Capítulo 16

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El bosque era denso y oscuro y parecía como si con cada paso que daban entraran a territorio enemigo, al menos eso era lo que Percy sentía. El estar siendo guiado por un minotauro no hacía que la cosa mejorara.

No conocía el lugar, no conocía las criaturas que podría encontrarse, ni siquiera tenía idea de a contra quién se encontraba o quien rayos era esa tal Clarissa. Con sólo escuchar su nombre Percy la relacionaba con Clarisse La Rue, esperaba que al menos no quisiera meter la cabeza de todos ellos dentro de un pozo o donde fuera que hicieran del baño en ese lugar.

Annabeth no se encontraba mejor, sus ojos viajaban a toda velocidad por todo el lugar buscando cualquier indicio de que estuvieran siendo presas de una emboscada o algo peor; aun así tenían que confiar. El minotauro no los había atacado y se había arrodillado frente a Peter llamándolo "Majestad". Ambos semidioses no sabían cómo reaccionar ante aquello, ¿debían también tratar al joven Rey con tal respeto como veían que había hecho la criatura? ¿Debían llamarle "Majestad"? ¿Podían seguir llamándole Peter? Miles de preguntas se formaban dentro de sus cabezas y a ninguna le encontraban respuesta.

-Deben estar tranquilos -dijo Ginny llegando a su lado-. No van a lastimarnos.

-No sé si te has dado cuenta de que nos está guiando un minotauro -susurró Annabeth antes de que Percy pudiera reaccionar.

-Y no sé si tú has notado que Peter confía en él, por tanto, nosotros debemos hacerlo -contestó Ginny cortante.

Si bien las dos chicas seguían sin tener una buena relación, habían aprendido a soportarse. Ginny aún no le perdonaba la escena que había pasado cuando Annabeth la ignoró por completo y entro en su casa, donde estaba su familia y su novio, mientras que Annabeth a veces no soportaba la actitud de la pelirroja.

-No sé si conozcas algo de mitología griega, pero los minotauros no son...

-Sí, sí, el laberinto del minotauro y todo eso -la interrumpió Ginny rodando los ojos-, pero estamos en Narnia, Annabeth, y aquí nada es lo que parece.

Antes de que Annabeth pudiera contestar Ginny se alejó a paso rápido hacia donde se encontraba Draco y se pusieron a charlar en voz baja, notaron como el rubio platinado trataba de contener una carcajada y luego abrazaba a la pelirroja por los hombros.

-Por todos los dioses, no soporto a esa chica.

-Créeme, Annie, lo he notado -dijo Percy con una media sonrisa-. Creo que todos lo han hecho.

El grupo se detuvo mientras que de las sombras salían lo que parecían ser elfos, faunos y algunos enanos con los arcos listos para disparar y algunas espadas en el aire, rápidamente Percy accionó a contracorriente mientras que Annabeth desenfundaba su cuchillo, los magos apuntaban con sus varitas mientras formaban un círculo defensivo.

-Sabía que esto era una trampa -habló Annabeth en voz tan baja que sólo Ron y Percy pudieron escucharla.

-¡Alto! -Gritó el minotauro levantando los brazos en alto- ¿es qué no los reconocen?

Los atacantes no contestaron, simplemente se limitaron a ponerse más a la defensiva.

-¡Pero qué escándalo! -Volvió a gritar su guía- ¡Bajen sus armas!

La luz de la luna había sido tapada momentáneamente, por lo cual los rostros de Percy y sus amigos estaban ocultos a todos.

-Hermione -escuchó la voz de Harry junto a él con tono autoritario.

-Entiendo -murmuró Hermione de vuelta.

Al parecer él y Annabeth no eran los únicos con el poder de leerse los pensamientos sin siquiera decir más que una palabra.

Harry Potter: La Última Batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora