•III•

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Gulf rueda los ojos, saltando sus hombros para que el chico carismático no siguiese abrazándolo. -Mejor... Pruebo abrazándome solo.- El amargado padre responde con indiferencia abrazándose como un cachorrito con el ceño fruncido enojado con el mundo. Mew le mantiene los ojos encina con una sonrisa, regresando a su puesto: al lado del padre. Se abraza así mismo también.

-Tienes razón.- El padre murmura frotándose los brazos con sus manos.

-¿Me perdí de algo?- Contesta el carismático Mew volteando su rostro a verlo con el ceño fruncido, sus labios entreabiertos sólo un poquito.

-Es cálido.- El padre murmura. Eso hace sonreír a Mew, quién se le queda viendo con esa sonrisita estúpida de labios.

-¿Está cálido, padre?

-No lo arruines. Mantén la boca cerrada.

-Como usted diga, padrecito.

Mew le dice en un tono tan bajo que suena sensual, coqueto, a la vez que humorístico. Alejó sus ojos del padre a la calle frente a ellos. El padre dejó de mirar la calle para mirarlo a la cara. Lo miró por unos segundos con seriedad. Mucha, seriedad. Casi como si esos ojos estuvieran haciéndole un análisis físico.

-¿Estás mirándome fijamente, padrecito?- Mew le pregunta ahora volviendo sus ojos al padrecito quién vuelve a mirar rápidamente a la calle con ojitos grandes por casi ser descubierto.

-No, yo no. Señor reprenda. ¿Por qué estaría viéndote? No digas estupideces del diablo.

-Todos culpan al diablo,- Mew bufa una risa mientras mira hacia el frente con incredulidad.

-¿Dices que no se debe hacer?- El padre réplica volteando su mirada a él.

-No,- Mew desata su abrazo de sí mismo para alzar sus manitas frente a su pecho en su defensa. Con los ojos en grande viendo el suelo antes de mirarlo, bajando su manos. -pero pienso que... Él da la idea de la maldad... Está de la persona si completa esa idea. Está de esa persona si ocurre algo malo. Yo ahora mismo podría ser el mismo diablo,- Mew asoma su rostro al del padre. Ambos se ven con una tensión enorme. -pero decido no serlo. No lo había visto de esa forma, ¿padre?

Mew murmura cerca de sus labios pronunciando cada palabra como si sus labios pudiesen alcanzar los del padre por el acecho que estos hacen con los contrarios. El padre mira los labios y devuelta a los ojos de aquel hombre.

-No,- Responde el padre. -no lo habías visto así.

Mew retrocede con una sonrisa de labios traviesa para cortar con la tensión.

-A veces los cristianos pueden aprender de los mundanos.

Mew dice sin dejar de verlo. El padre asiente, volviendo a mirar a la calle.

-¿Seguro que no me seguiste?- El padre insiste ahora mirándolo con el ceño fruncido.

-Padre, muchas personas se pueden encontrar muchas veces en un día.

-De una en cien.

-Y si persigues a alguien es más probable que la pierdas.

-No si eres atento.

Gulf da la última palabra antes de que salga un hombre borracho de la carpa. Ambos miran al hombre que va saliendo cojo de ese lugar.

-Hagamos algo. Sigamos a ese hombre.- Mew propone.

-¿Para qué?

-Para ver si lo perdemos de vista o no.

-Esto es estúpido. Además, está cojeando.

OH PADRE QUE ESTÁS EN LA IGLESIA•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora