Capítulo 17

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La mujer de cabello azabache corría lo más rápido que sus piernas se lo permitían, el corazón le palpitaba con fuerza, pero no podía detenerse. Los árboles alrededor de ella parecían cerrarle el paso, haciéndola tropezar un par de veces con las raíces que sobresalían de estos, pero el dolor punzante en sus manos y rodillas no importaba, tenía que llegar a su destino antes de que fuera demasiado tarde.

Frente a ella, la entrada a la cueva se alzó, y se tomó unos momentos para que el alivio la recorriera antes de volver a correr. Los centauros que resguardaban la entrada se cuadraron al ver a la dama de compañía de la Reina entrar.

—Clarissa, ¿dónde está? —preguntó jadeante.

Cuando un elfo le apuntó hacia la cámara que usaban para las reuniones, no tardó en volver a ponerse en marcha. Las puertas de la sala subterránea se abrieron de par en par para dejarla entrar.

—Cair Paravel tiene pasajes secretos por los que podemos ingresar al interior del castillo —hablaba Edmund trazando varias marcas sobre el mapa que habían dibujado en la pared—. La manera más sencilla es entrar a los jardines por un hueco detrás de un cerezo.

—Lo usaba para escapar algunas noches durante nuestro gobierno —comentó Lucy bajo la incrédula mirada de sus hermanos mayores.

La mujer carraspeó, captando la mirada de los presentes.

—Me temo que tengo malas noticias del exterior, majestades.

El temblor en su cuerpo era notorio, además de la sangre que goteaba por sus manos y manchaba su hermoso vestido, Clarissa hizo un gesto con la mano para que le acercaran un taburete.

—He estado hoy en una aldea cercana, no me han reconocido —comentó con voz temblorosa, tragó saliva-. El Rey Caspian sigue con vida...

La sala se llenó de murmullos felices ante aquellas noticias, más la mirada sombría de la mujer se llenó de lágrimas.

—Intentó escapar del castillo junto al Príncipe Micael, pero las cosas no han salido como esperaban... —continuó, pasando saliva para que el nudo en su garganta la dejase terminar—. Esto ha sido hace tres semanas, majestad... Y han puesto fecha para una ejecución pública, justo a las afueras del castillo, dentro de dos días.

El silenció que siguió a sus palabras fue solo roto por el golpe en la mesa de piedra dado por el puño de Peter. Susan y Lucy se apresuraron a tomar a Clarissa por los codos antes de que esta cayera al suelo, con la lágrimas asomándose por sus brillantes ojos azules, un sollozo se escapó de entre los labios de la Reina de Narnia antes de que sus manos temblorosas le cubrieran el rostro.

—¿Has tenido respuesta del Ejercito de Dumbledore? —preguntó Peter a Clemence, quien solo atinó a negar con la cabeza—. No podemos esperar más a que lleguen los refuerzos. No vamos a permitir que hagan esto con Caspian —se giró hacia su hermano menor—, dobla los entrenamientos, necesitamos a todos los que sean la suficientemente fuertes para pelear. El plan ha cambiado, atacaremos de frente.

—Debemos estar lo suficientemente cerca para poner a Caspian en resguardo —habló Harry desde una esquina—. Los mortifagos no tendrán reparo en asesinarlo si nos ven llegar, el factor sorpresa es nuestro mejor objetivo.

—Un hechizo para ocultar nuestra identidad debería ser suficiente —comentó Hermione con el entrecejo fruncido—. Debe haber alguno con la suficiente fuerza para que magos más experimentados que nosotros no puedan detectarlo.

—Afortunadamente trajimos los suficientes libros para encontrar alguno —Susan asintió con la cabeza—, incluso de la sección prohibida...

—Puedo ayudarlas —la voz de Annabeth interrumpió—. Tres mentes piensan mejor que dos.

Harry Potter: La Última Batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora