que éste se encontraba dolido y ofendido a causa de lo que había dicho en esa ocasión, así que decidió darlo él.

- Éste... necesitaba hablar contigo. ¿Puedo pasar?

El menor asintió haciéndose a un lado para que éste pasase y cerrar la puerta una vez hecho. Se sentaron en el sofá ubicado en medio de la sala y por un momento todo fue silencio, no hasta que el mayor comenzara a hablar.

- Perdón.- Fue lo primero que salió de sus labios.- Lo siento tanto. No quise decir aquélla estupidez, reconozco que estuve mal y que no debí juzgarte sabiendo el porqué por lo cuál lo hacías.- Suspiró y elevó su mirada para conectarla con la del otro chico por unos segundos antes de volver a mirar sus manos.- Estaba tan asustado, aterrado de que ese hombre junto con sus agresiones llegaran a otro nivel y solté aquéllas palabras sin pensarlo bien. Créeme que lo último que haría es juzgarte mal, no soy como esas personas que si lo hacen y hieren en el proceso.- continúa diciendo.- Sólo quiero cuidarte y protegerte de todo lo malo que hay en éste cruel mundo.- Sin evitarlo sus ojos se cristalizaron.- Para mi sigues siendo mi pequeño amigo, aquél niño que lloraba cuando se frustraba o tenía miedo de todo. Desde chiquitos prometimos cuidarnos y estar el uno para el otro y por eso me alteré tanto, porque si a ti te pasa algo el día de mañana, a mi se me cae el mundo.

No podiendo contenerlo más, dejó que las lágrimas hicieran aparición derramandose una tras otra por sus mejillas. Su pecho dolía y todas aquéllas palabras habían sido sinceras, él realmente tenía miedo de que al castaño le pasara algo estando con aquél sujeto. Levantó su cabeza al oír un sonllozo que no provenía de él, encontrándose con la imágene de su amigo quién también había roto en llanto y que se abrazaba a sí mismo.

- No eres el único que debe disculparse.- Formuló el menor.- Yo tampoco supe entenderte y entender que lo decías por mi bien. Quizás si, tu manera de expresarte no fue la más adecuada, pero no importa porque después de todo tenías razón.- Susurró lo último pero audible para el rubio.- Sé que lo menos harías es hacerme sentir mal y es por eso que te perdono, pero también quiero que tú me disculpes a mi por haber reaccionado mal.

El mayor sonrió negando con la cabeza atrayendolo hacía él y aprezandolo en un abrazo.

- No tengo nada que disculparte, ¿Bien?- Murmuró acariciando de las suaves hebras castañas.- Tú no hiciste nada mal, es normal que te hayas puesto así.

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- ¿Sabes?, a parte de venir a disculparme, también vine a informarte de algo.- Dijo el rubio quién cargaba a la pequeña bebé en sus brazos.

Taehyung sonrió y arqueó una ceja al oírlo, no le molestaría chismosear un rato con su amigo.

- ¿De qué trata?

- ¿Sabías que Jungkook regresó a Corea?

El castaño paró de hacer lo que estaba haciendo y se quedó estático en su lugar.

¿Jungkook había vuelto? ¿Su Jungkook?

No, por supuesto que ya no era suyo y que no lo sería nunca más. Sonrió ante aquélla notícia, el había esperado el regreso de aquél joven desde el primer día en el que lo vió partir en el avión, desde el último momento que estuvieron juntos y en el cuál, le había prometido que volvería lo más pronto posible. El había cumplido su promesa.

No pudo evitar que el sentimiento de nostalgia y tristeza invadan todo su cuerpo. Realmente extrañó a ese chico que tanta falta le había hecho en todos éstos años.

- Oh, que bien.- Murmuró bajito sintiendo que las ganas de llorar regresaban nuevamente.

Jimin notó su expresión, él sabía todo sobre el romance que hubo entre ellos, y puede asegurar que era realmente puro e incomparable como se amaban mutuamente aquéllos dos.

- El pregunta por ti, Tae.- El castaño borró su sonrisa y lo oyó suspirar pesado.- Yoongi me contó que te está buscando desde el día que llegó y que se sorprendió cuando supo que ya no vivías en el vecindario.

- Y es mejor que no lo sepa.

- ¿Por qué?- Inquirió dudoso.- Si te está buscando en por algo. Además, él te prometió algo antes de irse.

- No, entre él y yo ya no va a haber nada.- Afirmó.- Todo lo que nos prometimos años atrás ahora ya no es nada.- Sonó desesperado y dolido.- ¿Te imaginas que pasará cuando sepa que tengo una hija? Y es más, que también me prostituyo. El me despreciará, no va a querer a un omega que ya ha pasado por tantísimos hombres y que tiene un cachorro de otro alfa.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

- Porque así son las cosas, Jimin.- Habló seguro de sus palabras.- Lo mejor es que me deje atrás, que olvide completamente de mi existencia y de lo que supimos tener en el pasado.

- ¿Y tú? Llevas tanto tiempo esperándolo y aún lo sigues amando con la misma intensidad que la primera vez.- El menor quiso hacerse chiquito en ese momento. Jimin tenía tanta razón.- ¿Crees que esto es justo para ti? Quizás si...

- Si, lo amo como el primer día y aún pienso en él.- Lo interrumpió.- Pero merece algo mejor y eso no soy yo. Intentaré quitarlo de mi vida, de mi mente y de mi corazón. Lo haré cueste lo que cueste.

- ¿Y si no?

- Tendré que aprender a sobrellevarlo.

El rubio negro leventemente pero sin cuestionarlo, no quería volver a discutir con él. Deseaba que su amigo hiciera lo correcto.

Pero, puede que ya lo esté haciendo.

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