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Domingo en la mañana

El padre despertó todo amargado apenas parpadeando sin quedarse dormido, sentado en su camita. Una batita negra puesta.

-Dios... Quiero seguir durmiendo...- Gulf se confiesa con un suspiro. Niega con la cabeza. -No, no... La pereza es del demonio. Es del...

Gulf deja caer su cabeza todo cabizbajo para roncar fuertemente. Sus ojitos cerrados.

La alarma a su lado suena tan fuerte que el pobre padre mueve sus brazos alrededor como un zombie buscando cerebros, ahora con los ojos en grande, y se cae de la cama por todos los bruscos movimientos que hacía con sus brazos.

-Auch...- El jadea, apenas abriendo sus ojitos de nuevo para mirar a la gaveta a su lado. La gaveta parece tambalear por el golpe del cuerpo ajeno. -No,- Gulf la regaña como si tuviese vida propia. Más se tambalea la gaveta. -no, no, ¡no--!

La gaveta dejo caer el artefacto de alarmas y le dio en la cabeza. Noqueando al padre.

El sonido de unas llamadas lo despiertan. Su visión borrosa. Acoplándose de a poco a que sigue tumbado en el suelo. Se sentó en su trasero ahora con un golpe rojizo en el su cien a la derecha. Miró la cama de enfrente. -Auch.- Él vuelve a decir, viendo a su lado el artefacto que le hizo daño. Volvió a mirar todo serio al teléfono que sonaba en la gaveta. Se puso de pie para tomar el teléfono entre sus manos.

Número Desconocido

-Si son los del hospital me haré el enfermo.- Murmura el padre antes de tomar la llamada, llevando el teléfono a su oreja.

-Hola, gatito.- Mew habla en la otra línea.

Gulf abre sus ojos sólo por un segundo antes de carraspear y volver a su rostro indiferente. Debe admitir que no se esperaba su llamada.

-Hola.

-¿Acabas de carraspear, gatito?

-Admito que no me esperaba tu llamada y, deja de llamarme así.- Gulf dice. Inesperadamente moviéndose al espejo colgado en una de las paredes de la habitación para peinarse sus flequillos.

-¿Te estás peinando el cabello?

Gulf dejó de peinarse sus flequillos. Miró a su alrededor con el ceño fruncido. No habían cámaras que él supiese de.

-¡Ja, ja, ja! Es broma, padre. Seguro no hacías eso por tu silencio.- Mew bromea.

-Sí,- Gulf dice nervioso alejando su mano libre de sus flequillos para posarla en su hombro derecho. -a qué llamas, de todos modos.

-Fui a la iglesia, padre. Pero no estás aquí. Hoy hay un gran número de personas, padre. Supongo que es porque... ¿Es domingo?- Mew pasa su lengua por sus labios para humedecerlos aunque Gulf no lo pueda ver. El mundano estaba parado al lado de las puertas de la iglesia.

-Sí. Mm, ¿no se supone que haya alguien cantando ahora mismo?

-Pues,- Mew se asoma para mirar el interior de la iglesia. -no hay nadie, padrecito. Excepto las personas.

Gulf aleja su teléfono para mirar a ver si tiene notificaciones y efectivamente: tiene dos mensajes sin leer de Rathavit.

OH PADRE QUE ESTÁS EN LA IGLESIA•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora