•XIII•

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Después de llorar tanto, fue a buscar consuelo con Aokbab. La heladería estaba vacía para su suerte. Él entró con un rostro completamente devastado.

Aokbab estaba limpiando la barra con un pañuelo. -Miren quién entró. Mi padre favorito.- Ella bromea de nuevo, con una sonrisa ladina. Su sonrisa desaparece al ver al padre devastado.

-Oh cariño, ven aquí.- Ella sale de detrás de la barra a abrazarlo en cuánto él camina hacia ella.

-Me mintió... Él me mintió...- El padre llora sin explicarle la situación a ella aún.

-Ya, ya, cariño... Estás aquí.- Ella trata de consolarlo. Acariciándole el cabello con una mano. Abrazándolo con un brazo. -Estás aquí.- Ella susurra como último aunque no sabe qué es lo que le ocurre al padre.

Pasan unos minutos hasta que ellos dos están sentaditos en el almacén. El padre está bebiendo demasiado de su frappé. Ella lo mira. -Siempre tomas demasiado una vez comienzas el sorbo. Por eso se te sube al cerebro.- Comenta la chica, dándole un empujoncito a su cabeza con un dedo. La cabeza del padre se mueve a un lado e aún así, no deja de tomar del sorbete. Parece un niño pequeño. La muchacha ríe con él antes de mirar hacia la nada frente a ellos.

Como un niño serio, el padre deja de beber del frappé para suspirar frustrado. Las espaldas de ambos están contra una de las paredes crema del almacén.

-Fui violado una vez. En una fiesta.

Gulf comienza. La chica abre sus ojos en grande viéndolo con mucha preocupación.

-¿Tú...?

-Mjm.

-¿Por eso eres serio? Yo sólo soy seria porque soy antisocial. Lo siento mucho.

-Tranquila.

-¿No te hiere hablar de eso?

-Duele. Aunque prefiero no demostrar ese dolor.

La chica escucha atentamente.

-Mew estaba en esa fiesta aparentemente. En esa habitación en la que fui violado. Me contó que estaba encerrado en el armario y, que, vio todo. Él pudo haberme salvado de eso, pero el miedo lo congeló. Me vio gritar, me vio... Sentir la desesperación más grande y asfixiante del mundo... Aún así, su miedo lo retuvo ahí. Cuando el chico terminó de hacérmelo..., vino mi mejor amigo. Él se sintió culpable de todo. Un día me llamó pidiendo perdón. Yo le suplicaba que se calmara pero justo ahí colgó. El día después, resultó que él saltó del techo de su edificio.

Aokbab inhaló el aire del almacén con tristeza ahora desviando su mirada a sus zapatos.

-Tal vez si Mew me hubiera salvado... Mi mejor amigo no se habría suicidado. ¿Hago mal en pensar así?

-No,- Ella niega con la cabeza viendo al moreno con tristeza mientras coloca su mentón en él hombro derecho de su nuevo amigo no mundano. -pero pienso que Mew no tiene la culpa de que tu amigo se suicidara. Tal vez sí de lo demás,... A lo que quiero llegar es que: no fue su intención que tu amigo se suicidara. Con todo y eso, aún tienes derecho a enojarte. Sólo quise darte... Una sutil aclaración.

La chica menciona con una sonrisita de labios antes de succionarlos en una final línea mirando al padrecito con timidez. Este suspira desviando la mirada hacia la nada frente a él.

-Por favor no te enojes conmigo por lo que te acabo de decir. Por favor.- La chica ronronea como un gatito abrazándose de su brazo derecho para acurrucar aún más su cabeza en el hombro del padre.

-No estoy enojado contigo, tranquila. Sólo estoy pensando en lo que dijiste. Las verdades de otros deben ser analizadas para saber si son superiores o inferiores a las tuyas.

OH PADRE QUE ESTÁS EN LA IGLESIA•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora