•XII•

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No tienes una enfermedad sexual, ¿verdad?

De esa pregunta no paso mucho cuando las ropas de los tres estaban por todo el suelo. Alzando la vista del suelo, la cama estaba rechinando moviéndose de lado a lado.

-Oh no.- Gemía Aokbab.

-Oh sí.- Gulf le seguía el juego.

-¡Oh, no!

-¡Oh, sí!

Pero alzando un poco más la vista, se podía ver que Gulf estaba encima de la chica dandole embestidas rítmicas como olas con una mano al lado de la cabeza de la chica que gemía incontrolablemente. Ambos mirándose al rostro. El padre, con su mano libre, masturbaba el miembro de Mew, que estaba acostado al lado de la pareja erótica. Mew gemía cerrando sus ojos con su boca en una erótica "O" sintiendo el placer aunque sintiera la cama moverse por las actividades eróticas de la pareja a su lado. Su padrecito bombeaba su mano bastante rápido, eso era un hecho. Lo hacía de manera feroz. Parecía un salvaje con ambos la chica y la mano.

Los gemidos de los acostados inundaban la habitación opacando los gruñidos roncos del padre por su actividad sexual.

-Ah... ¡Ah...! Ah.- Aokbab se sujeta de uno de los hombros de Gulf viéndolo con mucha presión en su rostro por su ejercicio sexual. Ella mira abajo viendo como sus rodillas rebotan con las embestidas de la espalda baja del padre. Ella tira su cabeza hacia atrás para correrse, dejando de sujetar su hombro. Trata de recuperar su respiración agitada.

Mew también se corrió. En la mano de Gulf. Temblando. Trata de regularizar su respiración también. Gulf da una última estocada para correrse con una sonrisa.

Mew se trata de recuperar para verlo a los ojos. Aún cansando por recién correrse, se sienta en uno de sus codos para besar al moreno. Este le sigue el beso. Pero el beso es suave. Cálido. De hecho, es muy lindo. Por un momento es como si el propio mundo se olvidará de la chica que hay acostada en la cama y pasase de ella, a ellos, fijamente. El mundo se acerca a ellos dos nada más. Retroceden del beso suavemente porque Mew vuelve a acostarse en su espalda viéndolo con cansancio pero atesorándolo con toda su alma. Una similar mirada se puede ver en los ojos muertos del padre. No es igual que atesorar pero es afecto.

Gulf pasa de la chica a trepar el cuerpo de Mew quién permanece acostado en su espalda, con una rodilla alzada viendo al felino que trepa todo su cuerpo. Se mantienen la mirada de ojos.

-Siento que eres como un cigarrillo, padrecito.- Mew le murmura.

-Qué quieres decir con eso.- Le pide el moreno, todo serio.

-Siento que vas a calar hasta mis huesos y dejarme hecho polvo... Pero para llegar a las cenizas debí haber succionado hasta tus llamas.

Le dice el pelinegro.

-Es como si dijeras que soy peligroso para ti.- Gulf menciona con una sonrisa.

-Pero la cosa es que no eres peligroso para mí,- Mew le dice. Gulf deja de sonreír sin dejar de verlo a los ojos. -yo soy peligroso para ti.

Mew le dice como último. Al padre le intriga mucho lo último que dijo. Así que se inclina en demasía pero Mew es quién les da la vuelta para tenerlo debajo suyo. Gulf suelta un leve jadeo por el repentino giro. Mew se acomoda entre sus piernas y entra en él. Gulf arquea la espalda con un gruñido, sujetándose de la cama con un puño.

-Ah...- Él gime, cerrando los ojos.

Mew comienza a simular embestidas rápidas que enloquecen al padre.

OH PADRE QUE ESTÁS EN LA IGLESIA•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora